Una crisis dentro de la crisis: ser mujer transexual en Rep¨²blica Dominicana durante la covid-19
La pandemia agrava la precariedad econ¨®mica y la discriminaci¨®n del colectivo trans. Tres de sus mujeres se han plantado contra el odio, la pobreza y la estigmatizaci¨®n social por motivos de g¨¦nero en plena crisis sanitaria
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¡°Me quedo en casa mirando al techo¡±. Geisha Collins Paul es una trabajadora sexual de 39 a?os que vive en Santo Domingo, en la Rep¨²blica Dominicana. O, al menos, eso era antes. Desde que empez¨® el brote de covid-19, dej¨® de ejercer con regularidad. La pandemia ha supuesto un duro golpe para la mayor¨ªa de los quienes desempe?an una labor informal, pero para ella lo ha sido especialmente por una raz¨®n: el nombre que figura en su carnet de identidad es Ronny, no Geisha. Geisha es una mujer transexual.
En la Rep¨²blica Dominicana, como en muchos pa¨ªses latinoamericanos, los transexuales libran una batalla diaria. Luchan por el acceso igualitario a los servicios sociales y la atenci¨®n m¨¦dica, contra la discriminaci¨®n y la estigmatizaci¨®n social que, en una sociedad cat¨®lica y conservadora, pueden ser considerables.
La situaci¨®n sanitaria de los ¨²ltimos dos a?os ha agravado las desigualdades, y este colectivo se enfrentan cada vez a m¨¢s dificultades para encontrar un empleo y acceder a una ayuda financiera y a atenci¨®n m¨¦dica. Para ellos, la pandemia representa una ¡°crisis dentro de la crisis¡±, concluye un informe del Centro de Documentaci¨®n y Situaci¨®n Trans de Am¨¦rica Latina y el Caribe (Cedostalc).
En el caso de Geisha, el n¨²mero de sus clientes ha disminuido un 40%, pero otras trabajadoras sexuales entrevistadas por France Press han perdido hasta el 80%. En Santo Domingo se mantiene el toque de queda nocturno desde el a?o pasado, y a los interesados les da verg¨¹enza parar a las prostitutas a la luz del d¨ªa.
La mujer muestra el punto del hombro donde recibi¨® el impacto de un pedrusco mientras atra¨ªa a hombres en la acera. Las agresiones contra las transexuales no son excepcionales. ¡°Nos tiran botellas y piedras¡±, denuncia. ¡°Tenemos que escondernos como ratas¡±. Con todo, asegura que le gusta su trabajo: ¡°Siempre me lo he pasado bien en la calle¡±. Al mismo tiempo, reconoce que consume drogas ¡°para aguantar las noches¡±: ¨¦xtasis, marihuana y perico, el nombre en argot para la coca¨ªna.
Nos tiran botellas y piedras. Tenemos que escondernos como ratasGeisha Collins Paul, 39 a?os, trabajadora sexual y transexual
¡°Siempre he sido un marica¡±, explica Geisha mientras gesticula con las manos adornadas con largas u?as blancas artificiales. Cuando ten¨ªa 12 a?os, su madre la mand¨® a un colegio para ni?os con necesidades especiales. All¨ª, sus tutores intentaron modelar su identidad de g¨¦nero como un chico, por ejemplo, oblig¨¢ndola a realizar actividades tradicionalmente masculinas, como la carpinter¨ªa. ¡°En el colegio me torturaron durante 14 a?os¡±, recuerda. Al cabo de mucho tiempo se reconcili¨® con su familia, que acept¨® su identidad femenina y su ocupaci¨®n.
En la Rep¨²blica Dominicana, la prostituci¨®n se encuentra en una zona de indefinici¨®n legal: no es ilegal, pero tampoco se considera un empleo regular. Por eso, las trabajadoras sexuales a menudo se encuentran con dificultades para acceder a servicios sociales y las subvenciones p¨²blicas. Seg¨²n una encuesta sobre las consecuencias de la covid-19 para la poblaci¨®n LGBT del pa¨ªs sobre una muestra de 462 participantes, el 75% est¨¢ en paro y el 98% no tiene acceso a las ayudas financieras del Gobierno. Ahora Geisha gana algo de dinero limpiando casas y tambi¨¦n recibe apoyo de la organizaci¨®n Transsa (Trans Siempre Amigas), donde trabaja como activista y militante.
