Por qu¨¦ la guerra contra las drogas puede ser una amenaza a los derechos humanos
Se publica el primer ?ndice Global de Pol¨ªticas sobre Drogas. La mayor¨ªa de pa¨ªses no cumple con las recomendaciones m¨¢s b¨¢sicas de la ONU y se centra en la criminalizaci¨®n, cuando no en la militarizaci¨®n. En la comparativa de los 30 estudiados, el mejor parado es Noruega y el peor, Brasil
El acercamiento punitivo se opone a cualquier perspectiva de derechos humanos en las pol¨ªticas que pretenden erradicar el consumo, la producci¨®n o la comercializaci¨®n de drogas ilegales. Esta es la principal conclusi¨®n del primer ?ndice Global de Pol¨ªticas sobre Drogas, reci¨¦n publicado por el Consorcio para la Reducci¨®n de Da?os, una alianza de organizaciones comunitarias y de la sociedad civil en colaboraci¨®n con expertos del mundo acad¨¦mico. En la tabla comparativa de los 30 pa¨ªses estudiados para este ¨ªndice inaugural, el que sale mejor parado es Noruega y el peor, Brasil.
Para medir la efectividad de las pol¨ªticas actualmente aplicadas en el mundo, en t¨¦rminos de protecci¨®n y derechos de las personas, el consorcio tom¨® como par¨¢metro las recomendaciones b¨¢sicas de Naciones Unidas (ONU), para dise?ar 75 indicadores que abarcan dimensiones como la justicia penal, las respuestas extremas ante faltas o delitos, la salud y la reducci¨®n de da?os y el acceso a medicamentos fiscalizados internacionalmente. Con estos datos compilados se midieron, por primera vez, las pol¨ªticas nacionales a trav¨¦s de la asignaci¨®n de un puntaje por pa¨ªs. El resultado es que la mayor¨ªa de los pa¨ªses incumplen las recomendaciones m¨¢s b¨¢sicas de la ONU.
Entre los seis pa¨ªses que sacan peor puntuaci¨®n en pol¨ªticas antidrogas figuran dos africanos (Kenia y Uganda), dos del sudeste asi¨¢tico (Tailandia e Indonesia) y dos latinoamericanos (M¨¦xico y Brasil). Entre los seis que m¨¢s cuidan el aspecto de la salud y la proporcionalidad en la aplicaci¨®n de justicia, hay tres pa¨ªses europeos: Noruega (en el primer lugar, con solo un 74/100), Portugal (en el tercero) y el Reino Unido (en el cuarto); dos pa¨ªses de Ocean¨ªa: Nueva Zelanda y Australia; y un americano: Canad¨¢, en sexta posici¨®n, con una puntuaci¨®n de apenas un 56 sobre 100.
¡°Nefastas¡± fue el adjetivo m¨¢s escuchado en relaci¨®n con las pol¨ªticas que actualmente se aplican en el mundo en materia de drogas ilegales durante la reciente presentaci¨®n del informe, en el marco de una reuni¨®n virtual con periodistas de varios pa¨ªses. En efecto, uno de los asuntos m¨¢s mencionados fue el de la sobrerrepresentaci¨®n, entre la poblaci¨®n carcelaria, de personas acusadas de delitos relativos a las drogas, que se estima en 2,5 millones de hombres y mujeres (la proporci¨®n femenina en prisi¨®n por estas faltas casi duplica la masculina, seg¨²n la World prison population list). De ellos, se calcula que el 22% de los reclusos est¨¢ en la c¨¢rcel por posesi¨®n de drogas para uso personal, seg¨²n el ¨²ltimo informe de Penal Reform International de tendencias globales en 2021.
?Qu¨¦ tiene que ver la salud con la pena de muerte?
El impulso y el lanzamiento p¨²blico de este estudio comparativo cuenta nada menos que con el liderazgo de la ex primera ministra neozelandesa Helen Clark, presidenta de la Comisi¨®n Global de Pol¨ªtica de Drogas y que, hace cinco a?os, fue candidata a la secretar¨ªa general de Naciones Unidas.
