El lago Kivu: el precario salvavidas del Congo
Las comunidades pescadoras del este de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo sufren las consecuencias de los efectos acumulados de la actividad volc¨¢nica, los conflictos y el cambio clim¨¢tico
En las tierras altas volc¨¢nicas de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, la vida se desarrolla en torno al lago Kivu. En sus orillas, las comunidades han encontrado un lugar donde refugiarse de las numerosas guerras y situaciones de emergencia, pero el salvavidas es fr¨¢gil.
La repentina erupci¨®n del monte Nyiragongo la noche del 22 de mayo de 2021 empuj¨® a cientos de miles de personas a apartarse del camino de la corriente de lava y buscar cobijo en las ciudades y los pueblos de las orillas del lago. All¨ª, el peque?o pueblo pesquero de Kasunyu, en la provincia de Kivu del Sur, es uno de los muchos en los que las comunidades de pescadores se ganan la vida.
¡°El lago es para todos¡±, se?ala el capit¨¢n Semuliki Bahati mientras dirige a su equipo en una traves¨ªa con las primeras luces del d¨ªa, ¡°pero hay que ser fuerte, las olas son peligrosas¡±. La tripulaci¨®n de Bahati, formada por ocho personas, la mayor¨ªa hombres j¨®venes, trabajar¨¢ desde el alba hasta el anochecer sacando pesadas redes del fr¨ªo lago, y regresar¨¢ exhausta a su puerto de Kasunyu.
Si tienen suerte, su yorogo, la gran embarcaci¨®n pesquera tradicional con largas p¨¦rtigas, traer¨¢ una captura que puede reportarles hasta algo m¨¢s de 27 euros. Divididos entre los miembros de la tripulaci¨®n, y una vez deducidos los costes del alquiler de la barca, las redes y otros equipos, estos escasos ingresos apenas alcanzan para cubrir las necesidades b¨¢sicas de las familias de los pescadores.
Destin, de 15 a?os, repara redes para pagar sus estudios, pero no quiere ser pescador. Sue?a con una carrera profesional en la ciudad, pero a una econom¨ªa asfixiante vino a unirse la crisis de la covid-19, que desencaden¨® una cascada de trastornos que han afectado a los medios de vida y a la seguridad alimentaria de los hogares congole?os. ¡°Hay mujeres con un t¨ªtulo universitario que ahora venden zapatos en el mercado¡±, se lamenta Immacul¨¦e Birhaheka, activista por los derechos de las mujeres, y ¡°hasta los maestros han empezado a pescar para sobrevivir¡±, coincide el oficial de la marina local Akilimali Kahimbi. Como hay tanto desempleo, muchos j¨®venes no tienen m¨¢s alternativa que recurrir a la pesca. Otros, privados de sus derechos y sometidos a presi¨®n, pueden sentirse tentados de unirse a una de las docenas de grupos de insurrectos armados que hay en la zona.
En la actualidad, en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Ruanda, unas 500.000 personas dependen directamente del lago para sobrevivir. Los pescadores de Kasunyu explican que la solidaridad es la ¨²nica manera de salir adelante. ¡°Nos ense?amos y nos animamos unos a otros¡±, afirma Jean-Marie Chikuanine, presidente de la Asociaci¨®n de Pescadores de Kasunyu. Los j¨®venes aprenden los secretos del oficio, ya que necesitan estar preparados para soportar las dificultades y las incertidumbres. Aunque las t¨¦cnicas de pesca siguen siendo artesanales, demasiados barcos capturan poco pescado. ¡°Hay d¨ªas que, incluso con diez redes en el agua, podemos volver a casa de vac¨ªo. Pero cuando eso pasa, nos ayudamos unos a otros¡±. Cuando una tripulaci¨®n no trae suficiente pescado, los vecinos y los amigos ponen en com¨²n sus recursos para dar una soluci¨®n inmediata para la supervivencia.
En la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Ruanda, unas 500.000 personas dependen directamente del lago para sobrevivir
El oficio es duro, y pocas personas pueden dedicarse a ¨¦l. ¡°No todas las familias tienen pirogues [canoas]. Aqu¨ª las familias son pobres y se tarda mucho en ahorrar el dinero para una barca¡±, explica Chikuanine. Sin el apoyo de la comunidad, es casi imposible reunir los 3.500 d¨®lares (3.184 euros) necesarios para comprar la piragua y el motor. La falta de ayuda del Estado obliga a los habitantes de los pueblos a encontrar soluciones colectivamente. As¨ª, los pescadores de Kasunyu se unieron y formaron un grupo de ahorro. Cada mes, los miembros contribuyen con unos pocos de d¨®lares y prestan dinero para que uno de ellos compre equipo. De este modo, los miembros de la tripulaci¨®n pueden esperar tener su propio barco al cabo de algunos a?os.
Las consecuencias del cambio clim¨¢tico
Los d¨ªas de calor, cuando el sol cae sobre el lago, abundante en algas, las aguas se vuelven de un verde turquesa que hace juego con las frondosas colinas que lo rodean. Pero, a pesar de la serena belleza del paisaje, el lago est¨¢ lleno de peligros para los pescadores que se aventuran en sus aguas. La mayor¨ªa de ellos son cristianos, pero siguen hablando de los misteriosos poderes de la masa de agua, que se traga a tripulaciones enteras y a sus barcos por la noche. Durante la estaci¨®n de lluvias, las tormentas y los fuertes vientos llamados eshora forman mort¨ªferos tornados considerados fuerzas mal¨¦ficas.
