Ruido en las casas: mujeres y ni?as desaparecidas en Per¨²
Las desapariciones femeninas en el pa¨ªs latinoamericano han alcanzado las 11.828 en 2020 en el a?o de la covid-19. Muchas son v¨ªctimas de violencia machista. El caso de Joys Stefani describe la agon¨ªa de quienes pierden la pista de un ser querido
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Los ni?os observan el mundo que describimos para ellos. En este caso, Chaska Ccana, una ni?a de seis a?os de origen quechua, cuenta fragmentos que dan una idea de los horrores que podr¨ªa haber vivido su mam¨¢, Joys Estefani Qquecca?o Huamani, de 24 a?os. Joys Estefani fue vista por ¨²ltima vez la noche del 9 de octubre de 2020.
Seg¨²n cuenta Chaska, temprano ese d¨ªa, su t¨ªo Jes¨²s Ccano las llev¨® a su casa, que queda a tan solo unos 28 metros de la de su madre, donde viv¨ªa con su hermana menor Illary, de cuatro a?os. As¨ª lo recogen tambi¨¦n los informes de la polic¨ªa del caso de Joys Estefani, y as¨ª lo cuentan los t¨ªos de la mujer y madre de las dos ni?as.
Su casa queda en la comunidad Pampa Ansa, a unas tres horas de la conocida ciudad tur¨ªstica del Cuzco, en Per¨². Es un campo abierto, un valle ¨¢rido de tierra en tonos rojizos. En la ¨²ltima foto que existe de Joys Estefani Qquecca?o Huamani, ella tiene el rostro contusionado y la cabeza vendada despu¨¦s de haber sido agredida por su expareja y padre de sus dos hijas, Arturo Ccana Condori, de 32 a?os. Esto fue el 28 de septiembre y la agresi¨®n fue denunciada a la polic¨ªa. Arturo fue arrestado, pero por poco tiempo, pues fue puesto en libertad.
La agresi¨®n tuvo lugar pocas semanas despu¨¦s de que Joys Estefani se separase del padre de sus hijas. A pesar de la ruptura, a¨²n viv¨ªan cerca, ya que a pocos metros se encuentra la casa de la familia de Arturo.
En muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, la covid-19 ha significado un confinamiento estricto, y Per¨² no es la excepci¨®n. Las personas han estado pr¨¢cticamente encerradas dentro de sus hogares durante meses, muchas de ellas hacinadas en viviendas precarias. Una situaci¨®n que, seg¨²n los expertos, ha agravado la situaci¨®n de los ni?os, ni?as y mujeres que viven en hogares violentos. A ellos les toc¨® encerrarse con sus perpetradores.
La familia de Joys Estefani tiene la certeza de que la expareja de ella ha desempe?ado un papel importante en la desaparici¨®n de la mujer. Las ventanas rotas de la casa de Joys estaban manchadas de sangre. ¡°Queremos justicia, porque los m¨¢s pobres nunca somos escuchados y en pleno siglo XXI se sigue maltratando a la mujer, eso no puede ser posible,¡± dice Nilo Qquecca?o, el t¨ªo de Joys Estefani.
Joys Estefani no es para nada la ¨²nica. En Per¨² se han reportado 18.481 personas desaparecidas de enero a diciembre de 2020, de las cuales 11.828 eran mujeres, un 64% del total, seg¨²n datos de la polic¨ªa. ¡°Tras los sucesivos cambios en las medidas restrictivas dadas durante la pandemia por covid-19, se mantiene constante el incremento de mujeres adultas, ni?as y adolescentes reportadas como desaparecidas,¡± advierte la Defensor¨ªa del Pueblo en una nota publicada recientemente.
De particular preocupaci¨®n es el alto n¨²mero de ni?as y adolescentes desaparecidas durante el confinamiento. ¡°Las menores que han hu¨ªdo son una se?al de que hemos fallado como sociedad¡±, dice Eliana Revollar A?a?o, adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensor¨ªa del Pueblo de Per¨².
