El exilio de las voces trans nicarag¨¹enses
Mientras en Espa?a se desbloquea la ley sobre la libre autodeterminaci¨®n de g¨¦nero, en Nicaragua personas de esta identidad sexual viven un suplicio que les obliga a refugiarse en Costa Rica. Star y Vargas, dos de ellas, nos cuentan sus testimonios en esta semana del Orgullo Gay que ahora comienza
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A Star E. W. le intentaron apagar su luz, pero no lo consiguieron. Por eso se nombra as¨ª, porque que dice que sigue brillando, porque sale de las adversidades y a pesar de las amenazas y los abusos ¨Centre ellos un abuso sexual impune¨C sigue trabajando en pro de los derechos de la comunidad LGBTQIA+ desde el exilio en Costa Rica, coordinando la Mesa de Articulaci¨®n en el Exilio (MESART). Se define como un cuerpo disidente en transici¨®n, activista, afrofeminista y natural de Bluefields, en el Caribe Sur de Nicaragua. Pero, ante todo, se define como una persona que transgrede todo lo heteronormativo, raz¨®n por la que tuvo que dejar su pa¨ªs en 2019. ¡°No es f¨¢cil ser una persona trans y con todas mis interseccionalidades¡±, afirma Star mediante videollamada.
Biol¨®gicamente, Star naci¨® con vagina. Relata que culturalmente fue muy duro tratar de ponerse frente a su familia y la comunidad. Desde peque?o sab¨ªa que era diferente y que eso era malo, as¨ª que se reprim¨ªa continuamente. ¡°Vengo de un contexto violento, pero aun as¨ª tuve la perseverancia de ser un agente de cambio, por eso decid¨ª cambiar mi estrella y estudiar¡±. Es as¨ª como Star comenz¨® su carrera y se licenci¨® en 2013 en psicolog¨ªa en contextos multiculturales. Pero la discriminaci¨®n y los abusos no terminaron. Adem¨¢s, todav¨ªa la OMS no hab¨ªa eliminado la transexualidad de la lista de enfermedades mentales. Ahora vive exiliado en Costa Rica.
Sobre celebrar el D¨ªa del Orgullo, conmemorado este lunes, Star lo tiene claro: ¡°Seguimos demandando al Estado de Nicaragua las medidas que garanticen la seguridad a las personas LGBTQIA+ en el exilio. No celebramos en tierra ajena. Donde quisi¨¦ramos estar gritando es en nuestro pa¨ªs, porque nos pesa y nos duele. La sanaci¨®n no viene de la noche a la ma?ana, es un proceso y por eso no hay nada que celebrar, sino mucho que demandar¡±, lamenta Star.
En la comunidad le dec¨ªan que era una maldici¨®n y que se iba a curar. Y al fallecer su madre, la ¨²nica a la que le agachaba la cabeza, sali¨® de su entorno, pero lo que encontr¨® fuera fue m¨¢s de lo mismo. Solo por ser una persona trans hab¨ªa menos oportunidades. ¡°Cuando salimos a la calle nuestro rango de vida es de 17 a 35 a?os, acompa?ado de violencia y ejerciendo el sexo por sobrevivencia. Es la ¨²nica manera que tenemos para vivir porque no hay pol¨ªticas¡±.
Cuando salimos a la calle nuestro rango de vida es de 17 a 35 a?os, acompa?ado de violencia y ejerciendo el sexo por sobrevivencia. Es la ¨²nica manera que tenemos para vivir porque no hay pol¨ªticasStar E. W., persona trans
Damaso Vargas, tambi¨¦n solicitante de refugio en Costa Rica, coincide. Ella es una mujer joven transg¨¦nero nicarag¨¹ense, activista desde los 14 a?os por los derechos de las personas LGBTQIA+ que reconoce que son muchas las que se ven obligadas a prostituirse como forma de supervivencia. En su caso nunca tuvo que hacerlo. ¡°Gracias al universo no pas¨¦ por eso. Las calles de Nicaragua me dan miedo, no a que te maten, sino a que te violen, te peguen o te traten horrible¡±, explica por videollamada.
