El legado de un pensador del desarrollo sostenible
Erradicar la pobreza requiere capacidad, voluntad y la mayor movilizaci¨®n de la historia, seg¨²n el reci¨¦n desaparecido doctor Farzam Arbab. El documental ¡®Labradores de esperanza¡¯ es homenaje a su vida y obra, crucial para el cumplimiento de la Agenda 2030
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El desarrollo social y econ¨®mico, desde mediados del pasado siglo, se ha ido consolidando como el emprendimiento multidisciplinar m¨¢s ambicioso que se ha impuesto la humanidad a s¨ª misma, ya que tiene por fin la erradicaci¨®n de la pobreza, en todas sus dimensiones, y el avance hacia un mundo pr¨®spero, justo, sostenible y pac¨ªfico para todos. Esta afirmaci¨®n inicial parece una evocaci¨®n po¨¦tica, m¨ªstica, metaf¨®rica; sin embargo, constituye un enunciado descriptivo del significado de un campo de acci¨®n y de estudio que no puede condensarse en una sola disciplina.
Esta esfera de empe?o, que tras 70 a?os ha tra¨ªdo m¨²ltiples mejoras al mundo pero que no ha logrado sus fines ¨Ca pesar del ingente n¨²mero de recursos humanos y financieros dedicados a la tarea¨C, vuelve a ser vital, puesto que la pandemia amenaza, seg¨²n los c¨¢lculos de la misma ONU, con un resurgimiento de la pobreza extrema en zonas donde ya hab¨ªa desaparecido.
El doctor Farzam Arbab, baha¨ªsta de origen iran¨ª pero formado en f¨ªsica de part¨ªculas en Estados Unidos, fallecido en septiembre de 2020, dedic¨® gran parte de su vida en Colombia, a trav¨¦s de la Fundaci¨®n para la Aplicaci¨®n y Ense?anza de las Ciencias que instituy¨®, tanto al empoderamiento de los campesinos y de la gente com¨²n para hacerse cargo de su desarrollo como al pensamiento del desarrollo como ¨¢rea interdisciplinar.
Con motivo del lanzamiento en febrero de un documental titulado Labradores de esperanza, que pretende honrar su legado, este art¨ªculo explora brevemente algunas de las que pueden ser consideradas sus principales contribuciones y que parecen ser cruciales para avanzar inexorablemente hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Un marco que gu¨ªe el aprendizaje, el discurso y la acci¨®n
El mundo del desarrollo, desde sus or¨ªgenes, a fin de dotar de coherencia y rigor a sus propuestas, se fundament¨®, en primer lugar, en teor¨ªas descriptivas de c¨®mo se produce el desarrollo ¡ªmodernizaci¨®n, dependencia, sistemas mundiales¡ª que tambi¨¦n prescrib¨ªan las pol¨ªticas para lograrlo y, en segundo, en ideolog¨ªas totalizantes que aspiraban a transformar integralmente la vida pol¨ªtica, econ¨®mica y social. Los cient¨ªficos sociales tambi¨¦n buscaban modelos rigurosos.
Arbab, consciente de la necesidad de aprender sistem¨¢ticamente de la acci¨®n, por un lado, de recurrir a la ciencia, por el otro, y de no caer presos de modelos cuantitativos que parecen precisos, pero que en realidad esconden rigidez, plante¨® la necesidad de que los actores del desarrollo operaran bajo un marco conceptual evolutivo, donde los enfoques y m¨¦todos, convicciones, valores y principios que resultasen m¨¢s efectivos en la pr¨¢ctica pudieran acumularse y orientar a todos los protagonistas de esta empresa mundial con anclaje local.
La generaci¨®n del conocimiento, eje del desarrollo
Un elemento fundamental del marco conceptual reside en la noci¨®n de que la generaci¨®n de conocimiento ¨Cas¨ª como su aprendizaje, aplicaci¨®n y difusi¨®n¨C ha de ser el principio motriz del desarrollo.
En otras palabras, se debe reemplazar a la econom¨ªa como proceso central de la existencia social por la generaci¨®n de conocimiento y el aprendizaje acerca del desarrollo. De este modo, la econom¨ªa en s¨ª se volver¨ªa un ¨¢mbito de aprendizaje y se podr¨ªa abordar como un tema de estudio y acci¨®n transformadora, como lo son la salud, la educaci¨®n y la producci¨®n agropecuaria.
Esto implica ir m¨¢s all¨¢ de las modas, los paquetes y las f¨®rmulas simplistas de desarrollo que plantean que este puede ser algo que se entrega a los necesitados, por muy importantes que sean: infraestructuras, tecnolog¨ªa, educaci¨®n, salud¡
Adem¨¢s, requiere la democratizaci¨®n de la ciencia, la apertura de espacios, no necesariamente de investigaci¨®n vanguardista, donde las masas pudieran participar en cierto grado en la producci¨®n cient¨ªfica sobre el desarrollo.