Tampoco el caso de la violencia contra Joys Estefani es ¨²nico en el Per¨². Todo lo contrario, las cifras de violencia contra las mujeres hablan por s¨ª solas. De marzo a julio, durante el confinamiento, el Ministerio de la Mujer registr¨® 11.000 casos de violencia contra ellas. Casi el 30% de las v¨ªctimas eran menores.
La adjunta se?ala que algo grave est¨¢ pasando en estos hogares si los menores se ven obligados a huir de all¨ª. Violencia intrafamiliar, agresi¨®n sexual y condiciones econ¨®micas muy precarias. Sin embargo, las autoridades carecen de claridad sobre los motivos de las desapariciones.
Joys Estefani se junt¨® con Arturo cuando ten¨ªa apenas 15 a?os en un matrimonio campesino, como lo llaman. Seg¨²n cuentan los t¨ªos, sospecharon durante a?os que Joys sufr¨ªa maltratos por parte de su pareja. Sin embargo, ella se encontraba muy encerrada entre la familia de ¨¦l y la iglesia Asociaci¨®n Evang¨¦lica de la Misi¨®n Israelita del Nuevo Pacto Universal, a donde asist¨ªa regularmente.
Visitar la casa de los Estefani es como entrar en un escenario de una pel¨ªcula de horror. Solo demasiado real. Como entrar en una escena de un crimen silencioso. Todo aquello que cab¨ªa dentro de la casa ahora est¨¢ esparcido afuera. Juguetes de las ni?as, vidrios rotos, basura, ropa... Durante la visita, vienen tambi¨¦n familiares de la expareja de Joys Estefani, pues su casa queda a apenas 28 metros de la de ellos.
El caso de Joys Estefani recuerda a otra reciente desaparici¨®n en la capital, Lima, la de Marleny, que estuvo desaparecida casi dos meses. Luego encontraron su cuerpo enterrado debajo de su propia habitaci¨®n.
Seg¨²n la Defensor¨ªa del Pueblo, se han registrado 132 feminicidios en 2020. Adem¨¢s, durante la pandemia el n¨²mero de desapariciones aument¨® mes a mes. Es dif¨ªcil no preguntarse por qu¨¦ est¨¢n desapareciendo estas ni?as y mujeres.
Se han registrado 132 feminicidios en 2020. Adem¨¢s, durante la pandemia el n¨²mero de desapariciones aument¨® mes a mes
¡°Tenemos la hip¨®tesis de que la mayor¨ªa de los y las menores podr¨ªan haber huido de sus hogares por violaci¨®n, violencia f¨ªsica y emocional o abuso sexual. Pero no sabemos el motivo. Y no sabemos cu¨¢ntos se han encontrado y en qu¨¦ condiciones, con vida o no. Y cu¨¢ntos a¨²n siguen desaparecidos. La falta de datos en esta ¨¢rea es un problema grave¡±, dice Eliana Revollar A?a?os, de la Defensor¨ªa del Pueblo.
Adem¨¢s de la capital, Lima, tambi¨¦n hay informes de muchos desaparecidos en las regiones, como por ejemplo en Cuzco, donde en 2020 se dieron 1.011 casos de desapariciones, posicion¨¢ndose en el segundo lugar a nivel nacional seg¨²n datos policiales. Incluso se estima que el subregistro en las regiones es a¨²n mayor, pues los familiares nunca realizan las denuncias, en parte por una fuerte falta de confianza en las autoridades.
Katherine Soto Torres es fundadora del grupo Mujeres Desaparecidas Per¨², que ha surgido porque sienten que las autoridades no est¨¢n haciendo bien su trabajo a la hora de realizar b¨²squedas. Cuenta c¨®mo varias de las regiones donde se denuncian desapariciones se caracterizan por la industria extractiva, por ejemplo la miner¨ªa ilegal. Y ¨¢reas notorias por la trata de personas con fines de explotaci¨®n sexual. La activista est¨¢ muy preocupada por la situaci¨®n en la regi¨®n de Cuzco.
