El naufragio de Yolanda D¨ªaz
La vicepresidenta solo es el s¨ªntoma de que ya no existe proyecto ambicioso a la izquierda del PSOE
Yolanda D¨ªaz atraviesa el momento m¨¢s d¨¦bil de su liderazgo pol¨ªtico. Es dif¨ªcil saber qu¨¦ utilidad tiene la vicepresidenta para aglutinar el bloque de investidura, mientras el Gobierno no deja de encadenar derrotas en el Congreso. Sin embargo, D¨ªaz solo es el s¨ªntoma de que ya no existe proyecto ambicioso a la izquierda del PSOE, ...
Yolanda D¨ªaz atraviesa el momento m¨¢s d¨¦bil de su liderazgo pol¨ªtico. Es dif¨ªcil saber qu¨¦ utilidad tiene la vicepresidenta para aglutinar el bloque de investidura, mientras el Gobierno no deja de encadenar derrotas en el Congreso. Sin embargo, D¨ªaz solo es el s¨ªntoma de que ya no existe proyecto ambicioso a la izquierda del PSOE, sino grup¨²sculos que pugnan por conservar sus altavoces o nichos, ajenos a remar por la obra de conjunto del Ejecutivo. Y ello explica en parte por qu¨¦ esta legislatura se ha empezado a escorar hacia la derecha.
Basta observar el estado actual de Sumar y Podemos. Los primeros est¨¢n en el Consejo de Ministros de forma casi testimonial. Su presencia no sirve para que se avance en pol¨ªticas urgentes, como la vivienda. Incluso, figuras referentes de ese espacio ?¡ªSira Rego, Pablo Bustinduy o Ernest Urtasun¡ª pasan desapercibidos en debates clave como la cuesti¨®n migratoria, mientras D¨ªaz padece una estructural crisis de autoridad, incapaz de entenderse con Ione Belarra, ni de liderar a sus confluencias, como ilustra el mel¨®n de la financiaci¨®n auton¨®mica. Tampoco lo har¨ªa mejor Podemos. Estos se conforman con muy poco tras dejar el Gobierno: conquistar alg¨²n espacio medi¨¢tico donde amplificar dejes populistas, intentar rascar m¨¢s votos en su pugna con Sumar, aunque les supere Alvise P¨¦rez, o seguir esparciendo relatos cafeteros sobre la invasi¨®n de Ucrania o las elecciones en Venezuela. En definitiva, la izquierda a la izquierda del PSOE se ha vuelto una amalgama fragmentada, acomodaticia, o de fetiches, s¨ªrvase cada uno lo que considere, pero carece de proyecto reconocible como fuerza de choque, ni para mejorar al Ejecutivo, ni en el plano ideol¨®gico, ni para aglutinar a la coalici¨®n que apoya al Gobierno.
As¨ª que la legislatura se est¨¢ desplazando a la derecha y no solo es por un factor contextual, como el auge de temas que favorecen a Vox, o porque Junts y PNV est¨¦n en plan d¨ªscolo acerc¨¢ndose a Alberto N¨²?ez Feij¨®o. Los competidores del PSOE ¡ªSumar, Podemos¡ª no tienen ahora capacidad, ni tal vez inter¨¦s, en ser decisivos para el conjunto de la izquierda: ya sea porque procuran no hacer ruido improductivo, como era t¨ªpico de la anterior coalici¨®n, o por mantener una parcela de adeptos desde fuera. Y mientras tanto, la derecha es m¨¢s h¨¢bil atray¨¦ndose a Junts o al PNV en muchas votaciones, como se est¨¢ viendo, o incluso, marcando la agenda.
Sin embargo, hubo un tiempo en que la izquierda a la izquierda del PSOE s¨ª se esforzaba por un proyecto integral, por ejemplo, intentando captar a los socios plurinacionales. D¨ªaz visit¨® a Carles Puigdemont en Bruselas al inicio de esta legislatura. Pablo Iglesias logr¨® en 2018 convencer al PDeCAT para que apoyara la moci¨®n de censura contra Mariano Rajoy. Ahora bien, las contradicciones entre esa izquierda y los nacionalistas no han parado de crecer desde entonces, ahondando la distancia respecto a ellos. Podemos fue muy beligerante contra el PNV en las ¨²ltimas elecciones vascas por un tema de r¨¦dito en votos. Las confluencias de Sumar, como Chunta Aragonesista y Comprom¨ªs, ya han puesto el grito en el cielo porque les parece ¡°injusto¡± el presunto cupo catal¨¢n que reivindica ERC. Por tanto, de poco sirve que ??igo Errej¨®n cargue tintas contra Junts porque este no apruebe las leyes progresistas. Puigdemont est¨¢ frustrado porque no se le aplica la amnist¨ªa ¡ªde ah¨ª los ¨²ltimos varapalos parlamentarios contra el PSOE¡ª y tampoco nadie en Sumar ejerce un papel eficaz de mediaci¨®n en el pulso que el l¨ªder independentista est¨¢ librando contra el presidente S¨¢nchez.
Segundo, la legislatura est¨¢ girando a la derecha porque Sumar no sirve de contrapeso en la izquierda. Que la ministra M¨®nica Garc¨ªa diga que el exministro Jos¨¦ Luis Escriv¨¢ es una persona ¡°maravillosa¡± para dirigir el Banco de Espa?a, o que la fiscalizaci¨®n de Sumar sea nula sobre el caso ?balos, deja mucho de desear en un espacio que ven¨ªa a corregir los defectos del bipartidismo. El Partido Popular se vuelve entonces la ¨²nica oposici¨®n de facto, mal que pese, aunque esa impugnaci¨®n podr¨ªa evitarse reservando el debate para dentro del propio Gobierno. Es m¨¢s, basta con salir a la calle y preguntar en qu¨¦ es hoy el Ejecutivo distinto por ser de coalici¨®n y no de partido ¨²nico. No solo es que S¨¢nchez se haya comido el espacio de D¨ªaz hablando de desigualdad, de los ricos o de los poderosos, es que la vicepresidenta tampoco tiene un nicho propio, ni nunca lo tuvo.
En consecuencia, la zozobra de una legislatura que se est¨¢ escorando a la derecha es tambi¨¦n consecuencia de la crisis de la izquierda a la izquierda del PSOE, de su incapacidad de influencia social en el plano ideol¨®gico, o estrat¨¦gica en las votaciones del Parlamento. Es Sumar quien ten¨ªa la misi¨®n de cerrar filas entre sus confluencias, y de ejercer de nexo frente al independentismo cuando este no se entendiera con el PSOE, como una vez hizo Iglesias. Esta vez no vale culpar a Podemos, las responsabilidades est¨¢n en la coalici¨®n de Gobierno: entre otros factores, es tambi¨¦n el naufragio pol¨ªtico de Yolanda D¨ªaz como l¨ªder pol¨ªtica y vicepresidenta.