Es hora de parar los pies a los halcones europeos
Existe un modo diferente de no repetir en el caso afgano los errores de 2015: cumplir la ley internacional y liderar a los ciudadanos europeos en su respuesta ante la historia
La evoluci¨®n de la crisis en Afganist¨¢n y el consecuente aumento del desplazamiento forzoso han generado dentro de la UE un debate que ya hemos vivido. Para ser claros, lo que se discute no es si abrir o cerrar las puertas a los refugiados, sino el grado de hermetismo de nuestras pol¨ªticas de asilo. El ¨²nico punto de consenso es gastarse mucho dinero para que sean otros ¡ªpa¨ªses vecinos, paup¨¦rrimos y agotados¡ª los que asuman la responsabilidad de la acogida.
La situaci¨®n podr¨ªa parecer un d¨¦j¨¤ vu de 2015, pero creo que los responsables comunitarios son sinceros cuando dicen que sacaron conclusiones de la crisis siria. L¨¢stima que fuesen las equivocadas. Si en aquel momento la UE salv¨® parcialmente la cara con el paso adelante de Alemania y de alg¨²n pa¨ªs n¨®rdico, esta vez se asegurar¨¢n de mantener prietas las filas. El texto consensuado en el Consejo esta semana deja poco lugar a la duda: ¡°Bas¨¢ndose en las lecciones aprendidas, la UE y sus Estados miembros est¨¢n decididos a actuar conjuntamente para evitar que se repitan los movimientos migratorios ilegales incontrolados a gran escala a los que se enfrentaron en el pasado¡±.
Ninguno de entre los duros se ha opuesto a los refugiados con m¨¢s firmeza y constancia que el llamado V4 o Grupo de Visegrado: Eslovaquia, Rep¨²blica Checa, Polonia y Hungr¨ªa. Como hace seis a?os, estos pa¨ªses intentar¨¢n retrasar ahora cualquier procedimiento de acogida, boicotear¨¢n soluciones coordinadas y le endosar¨¢n la factura a los dem¨¢s Estados miembros. Lo que es a¨²n m¨¢s grave, la casualidad ha querido que la crisis afgana se produjera en plena reforma del sistema de asilo y migraciones de la UE. En un debate dominado por la desinformaci¨®n y la autosugesti¨®n, las decisiones de las pr¨®ximas semanas podr¨ªan condenarnos durante d¨¦cadas a un sistema alejado de los valores e intereses de Europa.
Si quieren saber de qu¨¦ estoy hablando, basta con echar un vistazo al Reino Unido post-Brexit, donde la deriva orwelliana del Home Office convive con una escasez alarmante de trabajadores extranjeros esenciales.
La pol¨ªtica migratoria es un ejemplo destacado del peligro de fijar la posici¨®n en el m¨ªnimo com¨²n denominador. Pero no se trata de un territorio aislado. El proyecto democr¨¢tico, liberal y cosmopolita de la UE est¨¢ siendo amenazado en una multitud de frentes en los que los gobiernos halcones imponen su agenda reaccionaria: ataques sistem¨¢ticos a la comunidad LGTBIQ, control de los medios, vulneraci¨®n de la independencia judicial, espionaje a opositores y disidentes, discriminaci¨®n de minor¨ªas en las escuelas¡ No existe una l¨ªnea roja que estos miembros de pleno derecho de la UE no est¨¦n dispuestos a cruzar. La popularidad electoral de sus posiciones y su capacidad de bloqueo en la toma de decisiones comunitarias parecen estar pesando mucho m¨¢s que las amenazas de la Comisi¨®n.
No existe una l¨ªnea roja que estos miembros de pleno derecho de la UE no est¨¦n dispuestos a cruzar
Ante este panorama, la respuesta m¨¢s eficaz ser¨ªa el aislamiento pol¨ªtico, adem¨¢s del hostigamiento legal y el refuerzo de herramientas democr¨¢ticas de control como las organizaciones sociales y los medios de comunicaci¨®n independientes. Exactamente lo mismo que la UE har¨ªa para reformar autocracias m¨¢s o menos formales fuera de nuestro espacio geogr¨¢fico.
No estamos viendo mucho de todo eso, lamentablemente. El debate sobre la protecci¨®n de los afganos es el ejemplo m¨¢s reciente del modo en que Orb¨¢n, Kaczynski y sus secuaces son sentados en la mesa de los mayores cuando interesa, de la mano de democracias de alto standing como la austriaca y la danesa (?qu¨¦ demonios les pasa los socialdem¨®cratas daneses?). Espa?a, Alemania o Francia despliegan un discurso diferente, pero sus actos en Ceuta, Turqu¨ªa o Libia respaldan la idea de la movilidad humana como amenaza y la justificaci¨®n de respuestas desproporcionadas. Hagan lo que yo digo, no lo que yo hago.
Mientras tanto, una mir¨ªada de partidos, fundaciones y medios de comunicaci¨®n tejen con los halcones una plataforma ideol¨®gica paneuropea que blanquea las posiciones m¨¢s aberrantes con tal de garantizar mayor¨ªas de poder. Si solo pueden leer una cosa sobre este asunto, lean el ensayo de la historiadora Anne Applebaum describiendo lo que se nos viene encima y por qu¨¦. ?Cu¨¢nto tiempo tras la salida de Merkel va a resistir el muro de contenci¨®n del centro-derecha europeo, antes de meterse en la cama con la ultraderecha como han hecho en Espa?a el Partido Popular y Ciudadanos?
La l¨®gica nacionalpopulista es simple: ustedes tienen unas ideas, nosotros tenemos otras y debemos llegar a un punto medio. Pero la equidistancia entre la legalidad internacional y la selva es precisamente lo que las democracias liberales han tratado de superar a lo largo de los ¨²ltimos 76 a?os. Si aceptamos que estos matones ejerzan de estadistas por la ma?ana y de aut¨®cratas por la tarde convertimos los derechos fundamentales en un buffet pol¨ªtico insoportable.
Existe un modo diferente de no repetir en el caso afgano los errores de 2015: cumplir la ley internacional y liderar a los ciudadanos europeos en su respuesta ante la historia.