Fue justamente Clark quien, en esa reuni¨®n informativa, se refiri¨® al ¡°discurso de muy mala calidad¡± que promueve este ¡°enfoque basado en la represi¨®n¡± en el que todo se reduce a cu¨¢ntos kilos de droga se decomisaron en una operaci¨®n, sin tener en absoluto en cuenta los perjuicios humanos. ¡°?Cu¨¢l es la preocupaci¨®n por la salud de las personas en los pa¨ªses que aplican la pena de muerte, por ejemplo?¡±, se pregunt¨® ret¨®ricamente la ex primera ministra, despu¨¦s de haber mencionado el nombre del expresidente norteamericano Richard Nixon como impulsor del concepto y la pr¨¢ctica de la ¡°guerra contra las drogas¡± (War on drugs).
Este clamor por el respeto de los derechos humanos surge en un escenario mundial pospand¨¦mico en el que hay m¨¢s y m¨¢s personas empobrecidas que trafican por falta de alternativas laborales y que acaban en la c¨¢rcel (a veces, en prisiones extranjeras, simplemente al pisar un aeropuerto), lo que incrementa su c¨ªrculo de marginalidad, desarraigo y miseria. En el caso de los menores, seg¨²n consigna Naciones Unidas, muchos ni?os sin hogar est¨¢n expuestos a abusos f¨ªsicos y sexuales, y el consumo de sustancias forma parte del alivio para sobrellevar esas duras condiciones de vida en la calle. En cuanto a las pol¨ªticas relativas al cuidado de la salud, ONU tambi¨¦n viene dejando constancia, a?o tras a?o, de c¨®mo se incumplen los objetivos mundiales en materia de distribuci¨®n de agujas-jeringuillas, as¨ª como los de las terapias de sustituci¨®n con opi¨¢ceos. Hay, adem¨¢s, una falta de alternativas de desarrollo colectivo para los pa¨ªses con altas tasas de poblaci¨®n pauperizada, que alienta el narcotr¨¢fico.
En este contexto, la predominancia global de pol¨ªticas basadas en la represi¨®n y el castigo en esta materia ha llevado a que el ?ndice inaugural ofrezca puntuaciones generales que no llegan a resultados ni de 50 puntos sobre los 100 posibles. Los autores del informe resaltan que las expectativas de los expertos de la sociedad civil var¨ªan de pa¨ªs a pa¨ªs y que la desigualdad es una dimensi¨®n profundamente asentada en materia de pol¨ªticas antidrogas, en parte debido al legado colonial de la mencionada guerra, seg¨²n ellos mismos interpretan. Las pol¨ªticas antidrogas son, en esencia, complejas, tal como se lee en el informe, y afectan desproporcionadamente a la poblaci¨®n marginada, con virulencia diferenciada en funci¨®n del g¨¦nero, el origen ¨¦tnico, la orientaci¨®n sexual o el estatus socioecon¨®mico.
Las pol¨ªticas antidrogas son, en esencia, complejas y afectan desproporcionadamente a la poblaci¨®n marginada, con virulencia diferenciada en funci¨®n del g¨¦nero, el origen ¨¦tnico, la orientaci¨®n sexual o el estatus socioecon¨®mico
De hecho, Helen Clark lo expres¨® con nitidez: ¡°Una puntuaci¨®n de 100 querr¨ªa decir solamente que ese pa¨ªs pone en pr¨¢ctica el m¨ªnimo de medidas que recomienda Naciones Unidas y eso no significa que las pol¨ªticas sean perfectas¡±. En este sentido, Matt Wall, profesor asociado y Jefe del Departamento de Pol¨ªtica, Filosof¨ªa y Relaciones Internacionales de la Universidad de Swansea, a?adi¨®: ¡°Noruega arroja resultados aceptables en tanto que no tiene una pol¨ªtica de criminalizaci¨®n, en lo referente a la reducci¨®n de riesgos y al acceso equitativo a un sistema sanitario de calidad que da posibilidades de contar con productos de sustituci¨®n¡±.