No obstante, desde que asumi¨® su identidad, Vargas dice que nunca la ocult¨®. ¡°Empec¨¦ poni¨¦ndome tacones y pint¨¢ndome los labios, pero fue en el activismo cuando aprend¨ª a defender mi identidad desde una perspectiva pol¨ªtica y no desde el ¡®yo me siento mujer porque me gustan los tacones y el labial¡¯¡±. Dej¨® su casa con 16 porque su madre no supo lidiar con la situaci¨®n, pero la comprende. ¡°Mi mam¨¢ no estaba obligada a entender que era ser trans. Ella es s¨²per cat¨®lica, naci¨® medio siglo antes que yo y vivi¨® otro mont¨®n de violencias familiares. Como para venir yo a amargarle los ¨²ltimos a?os de su vida con el tema de mi identidad. En la distancia, mi relaci¨®n con ella ha mejorado y si logra entenderme alg¨²n d¨ªa, estar¨¦ feliz¡±.
Las calles de Nicaragua me dan miedo, no a que te maten, sino a que te violen, te peguen o te traten horribleDamaso Vargas, solicitante de refugio en Costa Rica
La realidad de Vargas tambi¨¦n fue dura en Nicaragua. Puede contar un sinf¨ªn de experiencias que hablan de discriminaci¨®n: un autob¨²s que casi la atropella, la llamada de atenci¨®n en Secundaria por ir maquillada o cuando en un hospital la nombraban con el ¡°Don¡± por delante. Ni hablar de tratar de acceder a una vivienda o trabajo.
La discriminaci¨®n tambi¨¦n se observa en el sistema sanitario, bajo el prejuicio de que todas las personas LGBTQIA+ tienen sida. Y es que el ¨²nico momento en el que supuestamente Nicaragua se preocup¨® por la salud de las mujeres trans fue en 2009 con el VIH. ¡°El Ministerio de Salud habl¨® de nosotras como personas vulnerables y dijo que se respetar¨ªa nuestra identidad. Lastimosamente, lo que hicieron fue estigmatizar a un segmento poblacional entero porque ten¨ªamos el cartel de VIH en la frente¡±, recuerda Vargas.
Con todo, tanto Vargas como Star llevan el activismo en la sangre desde hace a?os, desde su vivencia personal. En el caso de Star, a ra¨ªz de las protestas de 2018, donde asesinaron a su compatriota el periodista ?ngel Gahona en Bluefields, y la violencia hacia su propio cuerpo, tuvo que salir del pa¨ªs. ¡°En ese momento la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) me puso las medidas para que un polic¨ªa me cuidara, los mismos que me hab¨ªan acosado y asediado. No pod¨ªa circular en libertad¡±. Vargas, por su parte, no quer¨ªa exiliarse, pero tuvo que hacerlo despu¨¦s de presentar un informe en Costa Rica sobre las afectaciones a las personas LGBTIQ+ en el marco de las protestas de 2018, cuando era portavoz de la Mesa Nacional de Nicaragua.
En Nicaragua no existe una ley de identidad de g¨¦nero, ni est¨¢ reconocido el matrimonio igualitario, las familias diversas y la ley de adopci¨®nBraulio Abarca
Y es que, en la Nicaragua de Daniel Ortega, ser una persona gay, trans o lesbiana se convirti¨® en todo un suplicio al que se suma la influyente iglesia cat¨®lica en la vida p¨²blica del pa¨ªs en temas como el aborto o la educaci¨®n sexual. El movimiento feminista y LGBTQIA+ llevan tiempo confront¨¢ndolos, pero muchas personas defensoras de la diversidad sexual y de g¨¦nero acabaron pagando su osad¨ªa y se vieron obligadas a exiliarse en Costa Rica, especialmente desde abril de 2018, a ra¨ªz de la contundente represi¨®n del Estado al estallido social contra la reforma del sistema de seguridad social. Lo hicieron engrosando la lista de las m¨¢s de 108.000 personas nicarag¨¹enses que, seg¨²n ACNUR, abandonaron el pa¨ªs, 85.000 de las cuales buscaron protecci¨®n en el pa¨ªs vecino.
De hecho, a partir de este momento se hizo latente la persecuci¨®n a personas defensoras de los derechos humanos. Entre ellas, muchas de las que integraban el Centro Nicarag¨¹ense de Derechos Humanos (CENIDH) , como Braulio Abarca, que lleva ya casi dos a?os y medio en Costa Rica. Desde San Jos¨¦, Abarca actualmente es defensor del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca M¨¢s, una organizaci¨®n fundada hace dos a?os por defensores y defensoras procedentes del CENIDH.
