El calor extremo es una amenaza para la vida en ?frica
Se prev¨¦ que el n¨²mero de personas expuestas a temperaturas elevadas peligrosas en las ciudades africanas se multiplique por 20 para finales de siglo. Pero no hay un seguimiento de este problema
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El calor extremo es un grave peligro para la salud de las personas. Afecta al sistema cardiovascular y es particularmente peligroso para los ancianos y las personas con problemas de salud preexistentes.
Las investigaciones recientes han revelado que, desde los 50, el calor extremo se ha hecho m¨¢s frecuente y severo, y ha durado m¨¢s tiempo, en casi todas las regiones del mundo. Los mayores aumentos se han observado en Oriente Medio, Am¨¦rica del Sur y partes de ?frica.
Debido a que las sociedades en diferentes partes del mundo se han adaptado a temperaturas medias variables, no hay una definici¨®n universal de qu¨¦ rango de temperatura es calificado como extremo. Por ejemplo, en el Reino Unido las temperaturas por encima de 25 ?C son raras, mientras que el Servicio Meteorol¨®gico de la India solo considera como altas las temperaturas por encima de 40 ?C. Pero en casi todas partes los umbrales se superan ahora con m¨¢s frecuencia y, a la vez, durante m¨¢s d¨ªas.
M¨¢s preocupante es que las proyecciones clim¨¢ticas muestran que tales olas de calor sobre el continente africano ser¨¢n m¨¢s calientes y m¨¢s peligrosas, incluso si el calentamiento global se mantiene por debajo de 1,5 ¡ãC. Se prev¨¦n aumentos particularmente fuertes de calor extremo sobre ?frica oriental y meridional.
Teniendo en cuenta los cambios en las poblaciones, se prev¨¦ que el n¨²mero de personas expuestas a un calor peligroso en las ciudades africanas se multiplique, por lo menos, por 20 para finales de siglo. Sin embargo, las olas de calor extremo no se vigilan sistem¨¢ticamente en muchos pa¨ªses de la regi¨®n subsahariana.
Como explicamos en un documento reciente, esto significa que los efectos del calor extremo no se reportan, poniendo a¨²n a m¨¢s gente en peligro. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses de ?frica subsahariana no hay alertas tempranas ni planes de acci¨®n contra el calor. Las muertes prematuras e innecesarias no se cuentan y hay muy pocos esfuerzos de adaptaci¨®n para el riesgo de m¨¢s r¨¢pido crecimiento en un clima cambiante.
Lagunas en los registros
En las bases de datos sobre desastres, no hay casi ninguna informaci¨®n sobre las olas de calor en ?frica subsahariana. La mayor de estas bases de datos, EM-DAT, enumera los desastres tecnol¨®gicos y ambientales en todo el mundo. Registra eventos como terremotos y derrames de petr¨®leo, y su impacto en las vidas, en los medios de subsistencia y en las econom¨ªas.
EM-DAT enumera solo dos olas de calor en ?frica subsahariana desde 1900. Estas han provocado 71 muertes prematuras registradas. En cambio, en Europa, se registraron 83 olas de calor solo en los ¨²ltimos 40 a?os. Otros inventarios de desastres relacionados con el clima contienen discrepancias igualmente marcadas.
Los Gobiernos, los servicios meteorol¨®gicos o los organismos de salud p¨²blica no informan sobre las olas de calor en ?frica, aunque es evidente que est¨¢n ocurriendo. La exposici¨®n y la vulnerabilidad a las condiciones meteorol¨®gicas extremas tambi¨¦n son m¨¢s pronunciadas en muchos pa¨ªses de ?frica subsahariana en comparaci¨®n con los pa¨ªses europeos. Esto se debe principalmente a los mayores niveles de pobreza, los asentamientos informales y la necesidad de trabajar al aire libre.
Por lo tanto, es probable que haya un n¨²mero a¨²n mayor de muertes prematuras por el calor severo, pero nunca se han registrado, as¨ª que el n¨²mero es desconocido.
Informando y observando
La falta de informaci¨®n sobre las muertes asociadas a las olas de calor significa que hay poca conciencia de que el calor extremo puede ser mortal. Solo despu¨¦s de que la ola de calor europea de 2003 matara a m¨¢s de 70.000 personas, los pa¨ªses y las ciudades comenzaron a hacer planes para esos momentos.
