Buenos ejemplos europeos
Los lectores escriben sobre las gestiones de Macron para unificar la posici¨®n europea sobre Ucrania, las incongruencias del l¨ªder de Vox, las oposiciones docentes, y la subida del alquiler

Cada vez se observa con mayor nitidez la gran diferencia que existe en el desempe?o de las funciones y actividades de nuestros l¨ªderes europeos si abordan los asuntos dom¨¦sticos o los internacionales. El ejemplo m¨¢s palmario es el de Macron. Pelea a diario con problemas para su Ejecutivo y est¨¢ constantemente abrumado por sus dificultades en la Asamblea Nacional. Sin embargo, conserva un excelente m¨²sculo pol¨ªtico en su proyecci¨®n internacional, encabezando ideas, propuestas e iniciativas encomiables. Casi lo mismo podr¨ªa decirse del canciller alem¨¢n Olaf Scholz, y del primer ministro brit¨¢nico Keir Starmer. Tampoco es ajeno a esto nuestro presidente. Todo ello nos lleva a una reflexi¨®n que se ajusta como un guante a las circunstancias actuales. La necesidad de trabajar y acercarnos cada d¨ªa m¨¢s a una defensa com¨²n, tambi¨¦n de la deuda p¨²blica de los pa¨ªses europeos, tal y como defiende Mario Draghi. El encaje entre lo dom¨¦stico y lo supranacional ser¨ªa ¨²til para Europa.
Enrique Ramos Bujalance. Madrid
Disonancia
Santiago Abascal se encuentra en una encrucijada. Su confesa admiraci¨®n hacia el nuevo presidente estadounidense colisiona con su incondicional amor a Espa?a. Su sistema de ideas y emociones no est¨¢ en armon¨ªa con su conducta y discurso. Este fen¨®meno, descrito por el psic¨®logo Leon Festinger a mitades del siglo XX, recibi¨® el nombre de disonancia cognitiva. Festinger la defini¨® como ¡°un estado de tensi¨®n desagradable debido a la presencia simult¨¢nea de dos cogniciones psicol¨®gicamente inconsistentes¡±. Desde el campo de la psicolog¨ªa se ofrecen estrategias y recursos para superar este tipo de contradicciones, sin embargo, mucho me temo que Abascal no los necesita, pues la culpa de todo es de S¨¢nchez.
Ignacio Azparren Teller¨ªa. Aibar (Navarra)
Un camino frustrante
Es incre¨ªble ver los miles de opositores docentes que luchan cada a?o en nuestro pa¨ªs por conseguir una de las ¨ªnfimas plazas ofertadas en un sistema injusto en el que cada comunidad aut¨®noma impone sus propias normas. Donde la suerte te lleva a competir por una plaza con otros 90 opositores. Cuando llega el verano, todos escuchamos eso de ¡°qu¨¦ bien viven los maestros¡±, porque nadie ve el dinero invertido a?o tras a?o en academias, el desgaste emocional o la cantidad de docentes con vocaci¨®n que se quedan a medio camino por culpa de este procedimiento arbitrario. A¨²n no entendemos por qu¨¦ se siguen ofertando cientos de plazas cada a?o en las universidades p¨²blicas, o por qu¨¦ no se les informa a esos j¨®venes del futuro tan desolador que les espera.
Paula Campos Cabrera. Trebujena (C¨¢diz)
Responsabilizarnos
Tu casero, ese que tiene un piso y te sube el alquiler 400 euros porque ¡°es que, claro, el mercado¡±, tambi¨¦n es culpable del problema de la vivienda. Y si t¨² eres ese casero, t¨² tambi¨¦n eres parte del problema. Claro que la soluci¨®n pasa por una intervenci¨®n a mayor escala. Pero como seres humanos tendr¨ªamos que responsabilizarnos de que nuestra acci¨®n individual vaya en consonancia con lo que le pedimos a nuestros gobiernos. No puede ser que necesitemos siempre que el Estado nos lo impida para no hacerlo.
Daniel Soto. Madrid
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