Errar el tiro
Los lectores escriben sobre la xenofobia, la conciliaci¨®n familiar, la financiaci¨®n auton¨®mica y el desinter¨¦s por la m¨²sica cl¨¢sica
Ernest hab¨ªa estado muy enfermo y necesit¨® hipotecar su vida para pagar el tratamiento en su pa¨ªs. Lleg¨® de Ghana hace dos a?os, ya casado conmigo, sano y con muchas ganas de trabajar. En este tiempo, entre las clases de espa?ol, la autoescuela y las visitas de seguimiento al onc¨®logo solo hab¨ªa conseguido alg¨²n contrato precario. Afortunadamente, lleva un par de meses en un nuevo trabajo, con un salario suficiente y unas condiciones justas. El otro d¨ªa me dijo que no puedo imaginar la satisfacci¨®n que siente de tener por fin un sueldo digno con el que pagar impuestos en Espa?a, pa¨ªs al que est¨¢ tan agradecido por su sanidad p¨²blica; lo orgulloso que est¨¢ de colaborar con esta sociedad en la que un m¨¦dico se preocupa por su salud sin extender una factura a cambio. Sin embargo, lo crean o no, cuando Ernest sube a un autob¨²s, la mayor¨ªa de la gente se sujeta, intranquila, los bolsos y las carteras. Claramente, como sociedad, estamos errando el tiro.
Sandra Est¨¦vez Carrera. Valencia
Conciliadora vuelta al cole
Mis hijos volvieron el lunes al colegio. Me fui con el est¨®mago encogido porque no pod¨ªa estar con ellos en un d¨ªa tan importante como ese. ¡°Mam¨¢ y pap¨¢ tienen que trabajar¡±, les expliqu¨¦. Realmente, lo digo para autoconvencerme de esa mentira que nos han hecho tragar a quienes intentamos conciliar. Y ¡°demos gracias¡±, nos dicen, ya que tenemos suerte por disponer de unos abuelos que, con la poca energ¨ªa de una edad avanzada, hacen esfuerzos tit¨¢nicos para acompa?ar a esos ni?os de dos y de cinco a?os y reemplazar a sus padres. Este sistema todav¨ªa no comprende que ellos nos necesitan a nosotros y nosotros a ellos. La conciliaci¨®n sigue siendo inexistente y sobrevivimos a costa de su infancia. Basta ya, que luego llenamos los titulares de la baja natalidad en Espa?a y a¨²n nos extra?amos.
Carla Belda Rubio. Valencia
La paguita riojana
Ahora que la financiaci¨®n auton¨®mica se encuentra en el ojo del hurac¨¢n, conviene recordar la contradicci¨®n en que incurren algunas comunidades. Todas buscan mejorar su tajada estatal, sin dejar de culpar a la Administraci¨®n central de que no les llega lo suficiente para cubrir sus servicios b¨¢sicos. Eso s¨ª, algunas no dudan luego en ponerse medallas por rebajar impuestos o regalar primas a tutipl¨¦n. De muestra, una paguita: el Gobierno de La Rioja acaba de conceder ayudas directas de entre 2.100 y 2.700 euros a todos los aut¨®nomos riojanos, con independencia de sus ingresos, una partida total de 55 millones de euros, que se dice pronto.
Gonzalo de Miguel Renedo. Logro?o
No s¨¦
El 17 de agosto estuve en Mestalla viendo el Valencia-Barcelona. Tres datos: la entrada me cost¨® 150 euros (no era la m¨¢s cara); el estadio tiene una capacidad de 49.430 espectadores, estaba lleno. El pasado martes estuve en el Auditorio Nacional escuchando a una de las mejores pianistas del mundo, Yulianna Avdeeva, la primera mujer que gan¨® el concurso Chopin despu¨¦s de que lo ganara Martha Argerich en 1965. Tres datos: la entrada m¨¢s cara costaba 37 euros; el Auditorio suma 2.324 asientos, estaba medio vac¨ªo. No s¨¦.
Rafael Prado Mas. Torrelodones (Madrid)
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