Chocolate con sabor a paz: as¨ª le gana terreno el cultivo de cacao a la coca en Colombia
Nari?o, una regi¨®n colombiana fronteriza a Ecuador, ha sido una de las zonas del pa¨ªs m¨¢s castigadas por el conflicto armado y la siembra de cultivos il¨ªcitos. Varias asociaciones cacaoteras, formadas en su mayor¨ªa por mujeres, luchan por dar una oportunidad a sus familias con la venta de chocolate org¨¢nico
A sus 30 a?os, a Dayana Rodr¨ªguez Leyton le ha dado tiempo a reinventar su vida en varias ocasiones. Su historia, como la de muchos en Policarpa, un municipio de la zona monta?osa de la regi¨®n colombiana de Nari?o, con algo m¨¢s de 8.000 habitantes, se ha fraguado en sus idas y vueltas de la ciudad al campo para estudiar y en la b¨²squeda de un futuro mejor. Pero tambi¨¦n ha estado impregnada por las consecuencias del conflicto armado que en Colombia ha durado 50 a?os y la siembra de cultivos de uso il¨ªcito, como la coca. ¡°Mi mam¨¢ ha querido darnos siempre lo mejor y en ese tiempo lo ¨²nico que produc¨ªa dinero y lo que nos daba una estabilidad econ¨®mica eran las plantaciones de coca¡±, explica Rodr¨ªguez, en un d¨ªa de mayo nublado, sentada bajo un ¨¢rbol de cacao que pertenece a las tierras de su familia, en la vereda de El Madrigal. Con este cultivo es con el que ahora sus padres, sus hermanos, ella y sus hijas Alison Renata y Gema Anais, de nueve y tres a?os, se sustentan econ¨®micamente.
Nari?o ha sido una de las zonas del pa¨ªs m¨¢s castigadas por el conflicto armado, y la siembra de cultivos de uso il¨ªcito ¨Cgenerando disputas por el control del territorio entre distintos grupos armados¨C se perfil¨® durante d¨¦cadas como una de las pocas opciones y salidas para el sustento de muchas familias, como la de Rodr¨ªguez. ¡°Para los otros productos que se sembraban en la zona, el pl¨¢tano, el ma¨ªz o la yuca, no hab¨ªa ni siquiera v¨ªas para transportarlos en grandes cargas y poder venderlos¡±, contextualiza la mujer, sujetando entre las manos una mazorca de cacao partida en dos. A pesar de que cada a?o se vive un retroceso paulatino de las hect¨¢reas dedicadas a esta siembra, de los 20 departamentos registrados en 2020 con coca en Colombia, cinco concentran el 84% del ¨¢rea total, seg¨²n un informe de 2021 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Nari?o est¨¢ en el segundo puesto de la clasificaci¨®n, con cerca de 31.084 hect¨¢reas.
En 2009, ese ecosistema en el que viv¨ªa esta familia y las dem¨¢s en su vereda cambi¨®. Las fumigaciones que el Gobierno lanz¨® en la regi¨®n para acabar con el narcotr¨¢fico los dejaron sin cultivos y sin recursos. Y a la joven, que contaba con 17 a?os, le toc¨® esperar para poder irse a la ciudad y estudiar en la Universidad. ¡°De nuevo nos toc¨® empezar de cero, porque volv¨ªamos a quedarnos sin nada¡±, recuerda. A partir de ah¨ª, Rodr¨ªguez y su familia decidieron apostar por el cacao y se unieron a Asocacao Policarpa, una asociaci¨®n compuesta por 160 productores del municipio, de los cuales 40 son mujeres. ¡°Al ser organizadas, responsables y dedicadas, estamos tambi¨¦n en la parte organizativa, logrando ser visibles y gan¨¢ndonos el respeto de todos los productores de cacao del territorio, que han depositado su confianza en nosotras¡±, explica en la misma finca Esperanza Garc¨ªa, actual representante legal de la entidad.
¡°No fui consciente del da?o que hac¨ªa el cultivo il¨ªcito hasta ir a la ciudad, cuando me toc¨® ver c¨®mo una persona sana, amable, se fue metiendo en el vicio de la coca y hasta el d¨ªa de hoy no ha podido salir¡±, lamenta Rodr¨ªguez. Ella, con el beneficio de las cosechas de su familia, pudo estudiar t¨¦cnico en Sistemas y Publicidad en Pasto, capital de la regi¨®n, donde vivi¨® unos nueve a?os. Asocacao, que nacer¨ªa en 2007 como una alternativa para la sustituci¨®n de los cultivos il¨ªcitos en la zona, da apoyo t¨¦cnico a los agricultores y ofrece formaci¨®n a los m¨¢s j¨®venes, como Dayana Rodr¨ªguez, que actualmente estudia Administraci¨®n p¨²blica y es secretaria de la junta directiva de la organizaci¨®n.
La asociaci¨®n, adem¨¢s, acaba de inaugurar una planta de transformaci¨®n de cacao con el apoyo de Ayuda en Acci¨®n y la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo (AECID). La f¨¢brica ya est¨¢ en funcionamiento para producir productos como chocolate de mesa, chocolatinas, pepitas de cacao y licor, entre otros. ¡°Mi sue?o es lograr la paz a trav¨¦s del cacao y poder exportar en un futuro no muy lejano nuestros productos¡±, anhela Rodr¨ªguez.
