¡°La historia de los migrantes deber¨ªa estar incluida en la memoria colectiva de un pa¨ªs¡±
Los testimonios de Aicha y Mabrouk, un matrimonio de octogenarios emigrado a Francia desde Argelia, pone de relieve la importancia del recuerdo en ¡®Leur Algerie¡¯, de Lina Soualem, un documental tributo de una nieta a su familia
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Ella es la autora del documental que muchos, seguro, habr¨ªan querido realizar. Porque va de abuelos, de hablar con ellos, de conocerlos mejor, de romper muros de silencio levantados durante d¨¦cadas. Lina Soualem (Par¨ªs, 1990) es la directora de Leur Algerie (Su Argelia), largometraje que acaba de llevarse el premio del p¨²blico en la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Cine Africano de Tarifa (FCAT), celebrado en la primera semana de junio. Su ¨®pera prima detr¨¢s de la c¨¢mara ¨Cella es actriz¨C bucea en los recuerdos de sus abuelos Mabrouk y Aicha, dos octogenarios que emigraron desde su pueblo argelino a Thiers, ciudad medieval francesa rodeada de monta?as a unas cinco horas en coche de Par¨ªs.
Leur Algerie es una historia de desarraigo, de exilio, de nostalgia; y es personal, porque Soualem, de madre palestina y padre argelino ¨Clos actores Hiam Abbass y Zinedine Soualem¨C se propuso conocer m¨¢s acerca de su familia paterna. Pero tambi¨¦n es universal, porque representa la necesidad de encontrar respuestas de tantos hijos y nietos de migrantes que sienten que, sin ellas, no pueden acabar de construir su identidad y encontrar su sitio en la sociedad. ¡°Siempre hubo un gran contraste entre el lado argelino de la familia, que era muy silencioso y no contaba nada sobre su vida, y el palestino, que habla mucho de las suyas, porque para ellos sobrevivir pasa por la transmisi¨®n de sus relatos de exilio. Me parec¨ªa incre¨ªble c¨®mo el lado argelino sobreviv¨ªa olvidando y con silencio¡±, narra la directora durante una entrevista en Tarifa, en el marco del festival.
La cinta arranca con la separaci¨®n de Aicha y Mabrouk despu¨¦s de 62 a?os de matrimonio. Cada uno a un piso, a 30 metros de distancia, eso s¨ª. En la intimidad de sus hogares, su nieta les va preguntando por los recuerdos de su Argelia natal, por c¨®mo han sido los ¨²ltimos 50 a?os en un pa¨ªs que no era el suyo. ¡°Todo lo que se ve lo viv¨ª de manera espont¨¢nea, todo lo que el espectador aprende en la pel¨ªcula, lo aprend¨ªa yo al mismo tiempo¡±, afirma Soualem. Rodando, se dio cuenta de que no sab¨ªa nada de su historia. ¡°No nos contaron nunca sobre el exilio a Francia, c¨®mo se encontraron, por qu¨¦ vinieron, c¨®mo han vivido la colonizaci¨®n, la guerra, qu¨¦ tal su familia¡ Un mont¨®n de preguntas empezaron a surgir en mi cabeza¡±.
El detonante de esta curiosidad fue un viaje que Soualem realiz¨® a Argelia con 20 a?os, mientras cursaba Historia en la Universidad de la Sorbona de Par¨ªs. Al llegar se sent¨ªa ¡°rara¡±, afirma, porque se dio cuenta de que lo sab¨ªa todo de aquel pa¨ªs, pero nada del papel de su familia. Todav¨ªa tard¨® siete a?os en decidirse a rodar este documental, en el que su abuela iba a ser en principio la ¨²nica protagonista. ¡°Siempre me intrig¨® como una figura femenina enigm¨¢tica que me contaba an¨¦cdotas con una sonrisa cuando lo que dec¨ªa era tr¨¢gico. Relataba, riendo: ¡®Ay, s¨ª, a los 15 a?os, cuando me quer¨ªan casar con tu abuelo, me sub¨ª a una palmera y me qued¨¦ ah¨ª por la noche¡¯. Y yo le respond¨ªa que eso no era gracioso. Ella se volv¨ªa a re¨ªr y conect¨¢bamos, y yo me preguntaba de d¨®nde ven¨ªa esa risa, esa fuerza, pero tambi¨¦n qu¨¦ escond¨ªa¡±.
Aicha esconde sus aflicciones tras el humor, pero de alguna forma supo encontrar una forma de dicha en el amor que siente por sus hijos y nietos. Mabrouk, sin embargo, vive tras un mutismo perenne. ¡°?l no supo lidiar con la responsabilidad de haber tra¨ªdo a toda la familia a Francia¡±, opina la nieta. ¡°Al final de su vida, creo que se preguntaba para qu¨¦ hab¨ªa servido todo; cuando le pregunt¨¦ si se arrepent¨ªa de haber venido a Francia nunca pens¨¦ que me iba a responder que s¨ª, porque en su cultura hay mucho orgullo, no te arrepientes¡±, reflexiona.
