La escombrera de imperios
En manos de las milicias yihadistas, ser¨ªa una paradoja y a la vez un milagro que estas trajeran la democracia a Siria
Las grandes guerras son sepultureras de imperios y parteras de nuevas naciones. As¨ª ha sido en los pasados siglos y no parece que vaya a ser distinto en el actual, cuando regresan las viejas y odiosas contiendas devoradoras de vidas, destructoras de ciudades y pa¨ªses enteros. A veces ocurre tambi¨¦n con guerras de alcance limitado, aunque intensas y aparentemente encapsuladas, como la de Siria, ...
Las grandes guerras son sepultureras de imperios y parteras de nuevas naciones. As¨ª ha sido en los pasados siglos y no parece que vaya a ser distinto en el actual, cuando regresan las viejas y odiosas contiendas devoradoras de vidas, destructoras de ciudades y pa¨ªses enteros. A veces ocurre tambi¨¦n con guerras de alcance limitado, aunque intensas y aparentemente encapsuladas, como la de Siria, que ha derribado la dictadura de Bachar el Asad en un abrir y cerrar de ojos.
Sucede as¨ª por la estrecha conexi¨®n entre escenarios b¨¦licos, los regionales de Gaza y luego L¨ªbano, y los globales, como Ucrania. Con la entrada en Damasco de las milicias rebeldes, se ha desplegado ante nuestros ojos el mapa de una confrontaci¨®n m¨¢s extensa en la que Rusia, incapaz de desplegar ej¨¦rcitos y bombarderos en dos escenarios a la vez, ha retrocedido como gran potencia con pretensiones mundiales e Ir¨¢n ha quedado definitivamente despose¨ªdo de su liderazgo religioso y pol¨ªtico sobre la entera comunidad de los creyentes musulmanes. El golpe quiz¨¢s es definitivo para Vlad¨ªmir Putin, que quer¨ªa enmendar ¡°la mayor cat¨¢strofe geopol¨ªtica del siglo XX¡±, es decir, la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el imperio que disput¨® y perdi¨® la guerra fr¨ªa tambi¨¦n en Oriente Pr¨®ximo.
Rusia se va y Estados Unidos, que todav¨ªa no se ha ido, tendr¨¢ en enero un presidente que mira estos sucesos con distancia y pasmosa indiferencia. No van con ¨¦l. Quiere retirar los 900 soldados estadounidenses, los pocos que quedan para combatir el Estado Isl¨¢mico. Todo debe volcarse en la gran disputa con China. Sobran otros esfuerzos. Frente a Rusia deber¨¢n asumirlos los europeos y frente a Ir¨¢n, Israel con Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes, Jordania y Egipto. Si hay que mandar soldados a morir, no ser¨¢n de Estados Unidos. Tampoco a la hora de pagar el gasto militar. La Casa Blanca trumpista solo tomar¨¢ cartas cuando est¨¦n en juego sus intereses o los de sus bases electorales. Para seguir ayudando a Israel, por ejemplo. O parar los pies a China.
Ham¨¢s, que prendi¨® la mecha, no calcul¨® hasta donde pod¨ªa llegar la destrucci¨®n. Inmol¨® a su poblaci¨®n y se inmol¨® ella misma. Alcanz¨® tambi¨¦n al L¨ªbano, que sufri¨® la en¨¦sima invasi¨®n israel¨ª, e hiri¨® de muerte las ambiciones hegem¨®nicas iran¨ªes. El mapa entero de la regi¨®n ha saltado por los aires. ?Qu¨¦ har¨¢n los guardianes de la revoluci¨®n jomeinista sin el arco de la resistencia chi¨ª, que alcanzaba hasta Israel a trav¨¦s de Siria, Irak y L¨ªbano? Todas sus milicias amigas han sufrido en sus carnes la larga mano de los servicios secretos israel¨ªes, su capacidad de infiltraci¨®n y su superioridad tecnol¨®gica. Una generaci¨®n entera de mandos militares y l¨ªderes pol¨ªticos, iran¨ªes, libaneses y palestinos, ha sido exterminada. La eficacia de las defensas a¨¦reas israel¨ªes y la aniquilaci¨®n de las defensas iran¨ªes han dejado al r¨¦gimen isl¨¢mico sin capacidad de respuesta ni de disuasi¨®n.
Se cierra un ciclo abierto en 1979 cuando el ayatol¨¢ Jomeini alcanz¨® el poder en Teher¨¢n. Los sun¨ªes han ganado la ¨²ltima batalla en su guerra eterna contra los chi¨ªes, pero no con la tutela saud¨ª preferida por Washington, sino la yihadista surgida de Al Qaeda, apadrinada ahora por Turqu¨ªa y Qatar. Si hubo alguna vez equilibrio de fuerzas respecto a Israel, ahora se ha roto. El r¨¦gimen jomeinista est¨¢ solo y desnudo. Crecientemente repudiado por su poblaci¨®n, est¨¢ abocado a estrechar la alianza de parias y perdedores con Rusia y Corea del Norte para suministros de armas y de carne de ca?¨®n. Tentado por el arma nuclear, la aceleraci¨®n ahora de su fabricaci¨®n puede atraer sobre s¨ª mayor destrucci¨®n e incluso conducir a su ca¨ªda.
No han nacido nuevas naciones todav¨ªa, pero hay dos, Kurdist¨¢n y Palestina, que se revuelven por existir, acosadas respectivamente por Turqu¨ªa e Israel, las vencedoras de esta guerra de 13 a?os. No hay buenos augurios para kurdos y palestinos con Trump en la Casa Blanca. Ya abandon¨® a los kurdos de Siria en su primera presidencia tras una llamada telef¨®nica de Erdogan, que le convenci¨® del car¨¢cter terrorista de su nacionalismo. ?Y qu¨¦ decir de los palestinos, con los antecedentes de quien les retir¨® la financiaci¨®n, cerr¨® su delegaci¨®n en Washington y entreg¨® a Israel las ¨²ltimas bazas negociadoras en manos de la Casa Blanca, como la capitalidad compartida de Jerusal¨¦n y el reconocimiento de las colonias jud¨ªas en Cisjordania?
Siria ha sido durante medio siglo el basti¨®n dictatorial de la estabilidad regional y ahora es la escombrera de los imperios en retirada y la presa de nuevas ambiciones imperiales. En manos de las milicias yihadistas de Hayat Tahrir el Shams, ser¨ªa una paradoja y a la vez un milagro que su caudillo, Abu Mohamed al Julani, fuera precisamente quien trajera la democracia, el pluralismo y el respeto de los derechos humanos, especialmente de las mujeres.