¡°Los casos denunciados son alarmantes. Solo en lo que va del a?o, se han realizado m¨¢s de 697 denuncias, y Cuzco es la tercera regi¨®n con m¨¢s casos a nivel nacional. A¨²n no contamos con un verdadero sistema nacional de b¨²squeda que registra y difunda toda la informaci¨®n, donde se tenga como herramientas fundamental la activaci¨®n de alertas con protocolos inmediatos que tengan enfoque de g¨¦nero e interculturalidad. Si no se atiende de forma efectiva las desapariciones de ni?as y mujeres, no podremos prevenir situaciones de riesgo y, mucho menos, encontrarlas con vida,¡± afirma Soto Torres.
Sangre en las paredes
En la casa de Joys Stefani, ahora abandonada y destruida, un visitante puede ver con sus propios ojos manchas rojas en las paredes. Una de ellas, desgastada, tiene la forma de una mano. ?Qu¨¦ ha pasado aqu¨ª? Muchas preguntas, pocas respuestas.
¡°Como pobres, pedimos justicia. Los derechos de una mujer no deben ser vulnerados¡±, dice el t¨ªo, Nilo Qquecca?o, con la voz quebrantada y la mirada firme. ¡°No es justo que a una humilde mujer campesina con dos hijos le suceda eso¡±. Afuera de la casa se ve mucha tierra recientemente removida.
Tras la desaparici¨®n de la madre, las ni?as se quedaron bajo custodia de la polic¨ªa y luego fueron entregadas a su abuelo, ya que el padre cuenta con una denuncia de violencia hacia su pareja y sospecha de homicidio.
Ren¨¦ Qquecca?o, de 44 a?os y padre de Joys Estefani, tiene mucho miedo de la expareja de su hija ¡ªy de toda su familia en realidad¡ª pues teme que sean c¨®mplices. ¡°Tengo miedo de que la familia capaz me hace desaparecer,¡± dice.
Soto Torres, por su parte, pide datos del ¨¢rea: ¡°Carecemos de cifras precisas. ?Cu¨¢ntas mujeres desaparecidas hay? ?Por qu¨¦ desaparecen? Hay una falta de datos y una pol¨ªtica nacional en esta ¨¢rea,¡± cr¨ªtica. Y luego echa de menos una humanizaci¨®n del problema: ¡°Las autoridades deben dar respuestas a esas familias. Es como si su historia se hubiera borrado. Como si su hija o hermana nunca hubiera existido. Las mujeres desaparecidas no son solo n¨²meros, son seres humanos¡±.
Las autoridades deben dar respuestas a esas familias. Es como si su historia se hubiera borrado. Como si su hija o hermana nunca hubiera existidoKatherine Soto Torres, de Mujeres Desaparecidas Per¨²
Y si se va detr¨¢s del fen¨®meno de las desapariciones, muchas veces se asocian a delitos graves como el asesinato de mujeres, el secuestro y la trata de personas. La activista tambi¨¦n cuenta c¨®mo las familias no conf¨ªan en las autoridades: ¡°Pasa mucho que se culpabiliza a los seres queridos de las desapariciones. O simplemente se explica con celos, insinuan que la mujer probablemente tambi¨¦n tuvo un poco de culpa¡±.
Durante un paseo, los t¨ªos de Joys Estefani pasan por la iglesia evang¨¦lica, que frecuentaba la desaparecida con Arturo, su pareja, y con la familia de este. De repente sale del templo el hermano de Arturo, Jes¨²s Ccana, temblando. En un momento se produce un conflicto de preguntas y acusaciones entre los t¨ªos y el hermano. ¡°?Qu¨¦ ha pasado con Joys Estefani? ?Qu¨¦ le han hecho?¡±, quieren saber los t¨ªos.
