Feij¨®o cambia su estrategia de derribo
El PP desear¨ªa alejar a Junts y al PNV de la mayor¨ªa que apoya a Pedro S¨¢nchez
Alberto N¨²?ez Feij¨®o comienza el curso con una nueva estrategia para derribar el Gobierno: la amnist¨ªa, esa que ven¨ªa a liquidar Espa?a, est¨¢ ya pasada de moda en las filas de la derecha, y el nuevo mantra es que el presunto ¡°cupo catal¨¢n¡± resulta peor porque toca el bolsillo de los espa?oles. Los relatos van mutando despu¨¦s de que ...
Alberto N¨²?ez Feij¨®o comienza el curso con una nueva estrategia para derribar el Gobierno: la amnist¨ªa, esa que ven¨ªa a liquidar Espa?a, est¨¢ ya pasada de moda en las filas de la derecha, y el nuevo mantra es que el presunto ¡°cupo catal¨¢n¡± resulta peor porque toca el bolsillo de los espa?oles. Los relatos van mutando despu¨¦s de que el PSOE haya dado la puntilla al proc¨¦s. De hecho, el PP sabe que el independentismo no est¨¢ tan satisfecho con Pedro S¨¢nchez, de forma que parte de la ofensiva popular se centra en c¨®mo alejar a Carles Puigdemont y al PNV de la mayor¨ªa de la investidura.
La v¨ªa m¨¢s efectiva parece avivar contradicciones entres esos socios. No es casual que el portavoz popular, Miguel Tellado, se embarrara hace pocos d¨ªas en un rifirrafe con el PNV sobre si el Gobierno deb¨ªa comparecer en el Congreso para explicar su posici¨®n sobre Venezuela. A los peneuvistas les duele que les metan en el saco de Podemos o que se dude de su compromiso con la democracia en Latinoam¨¦rica. M¨¢s suerte podr¨ªa tener el PP con Junts. Pese al show de Carles Puigdemont, el vicesecretario popular Esteban Gonz¨¢lez Pons insisti¨® en que ellos pueden hablar con todos los partidos, sin plantar a Junts por esa finta a los Mossos. Ideol¨®gicamente, tampoco dejan de acercarse: Puigdemont se present¨® a las elecciones catalanas con un programa de bajadas de impuestos, parecidas a las de los barones populares.
El PP quiere incidir en los posibles agravios que puede suponer para Junts y el PNV apoyar a S¨¢nchez. No es que hasta la fecha no haya notorias contradicciones: ERC y Bildu siempre han estado m¨¢s cerca del bloque progresista que sus competidores, pero para Junts y el PNV apoyar a este Gobierno ten¨ªa una utilidad: de un lado, la amnist¨ªa; del otro, revalidar el poder en Euskadi. Ahora bien, nada es inamovible, y si Feij¨®o no puede tumbar al PSOE, pese a ganarle las elecciones, es l¨®gico que intente fragmentar la mayor¨ªa que le apoya.
De momento, el PP tiene m¨¢s donde rascar en el caso de Junts. Por ejemplo, la batalla de Puigdemont contra el Tribunal Supremo por la amnist¨ªa es solo la punta del iceberg. Menos de un centenar de las 486 personas que, seg¨²n los datos de la Fiscal¨ªa, pueden ser beneficiarias de la norma, han sido amnistiadas, entre ellas unos 40 activistas por la independencia y 50 polic¨ªas, seg¨²n los c¨¢lculos de este diario. Incluso, hay otros fiascos: Junts tampoco ha logrado la oficialidad del catal¨¢n en la Uni¨®n Europea, pese a los intentos de Exteriores. Con todo, ser¨ªa raro ver a Puigdemont reconociendo sus carencias en p¨²blico porque la pol¨ªtica actual va de relatos, y un Gobierno del PSOE todav¨ªa le renta mientras se pueda seguir tramitando la amnist¨ªa en los tribunales.
Sin embargo, existe un elemento que puede acercar decisivamente a Junts y al PP a largo plazo: el debate sobre la nueva financiaci¨®n para Catalu?a. ERC necesitaba un argumento para vender a sus bases que apoyaran la investidura de Salvador Illa, y el Gobierno ya ha rebajado los anhelos de los republicanos dejando claro que lo pactado no supondr¨¢ ning¨²n concierto econ¨®mico. Ahora bien, las expectativas son tan altas que si la ¡°nueva financiaci¨®n¡± acaba decepcionando, la pasarela estar¨¢ puesta para que el Junts resultante de la amnist¨ªa venda a los suyos que de este PSOE no se puede esperar demasiado, de manera que los populares sean vistos como un mal menor.
Hay un segundo factor que aproxima a Junts al PP: algunas pol¨ªticas promovidas por el PSOE y Sumar son percibidas como invasivas del autogobierno de las comunidades aut¨®nomas. Por ejemplo, se ha reducido a ¡°racismo¡± que populares y Junts tumbaran, junto a Vox, la reforma de la ley de extranjer¨ªa. Ahora bien, existe otra lectura: la reforma daba m¨¢s competencias al Gobierno para obligar a las comunidades a aceptar menores migrantes, sin tener aquellas la financiaci¨®n suficiente asegurada. Y no ser¨ªa la primera vez que este Ejecutivo abre debates centralistas sobre la reducci¨®n de competencias auton¨®micas frente al Estado. Por ejemplo, una armonizaci¨®n de impuestos entre autonom¨ªas servir¨ªa a ese mismo prop¨®sito, algo que ERC ha saludado en el pasado, y no as¨ª el PP regionalista de Feij¨®o, a sabiendas de que su mayor fortaleza son sus barones territoriales.
Si el PSOE cree que los socios est¨¢n atados por la existencia de Vox, las correlaciones pol¨ªticas pueden cambiar para la siguiente legislatura. Precisamente, lo que m¨¢s le preocupa tanto a Junts como al PNV no es tanto el color del Ejecutivo de turno, como aumentar su autogobierno. Ya lo dijo el entonces l¨ªder peneuvista, Xabier Arzalluz, en 1996: ¡°He conseguido en 14 d¨ªas m¨¢s con Aznar, que en 13 a?os con Felipe Gonz¨¢lez¡±. S¨¢nchez deber¨ªa tomar nota de que la mayor¨ªa que le apoya no es un todo, sino una suma interesada de las partes.
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