¡®Fancam¡¯, la campa?a de la gente corriente
Los mensajes pol¨ªticos m¨¢s aut¨¦nticos que estamos descubriendo estos meses en las redes sociales no se cocinan en los despachos de los gur¨²s del ¡®marketing¡¯ digital, sino que nacen de los ciudadanos de a pie
El ¨²ltimo sobresalto que nos han deparado las redes sociales en materia de comunicaci¨®n pol¨ªtica procede de un estudio del Instituto para el Di¨¢logo Estrat¨¦gico (ISD) que acaba de documentar c¨®mo el algoritmo de recomendaci¨®n de TikTok es un aliado providencial para redes de neonazis y supremacistas en la difusi¨®n de su propaganda y la captaci¨®n de nuevos miembros. La investigaci¨®n se centra en el an¨¢lisis de 200 cuentas ultras que replican el mismo contenido, se siguen unas a otras, comparten publicaciones similares, explotan la capacidad viralizadora de la plataforma y eluden los sistemas de moderaci¨®n al cambiar ligeramente las letras de algunos t¨¦rminos sensibles. Como destacan los autores del estudio, TikTok hace gala de una sorprendente falta de reactividad a la hora de acabar con la red ultra. Lejos de abordar el problema en su conjunto, se limita a suspender algunas cuentas que r¨¢pidamente se replican en otras iguales.
Sin embargo, resulta parad¨®jico que, mientras el odio instala a una parte de la juventud en ideolog¨ªas extremas que cre¨ªamos del pasado, tambi¨¦n los sentimientos en positivo emergen como una alternativa cohesionadora para la pol¨ªtica en TikTok. Se trata de la fancam, la revuelta de los usuarios an¨®nimos. Las campa?as pol¨ªticas m¨¢s aut¨¦nticas que estamos descubriendo estos meses en las redes sociales no se cocinan en los despachos de los gur¨²s del marketing digital, sino que nacen de la gente de a pie. En virtud del fen¨®meno fancam, los simpatizantes de un partido, un candidato o una idea dan forma a una campa?a electoral ¡°paralela¡±. Sus publicaciones contienen todos los c¨®digos que las convierten en positivas y virales: el uso de v¨ªdeo, una edici¨®n sencilla con im¨¢genes del candidato, un punto de humor y el apoyo de una m¨²sica pegadiza que es tendencia. Es decir, algo relativamente sencillo para los millones de usuarios de redes sociales que llevan a?os acumulando destreza y creatividad narrativas. El movimiento es espont¨¢neo, emerge inicialmente fuera de las estructuras y directrices de partido y acaba ocupando una parte de la conversaci¨®n pol¨ªtica reservada hasta ahora a los actores del matonismo en las redes sociales.
En Francia, el fen¨®meno fancam consigui¨® movilizar, el pasado junio, a una parte del electorado de izquierda tras la victoria en los comicios europeos del partido ultra Reagrupamiento Nacional, lo que llev¨® al presidente Emmanuel Macron a convocar elecciones legislativas anticipadas. Un ej¨¦rcito de usuarios an¨®nimos, preocupados ante la perspectiva de un Gobierno de extrema derecha, volcaron en TikTok, X e Instagram numerosos montajes de v¨ªdeo con im¨¢genes divertidas o humor¨ªsticas de los candidatos de los partidos que se unieron en el Nuevo Frente Popular. De esta manera consiguieron generar una nueva comunidad digital y restar protagonismo a Jordan Bardella, el candidato del partido de Le Pen, que durante a?os ha trabajado concienzudamente su imagen en TikTok, donde atesora dos millones de seguidores.
Quien tenga alguna duda de c¨®mo el fancam, a caballo entre la cultura pop y la pol¨ªtica, es capaz de acelerar decisivamente las din¨¢micas de la campa?a de un candidato, puede darse una vuelta por las poderosas redes de apoyo a Kamala Harris que miles de ciudadanos estadounidenses, en su mayor¨ªa mujeres, est¨¢n tejiendo en TikTok o Instagram desde que el pasado 22 de julio el presidente Biden renunciase a ser candidato. Los primeros compases de la campa?a de Harris nos permiten descubrir c¨®mo empiezan a generarse sinergias digitales entre la vicepresidenta candidata y muchas comunidades, como las legiones de seguidoras de la estrella Taylor Swift. As¨ª ha sucedido con el reci¨¦n creado Swifties por Harris, un movimiento que pretende aprovechar todas su fuerza movilizadora para apoyar a la candidata dem¨®crata y convertirse en una sede electoral m¨¢s.