Siempre ve¨ªa a mi abuela como la que sufri¨® m¨¢s porque no eligi¨® nada, pero cuando descubr¨ª lo que mi abuelo vivi¨® me di cuenta de que ninguno de los dos tuvo elecci¨®n
Con la pel¨ªcula, Soualem descubri¨® que el anciano se sent¨ªa prisionero con un trabajo, el de cuchillero, que hab¨ªa resultado dur¨ªsimo para ¨¦l, un agricultor llegado a la moderna Francia a los 19 a?os. Tambi¨¦n con la discriminaci¨®n y el racismo, pues como se recoge en el documental con otros archivos antiguos, los argelinos no eran considerados ciudadanos franceses sino solo ¡°sujetos¡± o ¡°ind¨ªgenas¡±. Porque cuando Argelia era colonia francesa, un voto europeo val¨ªa el de tres locales. Porque las condiciones de vida en Europa eran ¡°horribles¡±, critica la cineasta, a pesar de que ellos, los propios argelinos, hab¨ªan sido llamados a tierra francesa para contribuir al desarrollo del pa¨ªs como mano de obra despu¨¦s de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. ¡°Para ¨¦l, estaba colaborando al progreso, pero trabajando 70 horas a la semana, cuidando de su familia¡ Esa responsabilidad era enorme. Yo siempre ve¨ªa a mi abuela como la que sufri¨® m¨¢s porque no eligi¨® nada, pero cuando descubr¨ª lo que ¨¦l vivi¨® me di cuenta de que ninguno de los dos tuvo elecci¨®n¡±, relata la cineasta, que averigu¨® que marcharon en 1954 porque les hab¨ªan llamado para trabajar en Francia cuando en Argelia solo hab¨ªa miseria y una incipiente guerra, la de la independencia del pa¨ªs, que durar¨ªa ocho a?os, hasta 1962.
Tambi¨¦n ha descubierto que el matrimonio colabor¨® con los movimientos de liberaci¨®n de su pa¨ªs mientras viv¨ªa en la tierra colonizadora y que ambos siempre pensaron que volver¨ªan a casa. ¡°Cuando Argelia se independiz¨®, muchos quer¨ªan regresar, pero no pudieron porque ya estaban trabajando en Francia y con los ni?os escolarizados, el pa¨ªs ten¨ªa que reconstruirse de cero y era muy dif¨ªcil volver a encontrar su lugar. Mi abuela dice que ellos ni hab¨ªan comprado casa en Francia, para ellos era algo temporal¡±.
Con esa contradicci¨®n creci¨® su padre, y luego ella tambi¨¦n. ¡°Me tom¨® mucho tiempo entender. Yo estaba buscando un secreto con la pel¨ªcula, pero no lo hab¨ªa. Me dec¨ªa: ¡®?qu¨¦ esconde ese silencio, qu¨¦ secretos hay detr¨¢s?¡¯ Descubr¨ª que proven¨ªa del dolor del trauma, del dolor del exilio¡±. Tambi¨¦n, por haber dejado atr¨¢s a sus padres, un sentimiento profundo que se refleja en dos de las escenas m¨¢s conmovedoras del documental. ¡°Me impact¨® much¨ªsimo c¨®mo ella se emocionaba dando un beso a la foto de su mam¨¢, c¨®mo la mira¡ Y c¨®mo ¨¦l se lamenta de que son malos recuerdos porque muri¨® en la miseria y no pudo darle nada¡±.
Para Soualem, las de los migrantes son vidas invisibles, que no se ponen en valor. ¡°Se habla siempre de ellos de manera muy peyorativa. Son la masa de los migrantes, los musulmanes¡ Y es horrible porque esa gente particip¨® en la construcci¨®n del pa¨ªs, esa gente fue colonizada por los franceses durante 130 a?os¡±, apunta. ¡°Su historia deber¨ªa estar incluida en la memoria colectiva de un pa¨ªs, no se puede olvidar y avanzar, eso no existe. Estamos constituidos por nuestros recuerdos y los de nuestros antepasados¡±.
Se habla siempre de los inmigrantes de manera muy peyorativa
Mabrouk Soualem no lleg¨® a ver la pel¨ªcula terminada, pues falleci¨® durante el proceso de posproducci¨®n. Lo que s¨ª pudo contemplar fue aquel pueblo suyo al que nunca regres¨® gracias a las fotos que su nieta tom¨®. La directora consigui¨® viajar hasta all¨ª e incluso conoci¨® a algunos de sus parientes. ¡°Cuando le mostr¨¦ las im¨¢genes no me esperaba una reacci¨®n as¨ª porque siempre ocultaba todo. Fue la primera vez en mi vida que le ve¨ªa sonre¨ªr y eso me puso muy feliz, sent¨ª que le hab¨ªa podido transmitir algo a pesar del vac¨ªo de comunicaci¨®n que hubo. Como no pudo ver la pel¨ªcula, por lo menos me queda eso¡±, comenta la joven con emoci¨®n en la voz. ¡°Al final se abri¨® un poco, empez¨® a hablar¡±.
Entre las risas de Aicha para ocultar qui¨¦n sabe si su timidez o su dolor; entre el silencio de Mabrouk sumido en sus recuerdos del pasado; entre viajes en furgoneta de Par¨ªs a Thiers transcurre Leur Algerie, un documental rodado desde la intimidad y el amor de una relaci¨®n entre abuelos y nieta que resalta cu¨¢n importante es que, para construir la memoria colectiva de una naci¨®n, de un pueblo, se tengan en cuenta los testimonios y experiencias de vida de todos y cada uno de sus habitantes.
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