Precisamente este catedr¨¢tico, que es uno de los autores del informe, se pronunci¨® espec¨ªficamente por las tendencias en Am¨¦rica Latina: ¡°La situaci¨®n all¨ª est¨¢ signada por la violencia, la militarizaci¨®n y la utilizaci¨®n de la polic¨ªa, combinada con resultados muy pobres en materia penal¡±. En el caso de Brasil y Colombia, la evaluaci¨®n fue muy pesimista, porque, adem¨¢s, all¨ª est¨¢ muy extendida la t¨®xica fumigaci¨®n a¨¦rea de los cultivos. ¡°En efecto, Am¨¦rica Latina padece esa mentalidad de ¡®guerra a las drogas¡¯ que es la que reina en la regi¨®n¡±, apunt¨® Wall.
Solamente ocho de los 30 pa¨ªses estudiados ha descriminalizado el consumo y la posesi¨®n de drogas
M¨¢s all¨¢ de consignar la creaci¨®n de cruentos escenarios b¨¦licos o desproporcionadas penas por delitos menores, el informe sostiene que la aplicaci¨®n de la ley en materia de drogas se centra en delitos no violentos, especialmente por parte de las personas usuarias y, en este sentido, solamente ocho de los 30 pa¨ªses estudiados ha descriminalizado el consumo y la posesi¨®n de drogas y, de ellos, solo tres consiguieron que los ciudadanos no pasaran por la justicia penal. En este aspecto, ante una pregunta de una periodista de Burundi, Joana Canedo, punto focal de la Red Europea de Personas Usuarias de Drogas, respondi¨®, desde Portugal: ¡°La criminalizaci¨®n ha sido una decisi¨®n pol¨ªtica, tomada incluso antes de ser demandada por los ciudadanos. Podemos demostrar, gracias a este ?ndice, qu¨¦ pol¨ªticas pueden funcionar mejor que otras. Si optamos por la encarcelaci¨®n en lugar de dar respuestas en las que interviene la sanidad p¨²blica, nosotros negamos a la gente que utiliza drogas el acceso a productos de sustituci¨®n, que constituye un derecho fundamental. Con estos datos, podemos reclamar mejores pol¨ªticas y denunciar las acciones punitivas¡±.
Por lo dem¨¢s, el ?ndice tambi¨¦n destaca la ¡°enorme¡± brecha entre las pol¨ªticas gubernamentales y su aplicaci¨®n para garantizar el acceso a los medicamentos sustitutivos, especialmente en pa¨ªses como India, Indonesia, M¨¦xico y Senegal, que obtienen una alta puntuaci¨®n en cuanto a las pol¨ªticas sobre el papel, pero una nula puntuaci¨®n en cuanto a la disponibilidad real de esos recursos.
?Es pertinente la herramienta?
Esta herramienta de medici¨®n se suma al Informe Mundial sobre drogas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el cual, en su edici¨®n de 2018, estimaba en unas 275 millones de personas de edades comprendidas entre los 15 y los 64 a?os ¨Daproximadamente el 5,6% de la poblaci¨®n mundial¨D las que hab¨ªan consumido drogas en, al menos, una ocasi¨®n, durante el a?o 2016, una cifra que se ha mantenido en alza desde entonces. De ellas, m¨¢s de 36 millones hab¨ªan padecido trastornos por consumo, como es el caso de quienes se inyectan drogas, que son unos 10,6 millones en todo el mundo, de las cuales m¨¢s de la mitad vive con la hepatitis C, y una de cada ocho es portadora de VIH.
Con todo, en el informe 2021, esta misma oficina aclara que los efectos de la pandemia han agravado la situaci¨®n, a la vez que se han diversificado las fuentes a comercializaci¨®n, y que la tendencia es a un incremento sostenido en el uso de drogas. De hecho, las proyecciones actuales sugieren, tambi¨¦n en base al aumento de poblaci¨®n, un alza del 11% en el n¨²mero de personas que las consumen a nivel mundial para 2030, y un ¡°marcado incremento del 40% en ?frica, debido a su poblaci¨®n creciente y joven¡±.
