Ninguna regi¨®n de L¨ªbano escapa ya de los bombardeos israel¨ªes
El ej¨¦rcito ataca la ¨²nica zona del pa¨ªs que hasta ahora se consideraba relativamente a salvo de la ofensiva por su lejan¨ªa del frente del sur y del territorio israel¨ª
Tampoco en L¨ªbano queda ya ning¨²n lugar seguro. Los equipos de socorro concluyeron en la madrugada del martes las labores de rescate de las v¨ªctimas de un bombardeo israel¨ª de la v¨ªspera en Ain Yaqoub, en el que murieron al menos 14 personas y decenas resultaron heridas. Ese pueblo, situado a 124 kil¨®metros al norte de Beirut, est¨¢ en Akkar, la regi¨®n m¨¢s septentrional de L¨ªbano. Era la ¨²nica que no hab¨ªa sufrido ataques y que se consideraba relativamente segura por estar a m¨¢s de 200 kil¨®metros de la frontera con Israel, el frente principal de los combates. Esa seguridad ha resultado ser un espejismo.
Incluso antes de que el 23 de septiembre Israel desatara su campa?a de bombardeos masivos en el pa¨ªs, el discurso de los l¨ªderes y del ej¨¦rcito israel¨ª era que su enemigo no es L¨ªbano ni los libaneses, sino Hezbol¨¢, el partido-milicia chi¨ª que hostiga el norte de Israel con proyectiles en solidaridad con Gaza desde octubre de 2023. Desde entonces, los ataques israel¨ªes han matado a 3.365 personas y herido a 14.344 en L¨ªbano, seg¨²n la ¨²ltima cifra de v¨ªctimas divulgada este mi¨¦rcoles por el Ministerio de Salud P¨²blica. Con los muertos de Ain Yaqoub, estas se encontraban ya en todas las regiones del pa¨ªs.
Cuando Israel inici¨® su ofensiva terrestre en el sur del territorio liban¨¦s, el 1 de octubre, su ej¨¦rcito defini¨® esa invasi¨®n como ¡°redadas limitadas, localizadas y selectivas¡± contra objetivos de la milicia. No por ello los soldados israel¨ªes se han abstenido de destruir alrededor de 40 pueblos cercanos a esa frontera meridional. Sus ataques han destrozado tambi¨¦n al menos 40.000 viviendas.
Esa destrucci¨®n no siempre se ha debido a los bombardeos ni a ataques de artiller¨ªa, sino a que los militares han dinamitado las casas e infraestructuras de esas localidades. As¨ª lo han dejado patente los v¨ªdeos difundidos por ellos mismos, como los que muestran la voladura de la mayor parte de Meis al Jabal, un pueblo situado junto a la L¨ªnea Azul, la demarcaci¨®n no oficial trazada por Naciones Unidas entre Israel y L¨ªbano. En algunos campos agr¨ªcolas de esa poblaci¨®n, los soldados han colocado banderas de Israel.
Un v¨ªdeo divulgado el 8 de noviembre por soldados israel¨ªes los mostraba, en esa misma localidad, prendiendo fuego a la bandera nacional libanesa roja y blanca, y no a la ense?a amarilla de Hezbol¨¢. Al igual que los datos de v¨ªctimas y la amplitud de la destrucci¨®n, esas im¨¢genes comprometen la narrativa oficial israel¨ª de que esta guerra se dirige solo contra el partido-milicia; de ah¨ª que Israel se haya visto obligado a desautorizar a esos militares. El portavoz en ¨¢rabe del ej¨¦rcito, Avichay Adraee, public¨® un tuit el pasado s¨¢bado en el que aseguraba que ese acto ¡°no se ajustaba a los objetivos¡± de lo que llam¨® ¡°actividades militares¡± en L¨ªbano. El portavoz no anunci¨®, sin embargo, sanciones contra sus soldados.
Los ataques israel¨ªes se hab¨ªan centrado inicialmente en las zonas de mayor¨ªa chi¨ª en las que Hezbol¨¢ tiene su base social: el sur de L¨ªbano, el suburbio beirut¨ª de Dahiye ¡ªbombardeado de nuevo profusamente el martes y el mi¨¦rcoles¡ª y el valle oriental de la Bec¨¢. A finales de octubre, esa ofensiva ya se hab¨ªa extendido a otras ¨¢reas del pa¨ªs. La coordinadora de Naciones Unidas en L¨ªbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, advirti¨® entonces de que ¡°el ¨¢mbito e intensidad de los intercambios de fuego se segu¨ªan expandiendo¡±.
Con el bombardeo de Ain Yaqoub, en Akkar, ese c¨ªrculo se ha cerrado hasta alcanzar a todas las regiones de un pa¨ªs en el que han buscado refugio fuera de sus lugares de residencia 1,2 millones de desplazados por la guerra ¡ªuno de cada cinco libaneses¡ªen su mayor¨ªa chi¨ªes.