Transsa es una organizaci¨®n que vela por los derechos de las personas transexuales y transg¨¦nero en la Rep¨²blica Dominicana. Fue fundada hace 15 a?os y ofrece apoyo psicol¨®gico, m¨¦dico y legal al colectivo. En respuesta a la crisis de la covid-19, logr¨® registrar a unos 150 miembros de la comunidad LGTBI en el programa gubernamental Qued¨¦monos en casa, que asigna 5.000 pesos dominicanos (unos 72 euros) mensuales para comprar comida.
Christian King, director ejecutivo de la ONG, confirma que la pandemia ha recrudecido la precariedad econ¨®mica de sus afiliados. ¡°La discriminaci¨®n tambi¨¦n ha empeorado¡±, a?ade. Adem¨¢s, la crisis sanitaria ha puesto de relieve los problemas a los que se enfrentan cuando solicitan documentos de identidad legales. Sin un carn¨¦, no solo no tienen derecho a las ayudas del Estado, sino que tampoco pueden recibir la vacuna contra el coronavirus. En la Rep¨²blica Dominicana ha habido hasta el momento m¨¢s de 350.000 casos y 4.000 muertes en una poblaci¨®n de unos 10 millones, seg¨²n la OMS.
11 personas pertenecientes a la comunidad transexual y transg¨¦nero en Rep¨²blica Dominicana fueron asesinadas entre 2019 y 2020
Un estudio demogr¨¢fico citado por Unaids calcula que alrededor de 9.400 personas transg¨¦nero viven en Rep¨²blica Dominicana, aunque otros informes citan n¨²meros diferentes. De ellas, el 27,7% es seropositiva, un porcentaje elevado en comparaci¨®n con el 0,8% de los dominicanos. Muchas trabajan en la industria del sexo, ya sea ocasional o regularmente, o lo han hecho en el pasado. Seg¨²n King, aunque la prostituci¨®n sea la principal fuente de ingresos de la mayor¨ªa, para muchos no se trata de una elecci¨®n profesional, sino de la ¨²nica manera de ganarse la vida.
Aunque todav¨ªa es escasa la informaci¨®n sobre el VIH como factor de riesgo para la covid-19, los seropositivos se consideran poblaci¨®n de riesgo debido a su inmunodepresi¨®n. King explica que la pandemia no ha afectado al acceso de estos pacientes cr¨®nicos a los servicios m¨¦dicos, principalmente porque prefieren recibir el tratamiento antirretroviral a trav¨¦s de organizaciones comunitarias y sin fines de lucro, no a trav¨¦s del sistema de salud p¨²blica. ¡°All¨ª se sienten menos discriminados¡±, afirma. Sin embargo, el director de la ONG tambi¨¦n asegura que muchos han experimentado dificultades a la hora de conseguir una cita m¨¦dica, algo que necesitan peri¨®dicamente para controlar su carga viral. Y lo atribuyen a las medidas implementadas para contener el virus, aunque poco a poco la situaci¨®n est¨¢ volviendo a la normalidad. Aun as¨ª, la Red Dominicana de Personas Viviendo con VIH ha denunciado recientemente la existencia de una grave escasez de medicamentos antirretrovirales, en parte provocada por retrasos en el reparto debidos a la pandemia.
?gatha Brooks, de 32 a?os, es una mujer negra transexual que no tiene documentaci¨®n. Hace cinco a?os descubri¨® que era seropositiva y ahora dice que, en esta ¨¦poca de pandemia, se siente una privilegiada. Tiene un trabajo estable, y por eso su situaci¨®n no se ha visto afectada. Brooks trabaja en el observatorio de derechos humanos de Transsa, donde presta apoyo quienes han sufrido violencia por motivos de g¨¦nero. Hace unos a?os, fue ella la ayudada. En 2019, la polic¨ªa la agredi¨® cuando volv¨ªa a casa de una fiesta de cumplea?os. ¡°Me dieron una paliza en la puerta de mi casa¡±, recuerda. Antes de marcharse, los agentes le dijeron: ¡°Sabemos d¨®nde vives¡±. Ella no denunci¨® los hechos.
Seg¨²n King, el ¨²ltimo a?o han descendido los casos notificados de violencia contra el colectivo LGTBI en la Rep¨²blica Dominicana, seguramente como resultado del toque de queda nocturno. Aun as¨ª, un informe de Transsa afirma que, entre julio de 2019 y julio de 2020, en el pa¨ªs se cometieron 11 asesinatos de odio LGTBI.
