¡°Antes mi mam¨¢ me chillaba y me pegaba; ahora a veces hasta me abraza porque s¨ª¡±
En Guatemala, 61 de cada 100.000 menores de edad denunciaron alg¨²n tipo de maltrato entre enero y agosto de 2020. Un total de 42 ni?os se suicidaron en ese tiempo. Varias organizaciones creen que hay muchas m¨¢s v¨ªctimas y que el estr¨¦s y las dificultades econ¨®micas por la pandemia est¨¢n detr¨¢s de muchos casos
Lo ¨²nico que hace que Ana Yesenia (14 a?os) se desmorone es recordar la violencia y los agravios por los que ha pasado su familia. Lo ¨²ltimo: los gritos y los golpes de su mam¨¢ durante la pandemia. Do?a Doris, la madre de los cuatro hermanos Ventura Corona, lamenta arrepentida: ¡°Llegaba a casa y les gritaba a mis hijos que se callasen y me dejaran en paz¡±. Y a?ade: ¡°Me molestaban mis propios hijos, solo quer¨ªa que se callaran. Los mandaba a que se fueran... No me los aguantaba¡±. Hoy, m¨¢s de un a?o despu¨¦s, se le llenan los ojos de l¨¢grimas al pronunciar cada una de las palabras anteriores. Lo recuerda con m¨¢s claridad de lo que le gustar¨ªa. ¡°?Pero qu¨¦ m¨¢s pod¨ªa hacer? Sal¨ªa a casa a buscar trabajo y volv¨ªa sin ¨¦l. No ten¨ªa nada que darles de comer. As¨ª un d¨ªa y otro¡±.
A Yesenia le cuesta mirarla a los ojos mientras lo narra todo. Se seca las manos sudadas por los nervios en el pantal¨®n y se mece en la banqueta para distraerse aguantando las l¨¢grimas. Aunque ahora entiende por todo el estr¨¦s que pas¨® su madre, para ella tampoco ha sido un a?o f¨¢cil. Viven en la aldea ¨¢rida y pobre de Chulumal Segundo, en el municipio guatemalteco de Chichicastenango y con el dinero justo para comprar los datos de internet diarios. Estudiar ha sido una tarea dif¨ªcil y tediosa. Echa de menos a sus compa?eros de clase, su rutina y recibir una formaci¨®n ¡°de verdad¡±. Esta alumna de Segundo B¨¢sico lleva un a?o empe?¨¢ndose en seguir estudiando y los golpes y los insultos de su madre no ayudaron.
Lo que m¨¢s les pesa a los ni?os es la ausencia de los pap¨¢sAngelita Ramos Pixcar, t¨¦cnica del proyecto Miles de Manos
El estr¨¦s y la agravada crisis econ¨®mica durante la pandemia han provocado un aumento de violencia intrafamiliar y de g¨¦nero en todo el globo. En Guatemala, entre enero y agosto de 2020, fueron registradas 4.808 v¨ªctimas de maltrato infantil, lo cual representa una tasa de 61 ni?os y adolescentes por cada 100.000 habitantes menores de edad. Estos son algunos de los duros datos del informe Violencia contra la ni?ez y la adolescencia: Descripci¨®n de algunas pr¨¢cticas de violencia a partir de registros administrativos, publicado a mediados de marzo por la Procuradur¨ªa de los Derechos Humanos (PDH). En este primer semestre del a?o de pandemia, se confirmaron 322 suicidios, de los cuales el 13% fueron llevados a cabo por menores de edad.
Aunque las cifras de las denuncias se han mantenido similares a las del ¨²ltimo a?o, varias organizaciones defensores del menor como Educo advierten de que no todos los ni?os tienen las herramientas para pedir ayuda, pues la gran mayor¨ªa convive con su agresor. La organizaci¨®n feminista de Mujeres Transformando el Mundo (MTM) ha recibido casos ¡°de todo tipo¡±. Ana Donis, componente legal del colectivo, asegura que la pandemia ha vulnerado ¡°m¨¢s a¨²n¡± la seguridad de las mujeres: ¡°Algunas nos ped¨ªan asesor¨ªa jur¨ªdica o que llam¨¢ramos al n¨²mero de ayuda a la mujer (1572) porque ellas no pod¨ªan, otras han notificado violaciones durante el toque de queda [que en Guatemala duraban desde las 16.00 del viernes a las 6.00 del lunes] y muchos chicos j¨®venes nos han reportado las violaciones que estaban sufriendo sus novias por parte de sus pap¨¢s¡±. Las principales v¨ªctimas siguen siendo ellas: ¡°Guatemala es un pa¨ªs muy machista y religioso. Y en muchos casos, esta cultura y esta religi¨®n nos ha obligado a tener miedo. Las ni?as crecemos con miedo¡±.
