Lo que una wifi puede hacer por el aprendizaje en pandemia

Como cada semana, Roselvis Manaura vuelve de la escuela tras entregar los deberes que le encargan los profesores a sus dos hijos, en sexto y octavo de Primaria. Su siguiente parada es el polideportivo, situado en el Parque Tierra del Sol, en Pimampiro, una peque?a ciudad en el norte de Ecuador. Es un lugar de paso, pero tambi¨¦n de estancia, de miles de venezolanos que ingresan a trav¨¦s de la frontera con Colombia. Sentada en las gradas de baloncesto, Roselvis se descarga en su tel¨¦fono m¨®vil las tareas de su hijo Antonio, a su lado, con la ayuda de una se?al de wifi gratuita que la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha instalado en distintos espacios p¨²blicos de la localidad para su uso general. ¡°Hacer los deberes sin esta se?al hubiera sido muy dif¨ªcil por el sacrificio econ¨®mico que nos supondr¨ªa¡±, explica Manaura, de origen venezolano. Profesora de formaci¨®n, la ¨²nica v¨ªa de ingresos de esta madre es gracias a la venta de pasteles que ella misma prepara en su domicilio. Aclara que instalar internet en su casa, en las afueras, donde no llega la fibra ¨®ptica y depende de se?al por sat¨¦lite, le supondr¨ªa un gasto de unos cien euros.

El acceso a la educaci¨®n virtual ha supuesto un enorme desaf¨ªo para los 4,4 millones de estudiantes en Ecuador y para sus familias, que vieron de manera abrupta c¨®mo la pandemia, que a 18 de marzo hab¨ªa castigado al pa¨ªs con 307.000 positivos y 16.333 fallecidos, cerraba sus escuelas y el estudio se trasladaba a casa. El pasado junio, el Gobierno reconoc¨ªa que un 70% de los alumnos hab¨ªa sufrido dificultades de conectividad y otro 15% no hab¨ªa tenido contacto habitual con sus docentes en las ¨²ltimas dos semanas, seg¨²n la encuesta sobre la situaci¨®n actual de las ni?as, ni?os y adolescentes en su actual proceso educativo realizada por Unicef el pasado noviembre. La Ministra de Educaci¨®n Monserrat Creamer explicaba en una reciente entrevista la importancia de que todos los alumnos entreguen su portafolio para cerciorarse de que siguen dentro del sistema educativo, ya que un 5% de la poblaci¨®n estudiantil est¨¢ en alerta roja de posible abandono escolar.

Pero Pimampiro no es el ¨²nico lugar en el que ACNUR ha decidido implantar este sistema, que soluciona la conectividad a los estudiantes, y a sus familias les ahorra un gasto que pocas de ellas pueden permitirse. ¡°Al menos 15 d¨ªas de internet nos vale cinco d¨®lares, y un mes, 10. Y si a ese gasto le sumamos la comida y el alquiler, es muy costoso para nosotros¡±, explica Uslar Brice?o, que acompa?a a sus hijas Laurismar, Esteibeli, Esteirderli y a su nieta Duglismar a otro punto de la red wifi gratuita de la ciudad, en el parque de Santa Cecilia. All¨ª se pueden conectar con el ¨²nico tel¨¦fono m¨®vil que tienen y descargar sus deberes. En el norte de Ecuador se han creado 200 puntos de acceso a internet gratuito en 106 comunidades distintas, una medida que ha beneficiado, hasta el momento, a 130.000 personas. ¡°Es una acci¨®n con muchos aspectos positivos y una soluci¨®n muy sencilla¡±, explica Giovanni Bassu, representante de ACNUR en Ecuador. ¡°Si una familia carece de internet se ve excluida de muchas ventajas, sobre todo ahora que la movilidad est¨¢ restringida por la pandemia¡±, a?ade Bassu.

All¨ª donde el acceso a agua y electricidad ya son un lujo

En Ecuador, solo el 37% de los hogares tiene acceso a la Red, un problema que se acent¨²a si se analizan los datos de las zonas rurales, donde esta cifra desciende hasta el 16%. Se trata de una brecha que, en muchos casos, coincide con aquellas zonas en las que el acceso a agua, saneamiento y electricidad ya son un lujo para muchas familias. ¡°Ac¨¢ no funciona la escuela virtual, porque la regi¨®n ya cuenta con unas necesidades b¨¢sicas insatisfechas¡±, explica Carolina Gonz¨¢lez, responsable de Unicef en la provincia de Esmeraldas.