La violencia no es un problema exclusivo de la Rep¨²blica Dominicana. Seg¨²n Trans Murder Monitoring, 350 miembros de la comunidad transexual y transg¨¦nero fueron asesinadas entre octubre de 2019 y septiembre de 2020. De las v¨ªctimas con profesi¨®n conocida, el 62% eran trabajadoras sexuales. En total, entre 2008 y 2020 hubo 3.664 casos de asesinato registrados en 75 pa¨ªses. El documento afirma: ¡°Los datos muestran una alarmante tendencia al incremento gradual de la tasa de cr¨ªmenes entre 2008 y 2020¡±. Adem¨¢s, ¡°a consecuencia de la covid-19 y el aumento del racismo y la brutalidad policial, la vida de las personas transexuales y transg¨¦nero corre peligro¡±.
En julio, la C¨¢mara de Diputados aprob¨® una modificaci¨®n del C¨®digo Penal que elimina la orientaci¨®n sexual y el g¨¦nero como dos motivos que conlleven un delito de discriminaci¨®n. Seg¨²n King, esto representa un paso atr¨¢s en la lucha por los derechos LGTBI en el pa¨ªs.
Rep¨²blica Dominicana no tiene una ley sobre identidad de g¨¦nero. Transsa trabaja en esta direcci¨®n, pero el camino todav¨ªa es largo. ¡°El Estado es muy conservador (...) y hay muchas injerencias de las diferentes iglesias¡± afirma King. Actualmente, las transexuales pueden cambiar su nombre legal en los documentos de identidad, pero solo por un decreto ejecutivo. Sin embargo, no pueden cambiar el g¨¦nero. De todas maneras, muchas no tienen documentaci¨®n de ninguna clase. Brooks, por ejemplo, naci¨® en Bahamas y se traslad¨® a la Rep¨²blica Dominicana cuando ten¨ªa dos a?os. Debido a la dejadez de sus padres, dice, no tiene pasaporte dominicano ni bahame?o. Como parte de su activismo, lucha por una ley de identidad de g¨¦nero que le permita declarar en su primer pasaporte el g¨¦nero que elija. Mientras tanto, toma p¨ªldoras anticonceptivas para que le crezca el pecho. Le gustar¨ªa someterse a una cirug¨ªa de reasignaci¨®n de sexo, pero es demasiado cara para ella.
La gente piensa que nosotras [las personas transexuales] somos marcianasFranchesca Gabriella Montez, 27 a?os
Para algunas, la decisi¨®n de no someterse a esta clase de intervenci¨®n quir¨²rgica no obedece a motivos econ¨®micos. Franchesca Gabriella Montez, de 27 a?os, es Francisco en su documento de identidad. ¡°Si cambiase el g¨¦nero, todav¨ªa me discriminar¨ªan m¨¢s¡±, lamenta. ¡°Me licenci¨¦ como Franchesca¡±, dice mostrando con orgullo una foto en la que aparece con toga y bonete. Sin embargo, cuando consigui¨® un empleo en un centro de atenci¨®n telef¨®nica, le pidieron que se cortase el pelo y se vistiese como un hombre. Actualmente, trabaja limpiando casas en Santo Domingo. Gana unos 4.000 pesos (57 euros) al mes. ¡°No es suficiente¡±, lamenta. Desde el punto de vista econ¨®mico, la pandemia ¡°es una ¨¦poca muy dif¨ªcil¡±.
A los 14 a?os, Francisco fue violado por un hombre de su barrio. Su metamorfosis empez¨® dos a?os despu¨¦s. Para ella, Franchesca y Francisco son dos personalidades diferentes, ¡°dos vidas en un mundo¡±. Francisco era un individuo solitario y aislado, v¨ªctima de acoso escolar, con un padre alcoh¨®lico y una madre que muri¨® prematuramente. Cuando se convirti¨® en Franchesca, se dio la oportunidad de renacer. Nunca denunci¨® a su violador. ¡°Sigo vi¨¦ndolo por el barrio, paseando con su familia¡±, cuenta la joven.
Al igual que Geisha y ?gatha, Franchesca no se siente aceptada por la sociedad dominicana. ¡°La gente piensa que nosotras somos marcianas¡±, ironiza. ¡°Pero todos somos iguales. Alg¨²n d¨ªa, todos nos convertiremos en polvo¡±. Aunque hayan seguido caminos diferentes, las tres mujeres han convertido sus heridas en arte y activismo por los derechos LGTBI. En el documental Media Luna cuentan sus historias. ?gatha es poeta, y Franchesca est¨¢ escribiendo un libro con el que le gustar¨ªa llevar esperanza a las v¨ªctimas del odio hom¨®fobo. ¡°En mi libro hago que vean que hay oportunidades¡±, explica. ¡°En medio de la oscuridad hay un rayo de luz¡±.
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