Los fen¨®menos clim¨¢ticos extremos se intensifican en ?frica e inciden en la pobreza, los conflictos y las migraciones
El avance del Sahara y la p¨¦rdida de zonas de cultivo est¨¢ provocando ya el desplazamiento de millones de personas hacia ¨¢reas m¨¢s f¨¦rtiles o hacia las ciudades
¡°Estaba todo negr¨ªsimo y fue como si el cielo se hubiera abierto de repente¡±. Mariama Faye, joven cocinera de Keur Massar, en las afueras de Dakar, a¨²n tiene el susto en el cuerpo. No puede olvidar aquella tarde de principios de septiembre en que su calle se transform¨® en un r¨ªo y muebles y cad¨¢veres de animales pasaban flotando frente a su hogar. ¡°Pusimos sacos y sacos de arena pero al final se nos inund¨® la casa, perdimos todo¡±, a?ade. Faye es solo una del mill¨®n de personas damnificadas por las inundaciones que este verano han sacudido al Sahel, en ?frica, un continente que vive cada vez con mayor frecuencia fen¨®menos extremos ligados al clima.
Olas de calor e intensas sequ¨ªas, inundaciones y lluvias torrenciales, ciclones en el ?ndico que arrasan ciudades o provocan plagas de langostas, precipitaciones err¨¢ticas que afectan a los cultivos y aumentan los conflictos entre agricultores y pastores, erosi¨®n costera disparada en la cornisa atl¨¢ntica, aumento de la temperatura superior al incremento medio en el planeta. Todos estos fen¨®menos ya son una realidad en ?frica y la sombra del cambio clim¨¢tico est¨¢ detr¨¢s de todos ellos, afectando a una poblaci¨®n ya vulnerable y agudizando conflictos, pobreza y migraciones.
Los 10 a?os m¨¢s calurosos del ¨²ltimo siglo en ?frica han tenido lugar desde 2005 con picos en 2006, 2010 y 2019, seg¨²n el ¨²ltimo informe de Greenpeace Enfrentarse a la tormenta: clima extremo y cambio clim¨¢tico en ?frica, publicado este lunes. La Oficina Nacional de Administraci¨®n Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica estadounidense (NOAA) ha constatado un incremento de la temperatura media anual de 0,31 grados por d¨¦cada desde 1981. El a?o pasado, ?frica occidental, austral y oriental vivieron temperaturas entre uno y dos grados superiores a la media de las tres d¨¦cadas anteriores, seg¨²n el citado informe. Las proyecciones apuntan a un aumento de entre tres y seis grados desde ahora hasta final del siglo XXI de mantenerse el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero.
El aumento de temperaturas y las olas de calor tienen un especial impacto en las zonas pr¨®ximas al desierto. El avance del Sahara y la p¨¦rdida de zonas de cultivo est¨¢ provocando ya el desplazamiento de millones de personas hacia ¨¢reas m¨¢s f¨¦rtiles o hacia las ciudades, instal¨¢ndose en zonas pr¨®ximas a los r¨ªos o en arrabales sin el adecuado sistema de evacuaci¨®n de aguas. Y aqu¨ª surge otro problema. Las tormentas extremas se han triplicado en el Sahel en los ¨²ltimos 35 a?os, como ya asegur¨® el meteor¨®logo Christopher Taylor del Centro de Ecolog¨ªa e Hidrolog¨ªa del Reino Unido, en un estudio publicado en 2017 en la revista Nature. Cuando esas lluvias intensas caen en el an¨¢rquico extrarradio de las ciudades o provocan la crecida del r¨ªo N¨ªger, como ocurri¨® este verano, los resultados son catastr¨®ficos: m¨¢s de 200 muertos y un mill¨®n de afectados en una franja que va desde Senegal hasta Sud¨¢n.
Hindu Oumarou Ibrahim es chadiana y pertenece a la etnia de pastores n¨®madas mbororo. ¡°Cuando era peque?a, el periodo de lluvias duraba hasta seis meses, ahora no llega ni a cuatro y lo que cae son lluvias torrenciales, que destrozan m¨¢s que ayudan. Sin embargo, la estaci¨®n seca es muy larga y c¨¢lida, llegamos hasta los 54 grados en el desierto, algo insoportable. Recuerdo jugar de ni?a con p¨¢jaros de colores, hierbas e insectos que hoy han desaparecido por completo¡±, asegura.
