Romper los moldes de la Europa geopol¨ªtica
La defensa europea es probablemente la pol¨ªtica m¨¢s sobrediagnosticada y la m¨¢s infraejecutada de todas las de la UE; ahora se abren ventanas de oportunidad para un continente acechado por la pol¨ªtica de las esferas de influencia

Hay crisis que suceden de golpe ¡ªLehman Brothers, pandemias o guerras¡ª, a las que se responde con medidas extraordinarias. Y hay crisis de desgaste, donde los fundamentos de nuestro ordenamiento se degradan progresiva y estructuralmente. Ante estas ¨²ltimas, nos cuesta reaccionar. Es el caso de la subversi¨®n actual del orden internacional y del divorcio transatl¨¢ntico con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El lenguaje ¡°MAGA¡± de Trump est¨¢ presente en el seno de la Uni¨®n Europea gracias a los promotores de ¡°MEGA¡±, Make Europe Great Again. Trump es tambi¨¦n un l¨ªder en Europa, y esto explica por qu¨¦ muchos vacilan entre la cautela, la resignaci¨®n o la voluntad de agradar al presidente estadounidense, por mucho que todos sean conscientes de la erosi¨®n sist¨¦mica que representa para el orden conocido.
La mayor alianza entre democracias del mundo va dejando paso a una profunda divergencia transatl¨¢ntica. Su ¨²ltima expresi¨®n ha sido la humillaci¨®n por parte de Trump y su vicepresidente, J. D. Vance, a Volod¨ªmir Zelenski en la Casa Blanca, en contraste con el apoyo que recibi¨® d¨ªas antes en la visita de varios l¨ªderes europeos a Kiev. La brecha transatl¨¢ntica se plasma tambi¨¦n en instituciones internacionales como Naciones Unidas y el G-7. Estados Unidos vot¨® con Rusia y China una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad sobre Ucrania que evitaba mencionar la agresi¨®n rusa y la integridad territorial. Francia y Reino Unido evitaron vetarla, pero antes, los europeos, junto con Ucrania, promovieron una resoluci¨®n en la Asamblea General que condenaba la agresi¨®n de Rusia y que recibi¨® el voto contrario de Mosc¨² y Washington. En el G-7, el grupo de las econom¨ªas m¨¢s avanzadas, la administraci¨®n Trump se neg¨® a incluir una referencia a la agresi¨®n rusa en el comunicado en ocasi¨®n del tercer aniversario de la guerra.
En la UE conviven hoy dos visiones contrapuestas sobre el futuro de Europa. Una de ellas, espoleada por el liderazgo nacional-populista de Trump, quiere deconstruir la integraci¨®n europea devolviendo los poderes de Bruselas a las capitales nacionales. Es la Europa de las naciones y de los patriotas, que quisiera ver reducida la UE a su condici¨®n de expendedora de fondos. Una Europa sin alma pol¨ªtica ni deseo de uni¨®n. La otra es la Europa que defiende avanzar en la integraci¨®n como ¨²nica receta para actuar en un mundo de gigantes. Es la Europa de Mario Draghi, Sauli Niinist? y Enrico Letta y de quienes reclaman avanzar en competitividad, seguridad y defensa, o completar el mercado ¨²nico. Para esta Europa, acechada por las esferas de influencia que secundan Washington, Pek¨ªn y Mosc¨², y por la praxis diplom¨¢tica de Trump, se abrir¨¢n ventanas de oportunidad.
Muchos pa¨ªses del sur plural, empezando por India, escogido por la presidenta de la Comisi¨®n Ursula von der Leyen como destino inaugural de su segundo mandato, rechazar¨¢n formar parte de cualquier esfera de influencia. Buscar¨¢n modelos que estructuren las relaciones internacionales de forma distinta, y compartir¨¢n con la UE el deseo de no adscripci¨®n si la brecha con Estados Unidos sigue ensanch¨¢ndose. La UE deber¨¢ fomentar alianzas con estos pa¨ªses sobre la base de intereses entrelazados. De la institucionalizaci¨®n de sus relaciones dif¨ªcilmente surgir¨¢ el compromiso para una nueva gobernanza global. Pero s¨ª puede progresar un multilateralismo efectivo que fomente la gesti¨®n de ciertos bienes p¨²blicos globales. Si Naciones Unidas fue protagonista en la Iniciativa del Mar Negro no fue gracias a su capacidad de promover la paz entre Rusia y Ucrania, sino por su contribuci¨®n para evitar una crisis alimentaria global derivada de las restricciones a la exportaci¨®n de cereales ucranios.
