Hacia pol¨ªticas de drogas menos t¨®xicas
El enfoque de los ¨²ltimos 50 a?os es fallido y ha generado da?os, especialmente en Am¨¦rica Latina y el Caribe. Es necesario reorientar las estrategias en coherencia con la agenda global de desarrollo sostenible
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El abordaje sobre drogas fijado a principios del siglo XX (exacerbado por la guerra contra las drogas exportada por Nixon en los a?os setenta) se bas¨® en un esquema mental de prohibici¨®n y abstinencia, ligado a planteamientos ideol¨®gicos, morales, religiosos, pol¨ªticos y geoestrat¨¦gicos (e incluso racistas y de control social) m¨¢s que a la evidencia. Estos aspectos modelaron los imaginarios, representando los problemas relacionados con drogas m¨¢s como producto de malas decisiones personales que como un fen¨®meno complejo con m¨²ltiples dimensiones culturales, sociales y econ¨®micas.
Las herramientas e instituciones que emanaron de este paradigma se han caracterizado por trasladar el combate a las drogas hacia el origen, para evitar as¨ª su producci¨®n y tr¨¢fico y desincentivar su uso por el incremento de su precio en los mercados: se han erradicado millones de hect¨¢reas de cultivos, se han incrementado desproporcionadamente las respuestas penales y carcelarias y se ha militarizado el abordaje, sin afrontar los enormes da?os colaterales. Con la excusa de defender la salud y la vida, estas pol¨ªticas siguen generando muchas m¨¢s v¨ªctimas.
A pesar de su ¨¦xito como guiones de Netflix, los hechos demuestran que este enfoque ha sido un fracaso. Hoy en d¨ªa nos enfrentamos a un mercado en Europa cada vez m¨¢s boyante, que resiste incluso a la actual pandemia, con mayor demanda, disponibilidad, diversidad y pureza y precios cada vez m¨¢s bajos. En Am¨¦rica Latina y el Caribe, donde las vulnerabilidades sociales y las debilidades institucionales son mayores (y ahora ambas se deteriorar¨¢n m¨¢s en el contexto de la crisis actual) se ha incrementado la corrupci¨®n, la violencia y la inestabilidad, multiplicado las encarcelaciones y las violaciones de derechos humanos, y est¨¢ afectando gravemente la gobernanza democr¨¢tica, la seguridad ciudadana, la salud p¨²blica y el medio ambiente.
?Qu¨¦ alternativas hay? El enfoque desde el desarrollo sostenible.
Tal y como plantea la nueva estrategia de la UE para los pr¨®ximos cinco a?os, es necesario trabajar en ¡°una pol¨ªtica en materia de drogas, centrada en las personas y orientada a los derechos humanos (¡) al mismo tiempo que se refuerza el compromiso con las pol¨ªticas en materia de drogas orientadas al desarrollo¡±. Presento aqu¨ª algunas sugerencias de acci¨®n coherentes con este enfoque:
- Evitar contradicciones y reducir da?os. Las pol¨ªticas de drogas no pueden ir en contradicci¨®n con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es necesario visibilizar estas dimensiones y analizar c¨®mo reducir estos da?os y poner a las pol¨ªticas a jugar a favor del desarrollo sostenible y de los derechos humanos.
El poder de quienes controlan el mercado de las drogas es enorme y las pol¨ªticas de control deben enfocarse en las finanzas y el patrimonio del crimen organizado
- Reducir el poder de las organizaciones criminales. El poder de quienes controlan el mercado de las drogas es enorme y las pol¨ªticas de control deben enfocarse en las finanzas y el patrimonio del crimen organizado. Necesitamos m¨¢s capacidad para generar inteligencia financiera y recuperar bienes de la econom¨ªa il¨ªcita. Por eso es tan buena noticia la creaci¨®n de una nueva agencia europea contra el blanqueo de capitales. Por otro lado, un debate m¨¢s informado sobre las opciones de regulaci¨®n por el Estado que eliminan los mercados negros y sus rentas, podr¨ªa ser m¨¢s factible con la evidencia que se est¨¢ generando de recientes experiencias.
- Incrementar el apoyo a los m¨¢s vulnerables. Las actuales pol¨ªticas de drogas son d¨¦biles con los poderosos, pero extremadamente duras con los d¨¦biles. Reducir el castigo y mejorar el apoyo a las personas afectadas es un primer paso. Las personas con problemas de consumo, agricultores/as, transportistas o ¡°mulas¡±, son los eslabones m¨¢s d¨¦biles de la cadena y los que sufren directamente los impactos de estas medidas y han de priorizarse en la agenda.
- Combatir el estigma. Como ya he comentado, el imaginario social hegem¨®nico mira a las personas con problemas de adicciones, o a los que participan en los mercados il¨ªcitos con temor y apoya medidas profil¨¢cticas de exclusi¨®n y represi¨®n. Apostar por respuestas de apoyo a las personas afectadas tiene un coste mucho menor.
- Investigar e innovar para encontrar soluciones. Las pol¨ªticas sobre drogas han sido muy resistentes al cambio, en parte por los riesgos pol¨ªticos que asumen los que se atreven a proponer alternativas. Generar conocimiento y abrir espacios de innovaci¨®n p¨²blica puede ser una v¨ªa interesante para conseguir mejoras sustanciales.
- Incrementar el debate, el di¨¢logo, la participaci¨®n y el compromiso. El debate y la generaci¨®n de respuestas sobre las drogas debe abordarse de forma completa y compleja con participaci¨®n de todos los actores (incluyendo colectivos afectados), escapando de visiones simplistas en blanco y negro y desvelando y gestionando la amplia gama de matices grises que presenta este fen¨®meno.
Contamos con una oportunidad para aprovechar el excepcional consenso internacional establecido en la Agenda 2030 para mejorar pol¨ªticas que, como las de lucha contra las drogas, siguen siendo ¡°t¨®xicas¡± para los objetivos de desarrollo. Se trata, en esencia, de atender a la coherencia de las pol¨ªticas p¨²blicas que la misma agenda plantea a los gobiernos y evitar que lo que hacemos con una mano destruya lo que la otra est¨¢ intentando construir.
Javier Sagredo trabaja en la FIIAPP y es director del programa de cooperaci¨®n sobre drogas entre Am¨¦rica Latina y el Caribe y Europa (COPOLAD) que financia la UE.
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