Pero el hermano les contesta: ¡°?Y si aparece qu¨¦ pasa? ?C¨®mo van a responder? Seguro que aparece de aqu¨ª una semana¡±, responde Jes¨²s Ccana, y se vuelve agresivo hacia las periodistas que acompa?amos a la familia de Joys. ¡°No se metan con nuestra iglesia,¡± advierte, y pone las manos sobre la c¨¢mara para impedir las fotos.
Las consecuencias de no actuar con rapidez
En los casos de mujeres desaparecidas, es sumamente importante que la polic¨ªa act¨²e con rapidez. Esto puede marcar la diferencia entre encontrarlas vivas o no. ¡°Por ejemplo, tenemos 28 mujeres que comenzaron siendo denunciadas como desaparecidas. Si las hubieran buscado r¨¢pidamente, probablemente sus vidas podr¨ªan haberse salvado. Pero estas 28 mujeres fueron halladas muertas. Y muchos de los feminicidios ocurren en sus propios hogares ¡°, dice Eliana Revollar A?a?os, de la Defensor¨ªa del Pueblo. La familia de Joys Estefani se encuentra muy preocupada por la situaci¨®n. ¡°Mi sobrina no es un animalito, como es posible que se haya perdido. Tiene que aparecer¡±, suplica su t¨ªa, Nalda Qquecca?o.
El representante de la Defensor¨ªa del Pueblo menciona como buen ejemplo al estado de Arequipa, en el sur del pa¨ªs. ¡°All¨ª ha habido 47 casos de desapariciones durante el confinamiento y en 43 de ellos las personas han sido encontradas con vida. Porque las b¨²squedas se han tomado en serio. Debemos seguir ese ejemplo en el resto del pa¨ªs¡°, reclama Revollar A?a?os.
¡°Tenemos unos casos muy dolorosos que nos han servido de ejemplo para implementar nuestro sistema de personas desaparecidas¡±, dice Elsa Huallpacusi Hilario, asesora de la oficina del Ministerio del Interior, la m¨¢xima autoridad responsable en relaci¨®n a las desapariciones. ¡°Todos los casos han recibido el debido trato. Pero deber¨ªan colaborar mucho m¨¢s los familiares. Denuncian la desaparici¨®n de alguien, luego lo buscan, lo encuentran y no se lo dicen a las autoridades. Si recordaran avisarnos cuando una persona ha regresado a casa, ser¨ªa de gran ayuda ¡°, sugiere la funcionaria.
A mediados de octubre, el Presidente Mart¨ªn Vizcarra puso en marcha un nuevo sistema nacional de b¨²squeda y como parte del mismo existe ahora un registro nacional en el que se coteja y almacena de forma centralizada la informaci¨®n sobre personas desaparecidas.
Cuenta Chaska, la ni?a de tan solo seis a?os, que despu¨¦s de la desaparici¨®n de su madre, el t¨ªo le hizo limpiar la sangre de las paredes de la casa. Las ni?as, los padres y los t¨ªos de Joys Estefani siguen esperando. ¡°Mi mama ya no va a volver¡±, comenta Chaska entre conversaciones de adultos, como fragmentos de sus pensamientos.
Cuando la comunidad empez¨® a preocuparse por la desaparici¨®n de la joven, leyeron hojas de coca para buscar pistas, siguiendo una costumbre ancestral de esta parte andina. Eso fue el viernes 6 de noviembre. Seg¨²n la coca, Joys Estefani estaba enterrada.
Ese mismo d¨ªa, la polic¨ªa interrog¨® a la expareja, Arturo Ccana, que confes¨® haberla asesinado. Los vecinos fueron hacia la casa de la desaparecida y llegaron al mismo tiempo que la polic¨ªa y el autor confeso del crimen. ?l se?al¨® d¨®nde hab¨ªa enterrado a la mam¨¢ de sus hijas: a 90 cent¨ªmetros bajo tierra encontraron el cuerpo de Joys Estefani Qquecca?o Huamani.
Sus parientes ya obtuvieron respuesta.
Pero cientos de familias peruanas siguen esperando noticias de sus desaparecidos.
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