Saberes ancestrales y un laboratorio para conseguir el sello org¨¢nico
El sue?o de Dayana Rodr¨ªguez Leyton, el de exportar el producto que consiguen al transformar los granos de cacao, es el mismo anhelo que atesora Lorcy Ceballos, representante legal de la asociaci¨®n de mujeres Canasteando, que pertenece al consejo comunitario de Bajo Mira y Fronteras, un distrito de la ciudad nari?ense de Tumaco. A 400 kil¨®metros de Policarpa y junto a la costa pac¨ªfica, Ceballos se afana, junto con otras cuatro o cinco compa?eras m¨¢s de la organizaci¨®n, en procesar el chocolate obtenido del cacao recogido por la asociaci¨®n en una peque?a habitaci¨®n a modo de laboratorio en Tumaco. Su objetivo es conseguir el sello org¨¢nico en aquel chocolate que usar¨¢n para elaborar chocolatinas y bombones rellenos con sabores frutales aut¨®ctonos del Pac¨ªfico: ciruelo, limoncillo... ¡°Queremos que quien pruebe este chocolate tome algo rico, dulce, pero saludable y con sabor de nuestra tierra y ancestral¡±, se?ala esta mujer de 41 a?os, afrodescendiente, madre de seis hijos y nacida en la vereda Pe?a Colorada, una de las m¨¢s numerosas de la zona. Mientras habla, Ceballos manipula con mimo el oro marr¨®n y reposa el chocolate en envases de hielo para refrigerarlo.
La organizaci¨®n que lidera Ceballos est¨¢ compuesta por 106 socias y reivindica el papel de la mujer a trav¨¦s de distintos proyectos que llevan a cabo a nivel cultural, social, gastron¨®mico y medioambiental. Uno de ellos est¨¢ dedicado al chocolate y su producci¨®n.
Desde 2019, la asociaci¨®n ha buscado la manera de que el cultivo il¨ªcito no sea la fuente principal de ingresos de las familias vinculadas a la organizaci¨®n y que s¨ª lo sea el cacao. ¡°La forma m¨¢s beneficiosa para nosotras era no solo cosechando, sino tambi¨¦n haciendo un trabajo de transformaci¨®n y consiguiendo un chocolate m¨¢s fino, con mejor aroma y con m¨¢s calidad¡±, explica Ceballos, que aprendi¨® de sus padres el amor hacia este cultivo. De ni?a, y junto a sus hermanos, visitaba la finca familiar. Cada uno cuidaba de un ¨¢rbol distinto. All¨ª, rememora, transformaban el cacao de manera artesanal: lo cosechaban, lo escurr¨ªan, lo secaban, lo mov¨ªan y despu¨¦s lo tostaban en una olla sobre el fog¨®n de le?a, para luego descascarillarlo y finalmente molerlo. Al final, lo mezclaban con leche de coco y se tomaban un buen vaso de chocolate.
Este improvisado obrador de Tumaco no el ¨²nico lugar donde Ceballos manipula el chocolate con mimo, le transmite su ¡°buena energ¨ªa¡± y lo transforma en algo m¨¢s. ¡°Entendemos que la mujer es una protagonista en la producci¨®n de cacao, pero tambi¨¦n en la producci¨®n de transformaci¨®n del chocolate¡±, asegura Mauricio L¨®pez, coordinador territorial de Ayuda en Acci¨®n en Nari?o. Ceballos y algunas de sus compa?eras de Canasteando tambi¨¦n se desplazan cada 15 d¨ªas a un laboratorio en la ciudad de Pasto, que funciona desde el pasado abril. ¡°Hemos estado haciendo unas pruebas de refermentaci¨®n, agreg¨¢ndole almidones fermentados y frutas para ver qu¨¦ otras caracter¨ªsticas le podemos dar al chocolate¡±, explica Eyvar G¨®mez, ingeniero agroindustrial de Ayuda en Acci¨®n. El experto, junto a la repostera Luciana Calle y el chef David Koch, del restaurante Sausalito, realiza pruebas de ensayo y error en este centro de investigaci¨®n para conseguir un grano que alcance el sello de calidad org¨¢nico.
¡°La idea es encontrar esas caracter¨ªsticas de sabor originarias de Tumaco y agregarle as¨ª m¨¢s valor para su posterior comercializaci¨®n¡±, explica L¨®pez. ¡°Si compras y consumes en Espa?a una barrita de chocolate en la que, pasando tu m¨®vil por un c¨®digo de barras, te explica su procedencia, los lotes, su gen¨¦tica y las certificaciones que tiene asociadas, adem¨¢s de qui¨¦n lo produjo, deja de ser una golosina o un dulce para convertirse en un alimento de calidad con valor social¡±, a?ade L¨®pez. Recalca que es un proyecto que busca la paz, el desarrollo y la cohesi¨®n social en los territorios de Nari?o. Una idea en la que redunda Ana Rodr¨ªguez, encargada del monitoreo de los proyectos relacionados con la transformaci¨®n del cacao en la oficina de Ayuda en Acci¨®n de Nari?o. ¡°La cadena productiva de la coca, por llamarla de alguna forma, ha dejado muchas familias destrozadas. Cuando viajamos a los lugares donde m¨¢s coca se produce, resulta parad¨®jico ver c¨®mo son aquellos donde, a pesar de la bonanza econ¨®mica, est¨¢n m¨¢s deprimidos y donde se vive m¨¢s violencia social. Por eso ponemos el foco en reconstruir el tejido social y brindarle a las familias la oportunidad de tener un sustento que no les arrebate la paz¡±. Una que han encontrado Rodr¨ªguez y Ceballos, y que sabe a chocolate.
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