Ah¨ª est¨¢ la ciudad sobre la colina
Con Trump vencedor, una negra cortina iba a caer indefectiblemente entre Estados Unidos y el resto del mundo democr¨¢tico. Con Harris renace un mito que ha guiado la proyecci¨®n internacional de la superpotencia americana
Todas las miradas se dirigen de nuevo hacia la ciudad sobre la colina. En un mes todo ha cambiado. Donald Trump ha perdido la iniciativa. No sabe c¨®mo enfrentarse al torrente de emociones positivas desencadenado por Kamala Harris. Aunque todav¨ªa igualados en las encuestas, la atm¨®sfera ya ha virado en favor de la dem¨®crata. No puede excluirse una victoria de Trump como la de 2016, pero ser¨¢ en cualquier caso en unas elecciones fieramente disputada...
Todas las miradas se dirigen de nuevo hacia la ciudad sobre la colina. En un mes todo ha cambiado. Donald Trump ha perdido la iniciativa. No sabe c¨®mo enfrentarse al torrente de emociones positivas desencadenado por Kamala Harris. Aunque todav¨ªa igualados en las encuestas, la atm¨®sfera ya ha virado en favor de la dem¨®crata. No puede excluirse una victoria de Trump como la de 2016, pero ser¨¢ en cualquier caso en unas elecciones fieramente disputadas, que dif¨ªcilmente entregar¨¢n el poder al partido trumpista en todas las instituciones: Congreso, Senado, cargos locales y estatales.
Este es el dato m¨¢s relevante para la futura pol¨ªtica exterior de Estados Unidos. Con Trump vencedor de Joe Biden, una negra cortina iba a caer indefectiblemente entre Estados Unidos y el resto del mundo democr¨¢tico. Con Harris, renace un mito que ha guiado la proyecci¨®n internacional de la superpotencia americana, el de una naci¨®n que se ofrece al mundo como modelo y cuenta como amigos a los pa¨ªses dem¨®cratas y liberales. Como vicepresidenta de Biden, a Harris se le supone una pol¨ªtica exterior similar. No hay dudas respecto al compromiso con Ucrania y a su fiabilidad como primer socio de la OTAN y aliado de Jap¨®n, Corea del Sur y Taiw¨¢n, que no es poco si se compara con la hostilidad de Trump hacia cualquier alianza permanente.
Aparentemente, tampoco las ofrece la guerra de Gaza. En poco difieren de Biden las palabras de Harris sobre Israel ante la Convenci¨®n Dem¨®crata. Ante todo, el derecho de Israel a defenderse y la garant¨ªa de Estados Unidos de que tendr¨¢ los medios para hacerlo. A la vez, la urgencia de la tregua y de la liberaci¨®n de los rehenes. Y en el fondo, la salida obligada que Benjam¨ªn Netanyahu elude a toda costa, el Estado palestino al lado de Israel, ¡°en el que los palestinos puedan gozar de su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminaci¨®n¡±. Marcaron la diferencia las calles de Chicago, donde las protestas en favor de Palestina no han cumplido las alarmistas expectativas levantadas cuando Biden era todav¨ªa candidato. No quer¨ªan votar a Biden, pero terminar¨¢n votando a Harris.
Biden es la imagen de una creciente debilidad, sobre todo ante Netanyahu. Harris en cambio cultiva la fortaleza. No quiso recibir en julio al primer ministro israel¨ª en el Congreso, al que se dirigi¨® invitado por los republicanos. En Chicago ha mostrado su contundente disposici¨®n como comandante en jefe: ¡°Asegurar¨¦ que Estados Unidos tenga siempre la mayor y m¨¢s letal fuerza militar del mundo. No me arrugar¨¦ ante los tiranos y los dictadores como Kim Jong-Un, a los que Trump apoya¡±.
Si hay cambios en pol¨ªtica exterior se deber¨¢n a las distintas circunstancias y a la personalidad y car¨¢cter de cada uno. Biden, como Trump, pertenece por edad y or¨ªgenes a un mundo que se va. Kamala Harris, como Barack Obama, se parecen m¨¢s al mundo tal como es hoy y ser¨¢ ma?ana, plural, multicultural y mestizo.