Disfrutar la Navidad como los ni?os
Los lectores escriben sobre c¨®mo pasar estas fiestas, la vuelta al hogar familiar, la decoraci¨®n de las casas y la nostalgia que producen las celebraciones
La Navidad era ese momento del a?o puro y sencillo, lleno de abrazos c¨¢lidos y risas sinceras. Una ¨¦poca que nos invitaba a detenernos, a mirar a los nuestros con ternura y sentir el coraz¨®n un poco m¨¢s ligero. Pero ahora todo parece envuelto en un papel brillante de consumismo y prisas. El amor y la solidaridad se esconden detr¨¢s de las ofertas y los regalos que, muchas veces, ni necesitamos ni recordaremos. Sin embargo, hay algo que sigue siendo aut¨¦ntico, algo que no hemos logrado empa?ar del todo: la ilusi¨®n de los ni?os y ni?as. Para ellos, la Navidad sigue siendo un misterio, un momento donde todo es posible. Quiz¨¢ la clave est¨¢ en volver a mirar la Navidad como ellos lo hacen, en dejar de lado tanto regalo innecesario y recordar que lo que realmente importa no se compra. Tal vez sea hora de recuperar esa esencia: un abrazo fuerte, una conversaci¨®n sincera, una mirada que dice ¡°estoy aqu¨ª¡±. Para m¨ª, en esto consiste la Navidad.
Cristina Albaladejo. Murcia
Esp¨ªritu festivo
Mis j¨®venes hijos han vuelto en Navidad para pasar unos d¨ªas con sus padres tras estar trabajando en pa¨ªses extranjeros. El gozo de recibirlos ha sido inmenso, y hasta el perro daba saltos de alegr¨ªa al reconocerlos despu¨¦s de tanto tiempo. Las habitaciones desordenadas que dejaron atr¨¢s en el hogar familiar han sido reordenadas e incluso pintadas. Cuando vuelvan a irse a ese futuro incierto y nebuloso, dejando la habitaci¨®n desarreglada y privada de presencia, s¨®lo desear¨¦ que vuelvan la pr¨®xima Navidad. ?Ser¨¢ este realmente el esp¨ªritu de la Navidad?
Jos¨¦ Ram¨®n Iribar Argote. San Sebasti¨¢n
Para unos d¨ªas perfectos
A¨²n ando en la b¨²squeda de la Navidad perfecta: que si ac¨¢, que si all¨¢, que si con este o aquel, que si viajo o me quedo, que si regalo grande o chico, que si invitamos o no a aquellos, que si mesa afuera o adentro... y as¨ª, innumerables conjeturas. Las mismas cada vez. Mientras escribo, pienso que mi Navidad perfecta est¨¢ a un paso, lo estuvo siempre. La Navidad perfecta es la imperfecta, la que debo preparar con el coraz¨®n, la que me lleve a abrazar el desorden de su planificaci¨®n, la que me haga ver los rostros y miradas de los que est¨¢n a mi alrededor en el ruidoso brindis, en el gui?o junto al ¨¢rbol, la emoci¨®n del ni?o con su regalo. Y as¨ª suceder¨¢. Agradezco prepararme, en medio de esas indecisiones, a este caos y estar dispuesta a recibir lo que venga. Esta es mi Navidad.
Mar¨ªa Esther Ju¨¢rez. C¨®rdoba (Argentina)
En los noventa
Recuerdo cuando d¨ªas antes de Nochebuena mis primos llegaban de la ciudad y decor¨¢bamos juntos la casa de los abuelos. ?bamos deseosos al lavadero para coger una caja de cart¨®n con el nombre ¡°Adornos Navidad¡± y nos dirig¨ªamos al sal¨®n. All¨ª comenzaba la verdadera fiesta de espumill¨®n rodeando la barandilla de la escalera, alguna figura del recibidor o las bolas en el ¨¢rbol. Aquel sal¨®n, aquel ¨¢rbol, era nuestro, nuestro ritual, nada est¨¦tico y seguro, sin necesidad de postear algo perfecto en las redes. Eso es algo que a?oro de aquellas Navidades cuando lo importante era qu¨¦ sent¨ªas t¨², no los dem¨¢s.
Diana Pareja Prieto. Sevilla