Buscar la supervivencia entre monta?as de desperdicios

La comunidad es conocida por un gigantesco vertedero de basura que se encuentra a escasos metros de las viviendas. Varios camiones procedentes de San Pedro Sula llegan diariamente para descargar toneladas de basura que se han convertido a su vez en el medio de vida de muchas mujeres de la zona. Gonzalo Hohr

Ana Rosa tiene 58 a?os, y los ��ltimos 16 los ha pasado recogiendo basura todos los d��as desde las seis de la ma?ana. Es una de las pepenadoras de Las Met��licas. Normalmente recoge aluminio, cobre, botes y pl��stico. Ha sacado adelante a su esposo y sus cuatro hijos trabajando de sol a sol en el basurero. Mientras habla, a su alrededor baten las alas p��jaros negros carro?eros conocidos como 'limpiamundos'. Gonzalo Hohr

Martha Elena Enrique tiene 61 a?os y es pepenadora, como su hermana Ana Rosa. Cada d��a camina una hora para llegar al vertedero donde pasa los d��as recolectando basura para su posterior reciclaje. Cuenta que hoy es un trabajo solo para mujeres, porque antes, cuando tambi��n lo desempe?aban hombres, surg��an problemas y disputas.Gonzalo Hohr

Ana Rosa observa como el tractor va compactando las monta?as de basura. Esta actividad desplaza los desperdicios para dejar espacio a los camiones que descargan monta?as de residuos.Gonzalo Hohr

Los huracanes Eta e Iota inundaron esta zona a finales de 2020. El agua arras�� con las plantaciones, el ganado y las viviendas. Las condiciones son precarias todav��a, carecen de electricidad y muchas casas son de chapa y lona. Los huracanes y la pobreza, entre otros factores, han hecho de la zona una de las m��s deprimidas del norte de Honduras. Gonzalo Hohr

Rosa Iveth Acosta, lideresa de la comunidad, vivi�� el destrozo de los huracanes y es una de las personas que lucha cada d��a por hacer que la comunidad prospere poco a poco. Adem��s de los estragos que dejaron las inundaciones y la par��lisis econ��mica consecuencia de la pandemia, reconoce que la subida del precio de los alimentos es ahora una de las mayores preocupaciones. Gonzalo Hohr

Rosa Iveth muestra la estructura de hormig��n de su casa que qued�� en pie tras los huracanes Eta e Iota. Todo lo dem��s fue arrasado por las aguas que alcanzaron m��s de tres metros de altura. Gonzalo Hohr

Rosa Iveth muestra el tejado de la casa de su vecina, donde dice que sobrevivieron aislados durante tres d��as. Era el punto m��s alto y pudo aguantar el peso de muchos vecinos mientras esperaban a ser desalojados en canoas. Gonzalo Hohr

Dinora Ruiz es la presidenta del patronato y la representante m��s antigua de la comunidad, donde un total de 145 casas se perdieron bajo el barro. En el tejado de su vivienda salvaron la vida decenas de personas durante las inundaciones de los huracanes Eta e Iota. Gonzalo Hohr

Maritza est�� encinta. Tambi��n trabaja en el basurero. Ya ha perdido dos embarazos y en la comunidad entienden que la acumulaci��n de basuras org��nicas, las altas temperaturas y la inhalaci��n de gases son una de las causas que provocan abortos. Es consciente de que su aporte a la econom��a familiar es indispensable, pero por ahora tendr��n que salir adelante con el trabajo intermitente de su marido en las plantaciones bananeras. Gonzalo Hohr

Los zopilotes, aves carro?eras, son conocidas como 'limpiamundos' porque se lo comen todo. Las monta?as de basura emanan calor, olor nauseabundo y gases.Gonzalo Hohr

No hay descanso para estas mujeres que desempe?an una dura profesi��n. La basura org��nica fermenta al sol y emana gases. Gonzalo Hohr

Mar��a Magdalena Blanco tiene 62 a?os, lleva 11 trabajando como pepenadora y es la m��s veterana del basurero. Reconoce que es el ��nico trabajo al que puede acceder a su edad. Su salud a��n le permite trabajar las interminables jornadas que solo se acaban cuando descarga el ��ltimo cami��n procedente de San Pedro Sula. Gonzalo Hohr

Martha Elena, de 61 a?os, en primer plano, clasifica junto a m��s pepenadoras la basura que acaba de descargar el ��ltimo cami��n de basura. Gonzalo Hohr

Por un trabajo que roza las condiciones inhumanas, estas hondure?as cobran unos 700 pesos semanales (unos 28 euros). Gonzalo Hohr