Las fuentes del conocimiento
Otra cuesti¨®n clave del pensamiento de Farzam Arbab, relacionada con la noci¨®n anterior, es la idea de que el conocimiento necesario para forjar el desarrollo, adem¨¢s de proceder de la experiencia pr¨¢ctica por propiciar el progreso social, debe proceder de tres fuentes en interacci¨®n: la ciencia, el conocimiento tradicional de la poblaci¨®n local o regional que asume su sendero de desarrollo y el acervo moral y espiritual de la humanidad (la religi¨®n).
El enfoque de las necesidades b¨¢sicas e incluso el marco del desarrollo humano, sol¨ªan pecar del mismo defecto: ver a las personas a quienes supuestamente se ha de empoderar como vagos e improductivos
Sin esta interacci¨®n, se erosiona el conocimiento tradicional, no se logra conectar con la poblaci¨®n local donde se suele concentrar la acci¨®n, se puede llegar a romantizar el conocimiento aut¨®ctono desacreditando a la ciencia o se pueden asumir inconscientemente nociones perjudiciales para fomentar actitudes proclives al desarrollo relacionadas con la naturaleza humana, los fines y los medios y el progreso.
La visi¨®n que se tiene de los campesinos y de los pobres es uno de esos temas a los que le dio la mayor relevancia, puesto que, tanto el programa de modernizaci¨®n, como la revoluci¨®n verde, el enfoque de las necesidades b¨¢sicas e incluso el marco del desarrollo humano, sol¨ªan pecar del mismo defecto: ver a las personas a quienes supuestamente se ha de empoderar como vagos e improductivos, en el peor de los casos, o conglomerados problemas a resolver y de necesidades a satisfacer, en el mejor.
Al igual que encontrar formas de producci¨®n m¨¢s eficientes y ecol¨®gicas ¨Cpor poner un ejemplo¨C deb¨ªa ser el objeto de un escrutinio cient¨ªfico riguroso, identificar nociones sobre el ser humano que induzcan confianza en su potencial tambi¨¦n deber¨ªa ser estudiado en profundidad.
La participaci¨®n y el empoderamiento
Ante la moda de la participaci¨®n, ya sea en los servicios que se ofrecen, en los proyectos o en los procesos de toma de decisiones, Arbab desde el inicio consideraba que la gente deb¨ªa ser la protagonista del desarrollo. Sin embargo, muchas fuerzas sociales impiden que el potencial humano se libere.
La pl¨¦tora de programas pol¨ªticos as¨ª como de iniciativas civiles de cooperaci¨®n, muchas veces iban acompa?adas de estilos de liderazgo paternalistas y de intereses demasiado estrechos que, en ning¨²n caso, lograban colocar a las personas en el medio.
En l¨ªnea con la perspectiva de la concienciaci¨®n de Freire, pero probablemente llevando el principio de participaci¨®n a un nivel de radicalidad mayor, ve¨ªa a la humanidad entera como protagonista irreemplazable de la empresa global del desarrollo. Sin el concierto de todos, no se podr¨ªan superar los desaf¨ªos hist¨®ricos.
En las localidades menos favorecidas, donde la mayor¨ªa ve dolor, pobreza y sufrimiento, se ha de aprender a identificar, por encima de todo, el potencial, a fin de que este, mediante la educaci¨®n, pueda ser cultivado.
Adem¨¢s, la separaci¨®n entre ellos (quienes sufren) y nosotros (quienes ayudamos) se deber¨ªa disolver, puesto que todos somos los part¨ªcipes de un camino que ha de conducir a un modelo de desarrollo y organizaci¨®n social que genere bienestar para todos.
La educaci¨®n integradora
Lo anterior se vincula con la convicci¨®n que ten¨ªa de que la educaci¨®n era una de las claves para el desarrollo; la cantidad de materiales educativos, la innovaci¨®n pedag¨®gica que gest¨® y los programas de educaci¨®n para el desarrollo que cuajaron bajo su gu¨ªa, lo acreditan.
Se adelant¨® a la idea de competencias y de interdisciplinariedad con la herramienta de desarrollo curricular que dise?¨®: la noci¨®n de capacidad, entendida como un entramado de cualidades y actitudes, conceptos e informaci¨®n, herramientas y habilidades para emprender acciones transformadoras y que se agrupan en capacidades cient¨ªficas, tecnol¨®gicas, matem¨¢ticas, del lenguaje y la comunicaci¨®n y del servicio comunitario. Aqu¨ª tambi¨¦n fue pionero.
Farzam Arbab consideraba que la creaci¨®n de capacidad en los individuos, en la comunidad y en las instituciones ¨Cal mismo tiempo¨C deb¨ªa ser la preocupaci¨®n central de todo esfuerzo por lograr la prosperidad y ayudar a una poblaci¨®n a adue?arse de su progreso
Hoy se habla de aprendizaje y servicio como uno de los enfoques m¨¢s innovadores y los trabajadores sociales lo estudian con entusiasmo. En los a?os setenta ya lo aplicaba este visionario, puesto que los programas de FUNDAEC colocan a la acci¨®n en el centro y empoderan, a trav¨¦s del estudio, la conversaci¨®n y la actividad intensa para servir a la comunidad con creciente efectividad.