A medida que el clima se vuelve m¨¢s c¨¢lido y las lluvias m¨¢s intensas, es m¨¢s dif¨ªcil pronosticar un tiempo inestable. ¡°Las lluvias y los vientos son mucho m¨¢s fuertes, y las olas m¨¢s altas. La gente tiene miedo de salir a pescar¡±, afirman preocupados varios pescadores que se agolpan en la playa de Kasunyu. Para atraer la buena voluntad de los antepasados, los pescadores sol¨ªan celebrar ritos ancestrales: le cortaban la cabeza a una gallina y derramaban su sangre en el barco. Ahora los motores han sustituido a los pesados remos, y los conjuros han cesado.
El cambio clim¨¢tico complica que las comunidades pescadoras salgan de la pobreza, y la naturaleza volc¨¢nica del lago Kivu es una dificultad adicional. A unos 300 metros por debajo de la superficie se extienden espesas capas de gases de metano y di¨®xido de carbono disueltos que suben lentamente a lo largo de cientos de a?os. Las erupciones volc¨¢nicas, los corrimientos de tierra y los terremotos podr¨ªan provocar una erupci¨®n l¨ªmnica. La liberaci¨®n del gas subacu¨¢tico producir¨ªa un muro gaseoso de 100 metros de altura que cubrir¨ªa todos los alrededores del lago, asfixiando a millones de personas sin previo aviso. Las recientes erupciones del Nyiragongo y las r¨¦plicas del terremoto suscitaron un temor generalizado a que se produjera precisamente este fen¨®meno.
Otra amenaza menor es la que suponen las aguas del lago. ?nicamente los primeros 60 metros por debajo de la superficie ofrecen un entorno habitable para los peces y las aguas. Si la concentraci¨®n de gas siguiera aumentando con los a?os, esta zona podr¨ªa reducirse a tan solo 20 metros, con consecuencias catastr¨®ficas para la biodiversidad del lago y la supervivencia de la poblaci¨®n. El lago Kivu, en el que solo habitan 28 especies de peces, frente a los centenares del vecino lago Tanganica, ya es una de las masas de agua menos diversas de la zona. La mayor¨ªa de estas pocas especies solo puede vivir cerca de la orilla, lo cual convierte la conservaci¨®n de su h¨¢bitat en una cuesti¨®n clave para que los medios de vida de los pescadores puedan durar. ¡°Est¨¢ prohibido pescar en las calas¡±, explica Kahimbi, ¡°pero como hay hambre, la gente pesca tambi¨¦n las cr¨ªas¡±, lo cual dificulta que las poblaciones se renueven.
La vida en las orillas del lago Kivu es excepcionalmente vulnerable a un aumento de los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos. Las estaciones secas m¨¢s largas concentran sedimentos que son arrastrados por los r¨ªos desbordados y los deslizamientos de lodo, con efectos devastadores para los poblados junto al lago. Las lluvias torrenciales tambi¨¦n transportan a sus aguas residuos y escombros de las ciudades vecinas.
A pesar de la prohibici¨®n oficial de verter basura, la urbanizaci¨®n r¨¢pida y desordenada trae consigo grandes niveles de contaminaci¨®n, ya que las actividades dom¨¦sticas b¨¢sicamente convierten el lago en una cloaca al aire libre. La contaminaci¨®n del agua y la degradaci¨®n medioambiental tambi¨¦n representan un peligro que acecha a la supervivencia duradera de las comunidades, puesto que representa una amenaza para la biosfera de las calas en las que desovan los peces.
A veces los bandidos llegan por la noche de otros pueblos, tiran piedras hasta que la barca vuelca y la tripulaci¨®n cae al agua, y roban la pescaJean-Marie Chikuanine, presidente de la Asociaci¨®n de Pescadores de Kasunyu
Las aguas volc¨¢nicas son un recurso fiable en una zona en la que apenas hay oportunidades y la inseguridad alimentaria es grave. Pero tambi¨¦n son un salvavidas fr¨¢gil, y las comunidades pescadoras, por empobrecidas que est¨¦n, suelen ser v¨ªctimas del crimen organizado y la violencia. ¡°A veces los bandidos llegan por la noche de otros pueblos, tiran piedras hasta que la barca vuelca y la tripulaci¨®n cae al agua, y roban la pesca¡±, se lamenta Chikuanine. Oficialmente, las fuerzas congole?as patrullan la zona para proteger a los pescadores, pero a menudo reciben salarios muy bajos y se aprovechan del clientelismo generalizado para asegurarse de recibir a diario una parte de lo que los pescadores han capturado.
¡°Es la vida que nos ha tocado vivir¡±, sentencia Bahati encogi¨¦ndose de hombros mientras da instrucciones a su tripulaci¨®n para que apague los focos que han alumbrado su camino en la noche y atra¨ªdo los peces a las redes, ¡°as¨ª que nos adaptamos¡±. Mientras el sol naciente arroja su luz sobre la piedra oscura de los lejanos volcanes, la tripulaci¨®n cuenta la captura y pone rumbo al puerto. El futuro es incierto para la comunidad de Kasunyu.
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