M¨¢s de 36 millones hab¨ªan padecido trastornos por el consumo de drogas y una de cada ocho es portadora de VIH
De ah¨ª que la responsable de la Comisi¨®n Global de Pol¨ªtica de Drogas, Helen Clark, se mostrase dispuesta a promover el uso de estos indicadores en el futuro: ¡°Es la primera edici¨®n y quer¨ªamos probar que es posible hacer un ¨ªndice de esta naturaleza. Aunque nuestros recursos han sido limitados (hemos elegido solo 30 pa¨ªses), somos ambiciosos sobre el porvenir de este proyecto. Esta vez hemos demostrado que es posible contar con una herramienta que pondr¨¢ luz sobre las pol¨ªticas nacionales. Es un proyecto en desarrollo que nos gustar¨ªa actualizar cada dos a?os (estamos en la b¨²squeda de financiaci¨®n) y extenderlo a otros pa¨ªses¡±.
En cuanto a las posibilidades de continuar con el impulso de nuevos donantes, la responsable del estudio apunt¨® que Alemania ha sido uno de los principales financiadores y que, a la vez, podr¨ªa estimular la adhesi¨®n de otros socios. ¡°Hay pa¨ªses que tienen un acercamiento m¨¢s activo y abierto a este tema¡±, afirm¨®. Incluso los hay en ?frica, seg¨²n el testimonio de Adeeba Kamarulzaman, presidenta de la Sociedad Internacional del Sida e investigadora de la Universidad de Malasia. Kamarulzaman mencion¨® en la reuni¨®n un informe elaborado en Nigeria que recomendaba a los pa¨ªses de ?frica Occidental ¡°tratar la utilizaci¨®n de drogas como un problema de salud p¨²blica¡±, porque ¡°lo que los pa¨ªses dedican a la reducci¨®n de riesgos es una m¨ªnima fracci¨®n de lo que destinan a la represi¨®n¡±. La investigadora malaya asevera que ¡°si se analiza la sobrepoblaci¨®n en las c¨¢rceles, particularmente en Asia, pero tambi¨¦n en los Estados Unidos, se advierte que una proporci¨®n importante de reclusos est¨¢n all¨ª por faltas menores relacionadas con el uso de drogas¡±.
Adeeba Kamarulzaman, presidenta de la Sociedad Internacional del Sida recomienda ¡°tratar la utilizaci¨®n de drogas como un problema de salud p¨²blica¡±. Y denuncia: ¡°Lo que los pa¨ªses dedican a la reducci¨®n de riesgos es una m¨ªnima fracci¨®n de lo que destinan a la represi¨®n¡±
En la experiencia de Kamarulzaman, hay, no obstante, motivos para la esperanza: ¡°En Malasia, hemos tenido desde hace d¨¦cadas un enfoque punitivo, pero despu¨¦s de 2005, cuando empezamos a tener en cuenta la noci¨®n de la reducci¨®n de riesgos, especialmente por la prevenci¨®n del sida, hemos bajado el n¨²mero de casos de la enfermedad y, al mismo tiempo, seg¨²n un informe del Banco Mundial, tambi¨¦n se ve que hemos economizado recursos. Hay que continuar activos en pol¨ªticas basadas en estos ¨ªndices¡±.
El Consorcio de reducci¨®n de da?os internacional incluye a los siguientes socios: la Red europea de personas usuarias de drogas (EuroNPUD), la Asociaci¨®n euroasi¨¢tica de reducci¨®n de da?os (EHRA), la Red euroasi¨¢tica de personas usuarias de drogas (ENPUD), la Comisi¨®n global de pol¨ªticas de drogas (GDPO)/Universidad de Swansea, Harm Reduction International (HRI), el Consorcio internacional sobre pol¨ªticas de drogas (IDPC), la Asociaci¨®n de reducci¨®n de da?os de Oriente Medio y Norte de ?frica (MENAHRA), la Red de pol¨ªticas sobre drogas de ?frica Occidental (WADPN), la Red internacional de mujeres y reducci¨®n de da?os (WHRIN) y Youth RISE.
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