Sin margen para el error tras la dana
El malestar de los vecinos afectados debe constituir una llamada seria de atenci¨®n para todos los actores involucrados en la gesti¨®n de la crisis
Los afectados por una desgracia natural de dimensiones todav¨ªa no bien perimetradas, como la ocurrida en Valencia, van acumulando tensi¨®n y mucha frustraci¨®n. Los que han sobrevivido a la tragedia celebraron haberse salvado, pero ahora ya son plenamente conscientes del infierno que representa haberlo perdido casi todo. En este contexto, los grupos de ultraderecha utilizaron el cansancio, la impotencia y la desesperaci¨®n de las v¨ªctimas para desatar un torrente de hostilidad verbal y f¨ªsica durante la visita a Paiporta de los Reyes, el presidente del Gobierno y el presidente de la Generalitat de Valencia. ¡°Entiendo la indignaci¨®n social y por supuesto me quedo a recibirla¡± dijo Carlos Maz¨®n. Sonar¨ªa razonable si no fuera porque ya sabemos qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s del alboroto. La funci¨®n de quien est¨¢ al frente de la gesti¨®n de una crisis no es recibir insultos, ni zarandeos, ni barro en la cara. La misi¨®n de la pol¨ªtica es hacerse cargo de los problemas y denunciar cualquier f¨®rmula de protesta que conduzca al desorden.
A la vista de las im¨¢genes que han recogido las c¨¢maras, parece claro que la visita de las autoridades a la zona cero quiz¨¢s no fue una decisi¨®n prudente. Soy consciente de que no es f¨¢cil calibrar cu¨¢ndo y c¨®mo las instituciones con un valor de representaci¨®n, como es el caso de la Corona, deben acudir al lugar de la tragedia para acompa?ar a los afectados. No es ahora, en todo caso, el momento de elevar este asunto a categor¨ªa para el an¨¢lisis y menos a¨²n brindar este argumento a los que quieren erosionar el sistema. Basta con que el incidente sirva para sacar algunas lecciones. Y es que la noble voluntad de trasladar consuelo a las v¨ªctimas debe ser debidamente ponderada con el riesgo que entra?a convertir cualquier visita institucional en una expresi¨®n a?adida de cierto descontrol o caos de la acci¨®n pol¨ªtica, especialmente si hay agentes disruptivos encargados de aprovechar cualquier oportunidad para hacerlo.
Con todo, el malestar de los vecinos bienintencionados y afectados por la dana debe constituir tambi¨¦n una llamada seria de atenci¨®n para todos los actores involucrados en la gesti¨®n de la crisis. Me refiero a los Gobiernos (central y auton¨®mico) y a la oposici¨®n, cuyo l¨ªder no ha estado siempre acertado en sus declaraciones. Todos est¨¢n llamados a cooperar de manera leal y sin buscar el c¨¢lculo pol¨ªtico para poner soluciones de presente y de futuro a todos los problemas que ha dejado el paso por Valencia de un fen¨®meno que el cambio clim¨¢tico har¨¢ m¨¢s habitual en algunas partes de Espa?a. El presidente de Valencia ha querido que la Generalitat asuma para s¨ª la responsabilidad directa de pilotar una crisis de envergadura sobre la que ya se acumulan evidencias de algunos fallos cometidos. Lo har¨¢ configurando una f¨®rmula de cogobernanza discutible a trav¨¦s de la creaci¨®n de cinco grupos de respuesta inmediata en el que los consellers del ramo pretenden coordinar a ministros en materia sanitaria, de infraestructuras, servicios sociales y vivienda, empleo y empresa e interior. El Gobierno de Espa?a, por su parte, ha rechazado ejercer las competencias que le permite la ley y atribuirse una responsabilidad de liderazgo en una emergencia de claro inter¨¦s nacional, para la que est¨¢, sin duda, mejor capacitado. Aunque habr¨¢ tiempo de valorar el acierto o lo errado de aquello que ya se ha decidido, parece obvio que los ¨¢nimos en Valencia no dejan margen para el error. Lo saben los unos y los otros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.