A su juicio, uno de los peligros que ya se pueden constatar es el aumento de los conflictos entre comunidades dada la escasez de tierra f¨¦rtil y agua. ¡°Es cada vez m¨¢s habitual que mi pueblo se encuentre con los pasillos de trashumancia tradicionales ocupados por campos de cultivo. Esto genera tensiones en pa¨ªses como Nigeria, Mal¨ª o Burkina Faso, donde incluso se matan por el acceso a los recursos y donde los grupos radicales pueden reclutar a sus miembros con mayor facilidad¡±, a?ade.
En ?frica austral y del Este, la amenaza tambi¨¦n llega del mar en forma de ciclones tropicales que se forman en el Oc¨¦ano ?ndico, cuya intensidad se prev¨¦ que se incremente entre el 2 y el 11% desde ahora hasta el a?o 2100 debido al aumento de las temperaturas marinas, seg¨²n el informe de Greenpeace. Cuando el 15 de marzo de 2019 el cicl¨®n Idai toc¨® tierra en Beira, Mozambique, era un monstruo con vientos de hasta 165 kil¨®metros por hora y lluvias torrenciales. Sus inundaciones y da?os provocaron un millar de muertos y tres millones de damnificados en cuatro pa¨ªses. All¨ª no se recuerda nada igual.
La inusual temporada de ciclones en el ?ndico, ocho en 2019 cuando lo normal es uno o ninguno seg¨²n el experto Keith Cressman, de la FAO, provoc¨® el ambiente h¨²medo propicio para un gigantesco brote de langostas que arras¨® durante el presente a?o vastas zonas del Cuerno de ?frica, sobre todo en Kenia, Somalia y Etiop¨ªa. Las lluvias ca¨ªdas en el desierto de Rub al-Jali, en Arabia Saud¨ª, permitieron el nacimiento de hasta tres generaciones de insectos y que multiplicaran por 8.000 su poblaci¨®n. Tras cruzar el mar Rojo y el golfo de Ad¨¦n llegaron al Cuerno de ?frica donde, de nuevo, encontraron la vegetaci¨®n necesaria para seguir su avance gracias a la irrupci¨®n del cicl¨®n Pawan en Somalia a finales de 2019. Pese a todos los esfuerzos realizados, un a?o despu¨¦s el brote no est¨¢ controlado.
Al otro lado del continente, en Senegal y Gambia, el aumento de la temperatura del mar tiene otro tipo de consecuencias. ¡°Hemos detectado un cambio en los patrones migratorios de los jureles por apenas unas d¨¦cimas de grado de diferencia¡±, asegura Ibrahima Ciss¨¦, doctor en Ciencias de la Alimentaci¨®n, ¡°los pescadores artesanales tienen que ir cada vez m¨¢s lejos a por su principal captura, lo que unido a la contaminaci¨®n, a la sobrepesca por la presencia de grandes barcos industriales y al uso de t¨¦cnicas que destrozan el fondo, como el arrastre, est¨¢ en el origen de la ausencia de ingresos para los pescadores y, por tanto, de su af¨¢n por emigrar a toda costa¡±, a?ade. El cambio clim¨¢tico como un factor m¨¢s en el repunte de la reciente ola migratoria hacia Canarias.
¡°Los pa¨ªses desarrollados tienen que parar ya de usar energ¨ªas f¨®siles y cambiar su modelo de consumo. Para nosotros es una cuesti¨®n de vida o muerte y est¨¢ sucediendo ya¡±, comenta Hindu Oumarou Ibrahim, quien, junto a Greenpeace, reclama que los estados africanos declaren la emergencia clim¨¢tica y apliquen pol¨ªticas adaptadas a esta realidad. La activista ugandesa Vanessa Nakate exige a los l¨ªderes del mundo que escuchen a la ciencia. ¡°Tenemos que acabar de una vez con la inseguridad alimentaria, la violencia y la desigualdad de g¨¦nero provocadas por el cambio clim¨¢tico¡±.
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