La falta de dispositivos a los que conectarse es otra de las trabas que los ni?os y j¨®venes ecuatorianos han encontrado durante este a?o en el que el estudio se ha instalado en los salones de casa: solo uno de cada ocho estudiantes posee equipos para su uso personal. ¡°Si los docentes no se desplazan a apoyar a estas familias con gu¨ªas impresas, no recibir¨ªan clase, porque ellas no cuentan con dispositivos para poder acceder a la educaci¨®n virtual, por un lado porque la mayor¨ªa de ellos son analfabetos digitales y por otro porque no se les administra luz continua para utilizarlos¡±, a?ade Gonz¨¢lez.

En Ecuador solo el 37% de los hogares tiene acceso a internet, un problema que se acent¨²a si se analizan los datos de las zonas rurales, donde baja hasta el 16%

Anita Pita, alumna de sexto grado, con 13 a?os, estudia para entrar el pr¨®ximo curso a octavo y superar sus dos a?os de rezago a trav¨¦s del programa de nivelaci¨®n y aceleraci¨®n pedag¨®gica (NAP), apoyado por el Ministerio de Educaci¨®n, Unicef y DYA, que atiende a estudiantes de entre ocho y 18 a?os en todo el pa¨ªs. Ella y su hermana, que viven con su madre en una peque?a comunidad de R¨ªo Verde, en Esmeraldas, no tienen tel¨¦fono m¨®vil. Tampoco una televisi¨®n con la que podr¨ªan seguir las clases de Educa TV, una de las plataformas virtuales promovidas por el Gobierno durante la pandemia. El ¨²nico dispositivo en casa es una radio que va a pilas y que no siempre funciona. ¡°Y si tienen un tel¨¦fono no siempre hay se?al. Muchas veces lo usan cuando salen al pueblo, que hay algo m¨¢s de cobertura y desde ah¨ª pueden llamar y comunicarse, pero no es ni siquiera un smartphone¡°, contextualiza Carmen Valencia, la profesora encargada del seguimiento semanal de Anita, que cruza un r¨ªo a caballo cada semana para recibir su lecci¨®n.

La falta de dispositivos a los que conectarse es otra de las trabas que los ni?os y j¨®venes ecuatorianos han encontrado durante la pandemia: solo uno de cada ocho estudiantes posee equipos para su uso personal

Sin embargo, contar con un dispositivo inteligente tampoco asegura que la ense?anza virtual cumpla con el cometido de educar como es debido. De hecho, desde el inicio de la crisis del coronavirus, seis de cada diez estudiantes en Ecuador consideran que est¨¢n aprendiendo menos, seg¨²n una encuesta de Unicef. ¡°Al principio de la pandemia los profesores mandaban la tarea por internet, pero no se la explicaba nadie y se le hac¨ªa m¨¢s dif¨ªcil a los dos¡±, explica Carlos M¨¢rquez, padre de Danna, de 10 a?os y Gabriel, de 12. Ambos completan sus estudios cada semana con el profesor William A?apa, que se acerca para darles clase hasta la iglesia evang¨¦lica de La Ronca, una peque?a comunidad de Esmeraldas. La hija mayor de estos pastores, de 14 a?os, s¨ª recibe y env¨ªa sus deberes a trav¨¦s de WhatsApp, aunque con cierta dificultad para entender las lecciones.

¡°Por WhatsApp no entendemos qu¨¦ tenemos qu¨¦ hacer¡±, asegura Yosel¨ªn L¨®pez, una estudiante de 5? de bachillerato, de 19 a?os, que vive en una peque?a comunidad cercana a Tarapoa, un pueblo de Sucumb¨ªos, la regi¨®n amaz¨®nica del pa¨ªs. La joven, madre de un beb¨¦ de 10 meses, se educa a trav¨¦s de mensajes que recibe en su tel¨¦fono m¨®vil. All¨ª le llegan clases de Matem¨¢ticas, F¨ªsica, Biolog¨ªa e Historia, y con estos y otros materiales ayuda en la comprensi¨®n lectora a su hermana, Lilian, de 10. Yosel¨ªn, que quiere ser ingeniera de dise?o industrial, entiende que su instituto est¨¦ cerrado por la pandemia, pero tiene un deseo muy claro, que sustituye a todos los deberes que recibe virtualmente: ¡°Echo de menos estar en la escuela y que los profesores nos expliquen bonito en el pizarr¨®n¡±.

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