Algunos de estos programas de educaci¨®n para el desarrollo, como el SAT ¨Ctambi¨¦n impuls¨®, entre otros, dos licenciaturas, dos posgrados y diversos programas informales como el Preparaci¨®n para la Acci¨®n Social extendida por casi todos los continentes hoy d¨ªa¨C, han sido reconocidos por diferentes gobiernos como curr¨ªculos oficiales y sistemas alternativos que se han extendido masivamente para ofrecer una educaci¨®n de alta calidad a zonas donde no llega el sistema formal. Este apartado de la visi¨®n de la educaci¨®n que Arbab pose¨ªa y de los logros cosechados en este campo se prestar¨ªa para un libro extenso.
Las estructuras locales y la creaci¨®n de capacidad
De todo lo propuesto hasta ahora, se puede observar que la creaci¨®n de capacidad representa el rasgo central de su enfoque para el desarrollo. En ¨²ltima instancia, consideraba que la creaci¨®n de capacidad en los individuos, en la comunidad y en las instituciones ¨Cal mismo tiempo¨C deb¨ªa ser la preocupaci¨®n central de todo esfuerzo por lograr la prosperidad y ayudar a una poblaci¨®n a adue?arse de su progreso. La modernizaci¨®n hab¨ªa erosionado las estructuras tradicionales sin reemplazarlas por otras, lo que hab¨ªa sido una de las principales causas de la desolaci¨®n de esos territorios.
Sin estructuras pertenecientes a la gente que puedan impulsar procesos de aprendizaje y de investigaci¨®n-acci¨®n, que permitan la interacci¨®n del conocimiento cient¨ªfico y del tradicional, que faciliten la introducci¨®n de programas educativos que empoderen sin dividir, la sistematizaci¨®n de los aprendizajes y la difusi¨®n del conocimiento generado a trav¨¦s de la misma poblaci¨®n, lograr el desarrollo es solo una utop¨ªa, una quimera.
Esta perspectiva condujo a Arbab a la creaci¨®n de la Universidad Rural, una instituci¨®n que ha permitido vertebrar los objetivos reci¨¦n se?alados. Desde ella, la poblaci¨®n del Norte del Cauca, por ejemplo, ha podido emprender, y sigue emprendiendo ¨Caspirando a la sostenibilidad y al crecimiento en escala¨C, m¨²ltiples proyectos, programas e investigaciones sobre los distintos procesos de vida ¨Cagricultura, ganader¨ªa, procesamiento, comercializaci¨®n, transformaci¨®n industrial, educaci¨®n, socializaci¨®n y comunicaci¨®n¡¨C que, cuando logran un ¨¦xito relativo, se sistematizan y documentan para incorporarse a los nuevos materiales educativos, a fin de formar a la misma poblaci¨®n y diseminar el conocimiento.
Integraci¨®n, complejidad y sentido de misi¨®n hist¨®rica
A pesar de la magnitud de la tarea, el desarrollo ha de comenzar de manera sencilla, con una o dos l¨ªneas de acci¨®n que, a medida que se crea mayor capacidad, se logra implicar a m¨¢s gente local y se consiguen m¨¢s recursos, se complementan con otras l¨ªneas de acci¨®n que se van integrando en un enfoque hol¨ªstico coherente que, a toda costa, evita la fragmentaci¨®n tal prevalente en la vida moderna.
Por ¨²ltimo, Arbab ve¨ªa al desarrollo dentro de un proceso hist¨®rico mundial de transformaciones que parec¨ªan estar forzando a la humanidad a repensar los fundamentos ¨²ltimos sobre los que se erige la civilizaci¨®n.
El reconocimiento de la unicidad del g¨¦nero humano alcanzado por la antropolog¨ªa y la gen¨¦tica a principios del siglo XX ¨Cun principio tambi¨¦n presente en las diferentes tradiciones ind¨ªgenas, religiosas y espirituales de la mayor¨ªa de los pueblos¨C, la justa distribuci¨®n de recursos entre individuos, grupos y naciones y el respeto y fortalecimiento de la diversidad cultural de la especie deb¨ªan imprimir la motivaci¨®n, constituir la visi¨®n de futuro e informar los medios y los enfoques para una movilizaci¨®n masiva de alcance glocal que permitiera alcanzar dicho estado de prosperidad y justicia colectiva sin precedentes.
Aunque no existan, el doctor Arbab fue un gigante, un genio invisible entre la gente que pas¨® desapercibido, aunque no su legado¡ porque as¨ª ¨¦l lo decidi¨®.
Sergio Garc¨ªa Magari?o es investigador de I-Communitas, Instituto de Investigaciones Sociales Avanzadas, Universidad P¨²blica de Navarra.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en The Conversation Espa?a
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