Abarca tiene 30 a?os y estuvo atrapado en el armario hasta los 21, cuando su familia descubri¨® una foto con otro chico que ahora est¨¢ exiliado en Espa?a. ¡°El nivel de discriminaci¨®n es muy duro en Nicaragua. Hasta 2008 estaba ratificado y reconocido el delito de sodom¨ªa¡±, recuerda por videollamada. El activista habla de lo dura que es la violencia en el colegio, especialmente en aquellos de origen religioso, donde el propio profesorado defin¨ªa a las personas del colectivo como diablos. ¡°Por eso estudi¨¦ Derecho en la universidad; para alzar la voz y defender los derechos humanos en mi pa¨ªs¡±. Porque, adem¨¢s, como matiza Abarca, estos cr¨ªmenes contra la poblaci¨®n LGBTQIA+ no son considerados de odio.
Especialmente, son las personas trans las que m¨¢s sufren este y otros tratos discriminatorios. El defensor cuenta el caso de mujeres trans detenidas arbitrariamente, v¨ªctimas de tratos inhumanos, tortura, violencia sexual, desnudez forzada, aislamiento y encierro, sin ser reconocida su identidad de g¨¦nero y encerradas en c¨¢rceles de hombres. ¡°A la fecha en Nicaragua no existe una ley de identidad de g¨¦nero, ni est¨¢ reconocido el matrimonio igualitario, las familias diversas y la ley de adopci¨®n¡±, critica Abarca.
La vida en Costa Rica
Star no quer¨ªa exiliarse, jam¨¢s pens¨® en ello y en los costos tan altos que tendr¨ªa para su salud psicol¨®gica y emocional. Vive cada d¨ªa con el miedo de una nueva discriminaci¨®n, como subir al autob¨²s y que nadie se sentara a su lado. O que vuelva a suicidarse alguna compa?era de la comunidad LGBTQIA+. Cuando aterriz¨® en Costa Rica, lleg¨® a casas de acogida, pero en algunas de ellas sigui¨® siendo violentado y decidi¨® vivir con personas en su misma situaci¨®n, ya fuera en hacinamiento, para apoyarse mutuamente. ¡°No tenemos el respaldo de las comunidades diversas nacionales porque existe un celo pol¨ªtico. Vivimos con la xenofobia y el racismo d¨ªa a d¨ªa¡±. Y con la pandemia todo se dificult¨®, perdi¨® su trabajo y sus t¨ªtulos universitarios de Nicaragua no son reconocidos, en parte, porque tienen el nombre que le pusieron sus padres al nacer. Quiere volver a su pa¨ªs y seguir form¨¢ndose, ser docente de educaci¨®n formal y multigrado, la segunda carrera que tuvo que dejar cuando el exilio. ¡°La semilla del cambio est¨¢ en las nuevas generaciones¡±, resalta Star.
Por otra parte, Abarca afirma que, aunque en Costa Rica hay menos violencia en contra del colectivo, tambi¨¦n hay actos de discriminaci¨®n. ¡°Es un pa¨ªs de puertas abiertas, pero es mentira que exista una completa protecci¨®n de los derechos humanos a las personas LGBTQIA+ exiliadas. Se dan actos violentos contra ellas; son golpeadas, violentadas sexualmente y la polic¨ªa se burla. Lamentablemente, no hay pol¨ªtica de Estado para evitar este tipo de acciones¡±. Vargas tambi¨¦n considera que la discriminaci¨®n existe en Costa Rica, aunque aparentemente pueda haber algunos derechos reconocidos para el colectivo. ¡°No en todas las calles te tratan mal, pero te mueves un poquito de barrio y ya te empiezan a mirar igual de feo que en Nicaragua. Adem¨¢s, en Costa Rica existe el matrimonio igualitario, pero es una apuesta del capitalismo rosa, no es un tema de derechos. Lo que quieren es que las parejas diversas europeas vengan a gastarse el dinero, eso es todo¡±.
Al igual que Star, Abarca tambi¨¦n quiere volver a Nicaragua. ¡°Regresar a mis ra¨ªces, a la tierra que me vio nacer, ese es mi sue?o. Como lo es tener un pa¨ªs libre, estar con mi familia, con la gente que me apoya. Y seguir defendiendo los derechos humanos, alzar la voz por las personas que no pueden, que han sido silenciadas¡±.
Vargas, en cambio, no desea regresar ni morir en Nicaragua si el pa¨ªs al que volviese es el mismo que dej¨®, al que califica de totalmente ¡°t¨®xico¡±. En realidad, le gustar¨ªa irse de Latinoam¨¦rica. ¡°Llevo 28 a?os sobreviviendo: con mi mam¨¢ que lavaba ropa para mantenernos, a un papa que beb¨ªa cada vez que pod¨ªa, a la violencia machista y estatal, al exilio, a la desigualdad en un pa¨ªs ajeno. Estoy harta¡±.
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