Libros y zapatos
Almat es otra de esas localidades alejadas de la frontera donde 10.000 desplazados han llegado buscando seguridad, explicaba el lunes a este diario su alcalde, Ali Awad. El pueblo, cuyos habitantes son fundamentalmente chi¨ªes, se alza sobre una colina a 53 kil¨®metros al noreste de Beirut, en una regi¨®n de mayor¨ªa cristiana.
El domingo, uno de sus vecinos, Nur, vio pasar dos aviones de guerra israel¨ªes. ¡°Sab¨ªa que iban a atacar mi pueblo, pero no que su objetivo fuera la casa de al lado¡±, explica. En esa vivienda, ahora reducida a escombros por un misil, se refugiaban muchos ni?os, desplazados desde el valle de la Bec¨¢. De entre los 27 muertos que los equipos de rescate sacaron de debajo de los cascotes, siete eran menores. Cinco llegaron, ya cad¨¢veres, a las urgencias del cercano hospital Notre Dame Maritime. ¡°Ten¨ªan entre 5 y 10 a?os y estaban completamente desfigurados¡±, explica por tel¨¦fono la enfermera Rosie Khoury.
Un libro de matem¨¢ticas con sumas y restas yace en esas ruinas con el nombre de su due?a escrito con una caligraf¨ªa infantil: Talea Safiedine. No muy lejos, los cascotes est¨¢n mezclados con un mont¨®n de zapatos: todos desparejados; la mayor¨ªa, peque?os. Algunos adornados con florecitas y corazones de brillantina. Un paquete de compresas menstruales con el pl¨¢stico roto asoma en medio de ese lugar de desolaci¨®n.
¡°Aqu¨ª viv¨ªan mujeres y ni?os y estamos a casi 200 kil¨®metros de la frontera con Israel. ?Era necesario mandar un [avi¨®n de guerra] F-35 para bombardear la casa?¡±, se pregunta en voz alta el alcalde mientras recoge con un palo un pantal¨®n infantil. En la casa, clama, ¡°no hab¨ªa armas de Hezbol¨¢. Las televisiones han venido y han grabado todo mientras remov¨ªamos los escombros con una excavadora: ?D¨®nde est¨¢n esas armas?¡±.
Cuando Israel justifica sus ataques, algo que no siempre sucede ¡ªcomo en el caso del bombardeo de Almat¡ª suele asegurar que en los edificios atacados se guarec¨ªan milicianos, o bien que serv¨ªan para esconder armamento de Hezbol¨¢.
Incluso ¡°si fuera cierto que aqu¨ª se escond¨ªa un combatiente, ?los israel¨ªes no pod¨ªan haber acabado solo con ¨¦l, sin borrar a tres familias del registro civil?¡±, replica el alcalde. Luego muestra en su tel¨¦fono la fotograf¨ªa de una lista de los nombres de los muertos, miembros de las familias Al Karsifi, Al Hussein y Zrik.
¡°Los jud¨ªos sufrieron el Holocausto en Europa, pero lo que est¨¢ sucediendo aqu¨ª es otro holocausto¡±, sostiene el regidor Ali Awad. Este hombre cree que Israel ¡°est¨¢ atacando lugares como Almat para matar al mayor n¨²mero posible de mujeres y ni?os y sembrar el terror¡±. Tambi¨¦n, considera, para que los libaneses ¡°no acepten a los desplazados¡±.
El temor a ese posible rechazo tiene una base real. Bombardeos como el que a finales de octubre mat¨® a 21 personas en una casa alquilada por desplazados en la localidad de mayor¨ªa cristiana de Aitou, a unos 97 kil¨®metros al norte de Beirut, espolean ese miedo. Aunque hasta ahora los incidentes por la acogida de los desplazados entre las diferentes confesiones religiosas ¡ªlas mayoritarias son la cristiana, la sun¨ª y la chi¨ª¡ª han sido ocasionales y nunca graves, algunos libaneses s¨ª expresan el temor de que sus compatriotas chi¨ªes que han huido de sus casas puedan atraer a los aviones de guerra israel¨ªes y sus misiles.
La poblaci¨®n de Akkar, la regi¨®n del norte que ha sido la ¨²ltima del pa¨ªs en sufrir por primera vez una masacre, es mayoritariamente sun¨ª y tambi¨¦n alberga a cristianos ortodoxos. Considerada el vivero del ej¨¦rcito liban¨¦s, la presencia de militares y su lejan¨ªa de la frontera con Israel contribuy¨® probablemente a convencer a algunos desplazados chi¨ªes de que all¨ª estaban a salvo. ¡°Aqu¨ª, con tantos soldados, me siento segura¡±, explicaba a este diario el s¨¢bado F¨¢tima, una chi¨ª que tuvo que escapar del barrio beirut¨ª de Dahiye y que hall¨® refugio en la localidad de Akkar al Atiqa.
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