El narcisismo sin control de Ayuso (y de M?R)

Cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, lleva desdibujada demasiado tiempo, necesita como los yonquis un chute fuerte de adrenalina para volver a la escena p¨²blica, atraer la atenci¨®n, suscitar respuestas en catarata en Twitter o empujar art¨ªculos como este mismo. No es magia, es c¨¢lculo; y no importa demasiado la causa que haya motivado su invisibilizaci¨®n medi¨¢tica y de redes durante un tiempo porque acabar¨¢ saltando a la yugular del hecho que sea para recuperar la atenci¨®n perdida durante d¨ªas o semanas. Puede ser ...

Cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, lleva desdibujada demasiado tiempo, necesita como los yonquis un chute fuerte de adrenalina para volver a la escena p¨²blica, atraer la atenci¨®n, suscitar respuestas en catarata en Twitter o empujar art¨ªculos como este mismo. No es magia, es c¨¢lculo; y no importa demasiado la causa que haya motivado su invisibilizaci¨®n medi¨¢tica y de redes durante un tiempo porque acabar¨¢ saltando a la yugular del hecho que sea para recuperar la atenci¨®n perdida durante d¨ªas o semanas. Puede ser una dana salvaje e in¨¦dita en nuestra historia, con m¨¢s de dos centenares de muertos y unas p¨¦rdidas materiales, emocionales y econ¨®micas incalculables; puede ser la elecci¨®n de un socio moral como Trump o puede ser cualquier otro pretexto ¨²til, tenga la magnitud tr¨¢gica que tenga. Pero ella acabar¨¢ apareciendo para rentabilizar pol¨ªticamente desde el agrio subsuelo de la subpol¨ªtica la situaci¨®n. Y a ella, o a ella y a M?R, es decir, su jefe de gabinete Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, por fin se les ha ocurrido c¨®mo hacerlo esta vez para que la sardina siga pegada a su ascua hasta putrefactarse: la culpa vuelve a ser de Pedro S¨¢nchez, de los catalanes y, sobre todo, de ese porcentaje minoritario de catalanes que siguen un criterio necolonial de apropiaci¨®n de Valencia, las Baleares y otros ¨¢mbitos de uso de la lengua catalana.

Lo tienen, por fin. Seg¨²n esta versi¨®n retorcidamente ag¨®nica, S¨¢nchez no mand¨® la ayuda militar a Carlos Maz¨®n, tanto si la necesitaba como si no, porque en la Comunidad Valenciana gobierna el PP, y el expansionismo colonialista catal¨¢n prefer¨ªa dejar que los valencianos se muriesen arrastrados por las riadas, claro que s¨ª, y si la mortandad es inhumana y la destrucci¨®n incomprensible (no lo entiende ni es capaz de computarlo ni siquiera el Consorcio de Seguros, que cifra los da?os siete veces por encima de cualquier otro episodio anterior), la causa ya la tenemos: el sanchismo no quer¨ªa exhibir que el Ej¨¦rcito de Espa?a ayuda a Valencia para no enfadar a los nacionalistas catalanes que consideran a la Comunidad Valenciana parte de su propio espacio natural. No son Maz¨®n ni sus largas siestas. Tampoco importan la alerta roja en plena madrugada de la Aemet ni la disposici¨®n de la UME a actuar: qu¨¦ va, pero si ya sabemos qui¨¦n estaba al mando de esos servicios.

Lo mejor es acertar directamente contra un objetivo que todo el mundo entiende a la primera: la sumisi¨®n de S¨¢nchez a los catalanes, el co?azo de los catalanes, otra vez li¨¢ndola, y esta vez en Valencia, porque seg¨²n Ayuso (y cabe suponer que avalada con la densa sutileza de vaso bajo de un bulldozer como Rodr¨ªguez), ellos est¨¢n detr¨¢s de la pat¨¦tica incompetencia de la gesti¨®n de Maz¨®n durante las horas interminables del d¨ªa 29 de octubre. Lo ha dicho Ayuso con su natural desparpajo en unas jornadas de trabajo del Comit¨¦ de Alcaldes del PP de Madrid, que es el sitio natural donde decir eso porque solo hay en torno a 80 alcaldes valencianos completamente desbordados por unas riadas que se han llevado a las personas y las vidas por delante. La insinuaci¨®n de que el Gobierno de Espa?a regate¨® los efectivos del Ej¨¦rcito espa?ol en Valencia para no contrariar a los catalanistas defensores de los Pa¨ªses Catalanes, adem¨¢s de ser contrastadamente falsa, delata un cinismo de gigante de la pol¨ªtica de campanario invertido, subterr¨¢neo, all¨ª donde fluyen las aguas m¨¢s insalubres.