Nuevo orden mundial
Es el momento de que Europa act¨²e para defender sus valores ante la ofensiva geopol¨ªtica y econ¨®mica lanzada por EE UU
La Uni¨®n Europea se enfrenta a una crisis estrat¨¦gica sin precedentes debido al giro en la pol¨ªtica exterior de EE UU, que ha pasado de ser la de un socio fiable a actuar con hostilidad hacia sus aliados del viejo continente. En un mundo en el que solo se respeta la fuerza bruta, la UE se encuentra en una posici¨®n de vulnerabilidad porque se ha construido sobre la base del derecho y no del poder militar o la coerci¨®n econ¨®mica.
La fractura entre EE UU y Europa es hoy profunda. La Administraci¨®n republicana no solo se aleja de las democracias europeas, sino que las desaf¨ªa de palabra y obra. Horas despu¨¦s de que Trump desatara la guerra comercial contra la UE utilizando un chantajismo arancelario similar al empleado contra Canad¨¢ y M¨¦xico, el discurso pronunciado en M¨²nich por su vicepresidente, J. D. Vance, subray¨® esa voluntad de romper los lazos transatl¨¢nticos. Al omitir la cuesti¨®n de Ucrania para centrarse en la cr¨ªtica al modelo europeo, Vance dej¨® patente que la agenda de su Gobierno pasa por librar una guerra ideol¨®gica, colocando los intereses estadounidenses por encima de la cooperaci¨®n con sus aliados hist¨®ricos. Su tono y contenido ¡ªxen¨®fobo, mis¨®gino y negacionista del cambio clim¨¢tico¡ª estaban m¨¢s alineados con los del Kremlin que con los de la Uni¨®n.
Los contactos de Trump con Putin para negociar la paz en Ucrania a espaldas de Kiev y de Bruselas ¡ªlegitimando as¨ª el expansionismo ruso y socavando el derecho internacional¡ª no solo constituye un desprecio hacia ucranios y europeos, sino que marca un punto de inflexi¨®n que exige una respuesta decidida y, sobre todo, unitaria frente al nuevo orden mundial impulsado de forma agresiva por EE UU.
En este contexto, es imperativo que Europa se exprese con una sola voz, no con 27. El desprecio de Trump por las estructuras de la democracia y por los derechos humanos ha asestado un duro golpe al paradigma occidental de gobernanza liberal. Su redise?o del poder presidencial para concentrar en su figura el poder pol¨ªtico, econ¨®mico y tecnol¨®gico se proyecta sobre un embrutecimiento de las relaciones internacionales, donde la diplomacia cede paso a un modelo imperialista en el que las grandes potencias se reparten el planeta y sus ¨¢reas de influencia.
El unilateralismo de Trump ha hecho a?icos en tres semanas el consenso posterior a la Segunda Guerra Mundial. A la espera de su plan para Ucrania, la nueva era apunta de forma devastadora en Oriente Pr¨®ximo. Lejos de contribuir a una paz justa y duradera, su propuesta de limpieza ¨¦tnica en Gaza debilita el ya precario alto el fuego, agrava el drama de los palestinos y perpet¨²a la inestabilidad en una regi¨®n arrasada por d¨¦cadas de conflicto.
Hoy, m¨¢s que nunca, es crucial que Europa asuma un papel activo en la geopol¨ªtica global, demostrando no solo su determinaci¨®n para defender sus principios, sino tambi¨¦n su disposici¨®n a contrarrestar las acciones unilaterales de otros pa¨ªses. Mientras desde?a los valores que encarnan instituciones como el Tribunal Penal Internacional, la OMS o la propia UE, Trump muestra una admiraci¨®n desinhibida hacia el estilo de liderazgo de aut¨®cratas que, como Putin o Xi Jinping, emplean su mismo lenguaje: el de la fuerza.
Frente a esta realidad, la UE no puede seguir siendo una espectadora. Es hora de que despliegue su fortaleza como potencia econ¨®mica ¡ªy su capacidad para alcanzar tratados con terceros pa¨ªses¡ª, haga valer su poder regulatorio frente al trumpismo tecnol¨®gico de las grandes plataformas, desarrolle su autonom¨ªa en materia de defensa y tenga de una vez por todas una pol¨ªtica exterior com¨²n, algo que hizo en Ucrania pero no en Gaza. Si no quiere ver c¨®mo Trump pone fecha de caducidad al periodo de paz y prosperidad m¨¢s largo de su historia, Europa debe despertar.