En el plano interno, si la divisi¨®n entre integracionistas y partidarios de la Europa de las naciones es el nuevo elemento estructurador de la pol¨ªtica europea, habr¨¢ que encontrar f¨®rmulas innovadoras para el avance de la Europa geopol¨ªtica. El progreso en pol¨ªtica exterior, en seguridad y defensa probablemente tenga que realizarse fuera de los marcos conocidos, lo que sin duda generar¨¢ tensiones en los pa¨ªses y en las fuerzas pol¨ªticas con vocaci¨®n de ¡°m¨¢s Europa¡±.
La integraci¨®n diferenciada puede convertirse en una receta inevitable. Pol¨ªticamente, porque ya existir¨ªa una mayor¨ªa alternativa en el Parlamento Europeo capaz de bloquear el proceso legislativo, como desea el grupo de los Patriotas, si el centroderecha se aviene a esta f¨®rmula. Tambi¨¦n porque los pa¨ªses gobernados en solitario o en coalici¨®n por fuerzas pol¨ªticas de la Europa de las naciones pueden llegar a cosechar una minor¨ªa de bloqueo en el Consejo, sobre todo si Francia cae de su lado. Y, procedimentalmente, porque avanzar a varias velocidades en el refuerzo de los mecanismos conjuntos ser¨¢ la ¨²nica manera de sacar a la UE del inmovilismo. El euro y la libertad de circulaci¨®n en el espacio Schengen son casos paradigm¨¢ticos de la existencia de distintas velocidades en la integraci¨®n europea. Medidas como el Pacto Fiscal Europeo durante la crisis econ¨®mica y el Next Generation EU durante la pandemia fueron m¨¢s all¨¢ de lo que los tratados permit¨ªan, en el primer caso, o preve¨ªan, en el segundo.
En seguridad y defensa, en cambio, los esfuerzos para integrar los dispares recursos estatales han ca¨ªdo siempre en saco roto. Propuestas no han faltado: la Cooperaci¨®n Estructurada Permanente (PESCO), la Agencia Europea de Defensa, el Cuartel General Operativo de la UE, la Estrategia Industrial Europea de Defensa, la Br¨²jula Estrat¨¦gica... La defensa europea es probablemente la pol¨ªtica m¨¢s sobrediagnosticada y la m¨¢s infraejecutada de todas las de la UE.
La PESCO, por ejemplo, ten¨ªa por objetivo establecer un marco de cooperaci¨®n gracias al cual los Estados miembros alinear¨ªan progresivamente sus capacidades de defensa para constituir un paquete de fuerza conjunto y complementario a la OTAN. La iniciativa se ha convertido en un esquema de cooperaci¨®n paralela a la pol¨ªtica de seguridad y defensa de la UE, en el que participan todos los Estados miembros salvo Malta y que, sin embargo, no ha contribuido a la integraci¨®n de los recursos de defensa ni a la interoperabilidad de los ej¨¦rcitos europeos.
La prueba de fuego para el futuro de la seguridad y la defensa en Europa ser¨¢n las negociaciones sobre Ucrania, tras el primer esquinazo de Trump a Zelenski y a la UE. Las garant¨ªas de seguridad que acuerden los europeos (en el mejor de los casos, apoyadas por los estadounidenses) se estructurar¨¢n en torno a una coalici¨®n de Estados dispuestos y capacitados. La iniciativa franco-brit¨¢nica tras las cumbres de Par¨ªs y Londres apunta en esta direcci¨®n.
Europa deber¨¢ apostar tambi¨¦n por un proceso largo, complejo y comprehensivo para la negociaci¨®n de la paz entre Rusia y Ucrania. La UE ser¨¢ fundamental para su reconstrucci¨®n y en sus perspectivas de adhesi¨®n. Pero tambi¨¦n aqu¨ª habr¨¢ que innovar: si la ampliaci¨®n sigue sujeta a la apertura y el cierre de cap¨ªtulos de negociaci¨®n por unanimidad, no habr¨¢ pertenencia a la UE que valga. La adhesi¨®n de Ucrania deber¨ªa ser gradual en su acceso a pol¨ªticas, a fondos e instituciones europeas, evitando el todo o nada.
La UE no podr¨¢ ser geopol¨ªtica sin antes dotarse de f¨®rmulas innovadoras en sus mecanismos de integraci¨®n, toma de decisiones, en pol¨ªtica de seguridad y defensa y en capacidades y recursos. La Comisi¨®n ha lanzado su apuesta para la financiaci¨®n de la defensa europea y de Ucrania, pero el gran paso adelante para la Europa geopol¨ªtica sigue pendiente del veredicto de los Estados miembros. Pretender avanzar solamente en el marco de una Uni¨®n cuyo prop¨®sito no comparten varias capitales se traducir¨¢ en el bloqueo de Europa como actor internacional. Y esto ser¨ªa una victoria inmerecida del trumpismo.
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