Muchos j¨®venes denunciaron violaciones que estaban sufriendo sus novias por parte de sus pap¨¢sAna Donis, de Mujeres Transformando el Mundo
La falta de acompa?amiento y educaci¨®n a los padres de familia tambi¨¦n es clave para garantizar el cuidado de los m¨¢s peque?os. ¡°Y ellos tampoco cuentan con ese apoyo¡±, explica Angelita Ramos Pixcar, t¨¦cnica del proyecto Miles de Manos. Esta iniciativa de Educo pretende contribuir a una convivencia pac¨ªfica que garantice la protecci¨®n de los ni?os y adolescentes. Antes de que estallara la crisis del coronavirus en Guatemala, Ramos se reun¨ªa peri¨®dicamente con varios grupos de 15 a 20 padres de familia ¡ªen su mayor¨ªa madres¡ª y por separado con sus hijos. Mediante din¨¢micas y juegos, se trataban los problemas que padec¨ªa cada uno de los 272 participantes. ¡°Los pap¨¢s siempre lamentan de que no tienen ni tiempo ni dinero para sus peque?os. S¨ª, la situaci¨®n econ¨®mica es clave en las familias que yo veo¡±, explica. ?Y los ni?os? ¡°Lo que m¨¢s pesa es la ausencia de estos familiares¡±.
Hace dos a?os que do?a Doris se apunt¨® a los talleres de Ramos por otro tipo de violencia intrafamiliar que prefieren no desvelar. Nunca pens¨® que las gu¨ªas le fueran a servir tanto el ¨²ltimo a?o. Sus hijos tampoco. ¡°Se siente muy bien que mi mam¨¢ cambiara, porque ahora es m¨¢s cercana. Antes nos chillaba y nos pegaba y ahora hay veces que nos abraza porque s¨ª. Sin haber hecho nada bueno. As¨ª no m¨¢s¡±, cuenta entre sollozos Yesenia. ¡°Aprend¨ª a valorar mucho lo que uno tiene y a entender que si en la casa faltan cosas es porque no nos lo podemos permitir. Y antes s¨ª me enojaba y le dec¨ªa a mis hermanos que me dejaran tranquila o les pegaba yo tambi¨¦n¡±. A Yojana, de 10 a?os, le emociona sentir a la se?o Angelita como una m¨¢s de la familia: ¡°Ella se tom¨® el tiempo de escucharme lo que yo sent¨ªa por dentro. Cuando le cont¨¦, sent¨ª un alivio¡±.
Llevamos un a?o sin que los docentes detecten los casos de ni?os que necesitan ayudaAngelita Ramos Pixcar
Las claves de Ramos eran principalmente no actuar en caliente. ¡°Nos ense?aban a salir de la casa cuando estuvi¨¦ramos estresados, a que pase¨¢ramos. A respirar y pensar que la violencia con los ni?os nunca va a ser buena, porque nuestros problemas no eran culpa de ellos¡±, enumera Doris restreg¨¢ndose las manos. Pero durante el confinamiento, esa posibilidad se redujo. A veces aprovechaba y sal¨ªa a darle de comer a las gallinas o caminaba hacia el barranco que bordea su humilde casa. ¡°Ah¨ª pensaba en lo que la se?o Angelita me platicaba y respiraba. Por la gracia de dios eso s¨ª que me ayud¨®. Ya trat¨¦ de llevarme bien con ellos. Entonces cuando vuelvo del trabajo y ellos me enojan ya me voy directo afuera¡±, a?ade con una t¨ªmida sonrisa.
A Ramos se le escapan varios suspiros cuando recuerda este ¨²ltimo a?o. ¡°Muchos de los casos que llegaban a Miles de Manos era a trav¨¦s de los propios profesores. Y llevamos un a?o sin escuelas y sin que ellos detecten los casos de los ni?os que necesitan ayuda¡±, cuenta. Sabe que es imposible llegar a todos. Pero duele: ¡°No han sido meses f¨¢ciles para nadie, pero ellos se han llevado la peor parte¡±.
La matriarca de la familia reconoce que ahora es m¨¢s f¨¢cil porque tiene ¡°algo m¨¢s de trabajo¡±. Antes de la pandemia, se dedicaba a las labores dom¨¦sticas de una familia acomodada de Santa Cruz de Quich¨¦, la cabecera departamental de su municipio. ¡°Todo estaba bonito¡±, resume. Tomaba el transporte p¨²blico e iba diariamente. Sus hijas tambi¨¦n trabajaban dos d¨ªas a la semana. ¡°No por gusto, m¨¢s por necesidad¡±, zanja. As¨ª ganaban lo suficiente para ir tirando. Pero el coronavirus puso todo patas arriba en su casa. Lleg¨® el encierro y los servicios de autob¨²s se pararon, y dej¨® de ir a la casa de la se?ora. Los ingresos de la familia se redujeron un 70%. ¡°No ten¨ªa qu¨¦ darles de comer. Yo le soy sincera, me lo tuve que saltar [el confinamiento y los posteriores toques de queda]. Tuve que salir a la calle a buscar trabajo¡±, repite angustiada. Har¨ªa lo que fuera para que abril, mayo y junio nunca hubiesen existido. Lo que tiene claro es que no se van a volver a repetir.
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