La ciudad india de Ahmedabad implement¨® un plan de olas de calor despu¨¦s de una temporada premonz¨®nica extremadamente calurosa y mortal en 2010. Esto result¨® en el pa¨ªs reportando menos muertes despu¨¦s de una ola de calor a¨²n m¨¢s intensa en 2015.
Dado que la mortalidad por olas de calor rara vez se notifica en ?frica subsahariana, no conocemos los umbrales de temperatura precisos que dan lugar a la mortalidad relacionada con el calor. Sin embargo, esta informaci¨®n es crucial para que las comunidades locales se adapten.
En Ahmedabad, por ejemplo, las temperaturas m¨¢ximas diarias medias suelen rondar los 40 ¡ãC en abril y mayo. En Europa occidental estas temperaturas constituir¨ªan una severa ola de calor. Las consecuencias ser¨ªan mortales si las temperaturas se mantuvieran en este nivel durante varios d¨ªas consecutivos.
Una de las razones de este informe desigual sobre el calor extremo es que las entidades informan sobre el impacto del clima extremo. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados, los Gobiernos nacionales proporcionan cifras sobre las personas afectadas, las tasas de mortalidad e incluso las p¨¦rdidas econ¨®micas por fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos. Pero en el caso de muchos pa¨ªses de bajos ingresos, estos informes son proporcionados por diferentes ONG como un subproducto poco sistem¨¢tico de su labor de ayuda en casos de desastre.
Las normas para la presentaci¨®n de informes difieren seg¨²n la ONG y suelen tener poca o ninguna conexi¨®n con los servicios meteorol¨®gicos. No hay un lugar central que registre la naturaleza del evento y su impacto.
Otra raz¨®n por la que no se reportan las olas de calor podr¨ªa ser que pueden ocurrir en combinaci¨®n con las sequ¨ªas. A menudo pueden conducir a la inseguridad alimentaria y a crisis humanitarias. Por lo tanto, la mayor¨ªa de las observaciones y los mecanismos de respuesta desarrollados por las ONG y los Gobiernos est¨¢n adaptados a los resultados adversos de la sequ¨ªa.
Qu¨¦ debe hacerse
En nuestro informe identificamos varias ¨¢reas clave en las que se pueden producir mejoras r¨¢pidamente. En primer lugar, los sistemas de alerta temprana y los planes de acci¨®n para el calor pueden ser beneficiosos. Al principio podr¨ªan tener que basarse en la informaci¨®n de otros pa¨ªses con climas similares. M¨¢s an¨¢lisis de los per¨ªodos hist¨®ricos de calor extremo en ?frica subsahariana, desde un punto de vista puramente meteorol¨®gico, pueden ayudar a construir una definici¨®n ¨²til de las olas de calor para la regi¨®n y mejorar las alertas.
Medidas relativamente simples como la apertura de edificios p¨²blicos para proporcionar habitaciones frescas o la distribuci¨®n de agua potable gratuita pueden reducir el peligro de forma dr¨¢stica
En segundo lugar, las colaboraciones entre investigadores locales, hospitales y epidemi¨®logos pueden identificar los impactos directos del calor extremo en la salud. Se han realizado con ¨¦xito proyectos piloto en Ghana y Gambia.
Las olas de calor son asesinas, pero medidas relativamente simples como la apertura de edificios p¨²blicos para proporcionar habitaciones frescas, la distribuci¨®n de agua potable gratuita, la informaci¨®n a las personas sobre los peligros del calor y la alerta temprana pueden reducir el peligro de forma dr¨¢stica.
Combinando los datos con la experiencia local, se pueden entender los efectos de las olas de calor y reducir al m¨ªnimo los riesgos futuros, aunque el peligro en s¨ª mismo est¨¦ aumentando. Este tipo de planificaci¨®n es imposible si no se registran las olas de calor.
Luke Harrington, investigador postdoctoral sobre Extremos Clim¨¢ticos, Instituto de Cambio Ambiental, Universidad de Oxford. Friederike Otto, directora asociada, Instituto de Cambio Ambiental, Universidad de Oxford. Art¨ªculo originalmente publicado en The Conversation Africa traducido por Casa ?frica. Traducci¨®n: Elvira Gonz¨¢lez-Sosa.
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