Vanessa Nakate, la activista veintea?era que reclama justicia clim¨¢tica para ?frica
La ugandesa, de 25 a?os, espera que los l¨ªderes africanos hagan frente com¨²n en la pr¨®xima cumbre del clima. ¡°Estamos todos en la misma tormenta, aunque en diferentes barcos. El cambio clim¨¢tico nos afectar¨¢ a todos¡±
La activista ugandesa por el clima Vanessa Nakate (Kampala, Uganda, 1997) no es ajena a las reuniones de alto nivel en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Acaba de ser nombrada Embajadora de Buena Voluntad por Unicef. Y, sin embargo, solo hace unos a?os que ella y varios de sus hermanos empezaron a protestar pidiendo lo que ellos denominan ¡°justicia clim¨¢tica¡±. Fue en 2019 cuando se puso en huelga ¨Cdejando de ir a clase¨C para salvar la cuenca del Congo, el segundo bosque tropical del mundo en tama?o despu¨¦s de la Amazonia. Desde entonces, Nakate se ha convertido en un fen¨®meno en las redes sociales, especialmente tras adquirir notoriedad por haber sido eliminada de una foto en el Foro de Davos 2020. Ha creado el movimiento Rise up para ayudar a otros activistas afines de los pa¨ªses africanos. Y ha escrito un libro: A Bigger Picture. My Fight to Bring a New African Voice to Climate Crisis (Una perspectiva m¨¢s amplia. Mi lucha por dar una nueva voz africana a la crisis clim¨¢tica).
Para su ¨²ltimo proyecto en su pa¨ªs natal, Uganda, est¨¢ instalando paneles solares y cocinas ecol¨®gicas en 27 escuelas. Todo un ¨¦xito, admite la joven con una sonrisa, desde detr¨¢s de su ordenador port¨¢til en Kampala. A su espalda, en la pared blanca del dormitorio, hay pegadas mariposas moradas. Lleva la cremallera de la gruesa chaqueta de lana cerrada hasta la barbilla; en la capital ugandesa hace fr¨ªo, pero eso no significa que el cambio clim¨¢tico no exista, afirma con rotundidad.
Aunque actualmente su lucha por la justicia clim¨¢tica recibe m¨¢s atenci¨®n que cuando protestaba con una pancarta de cart¨®n, Nakate piensa que a ella y a otros activistas por el clima a¨²n no se les escucha lo suficiente. Ahora se acerca una nueva oportunidad para hacerse o¨ªr: la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico 2022 (COP27) se celebrar¨¢ en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheij entre el 7 y el 18 de noviembre. En la anterior conferencia de Glasgow, critica, se dej¨® de lado a muchos activistas del Sur global, pero Nakate espera que esta vez los l¨ªderes presten atenci¨®n.
¡°No creo que la gente se d¨¦ cuenta de lo mal que est¨¢ la situaci¨®n actualmente en el mundo¡±, afirma. ¡°Yo quiero hacer algo al respecto. Y no soy la ¨²nica que hace o¨ªr su voz; muchos cient¨ªficos advierten de lo que pasar¨¢ si no actuamos ahora. Nuestro mensaje no es una opini¨®n. Tampoco pido que se me escuche solo a m¨ª. Lo que quiero es que se escuche a los cient¨ªficos independientes¡±.
Nakate critica que Europa solo haya empezado a despertar acerca de la emergencia clim¨¢tica tras sufrir en sus propias carnes fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, inundaciones e incendios forestales
Parece que, en Europa, la gente est¨¢ despertando al fin a la emergencia clim¨¢tica, considera Nakate desde Uganda. Sin embargo, califica de verg¨¹enza que no haya sido as¨ª hasta que los propios europeos no han padecido fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, inundaciones e incendios forestales. ¡°Es triste que la gente no se d¨¦ cuenta hasta que lo tiene a sus puertas. Las historias de las personas del Sur global que enfrentan las consecuencias del cambio clim¨¢tico desde hace a?os no se escuchan o tienen poco efecto¡±.
¡°Estamos todos en la misma tormenta¡±, explica, ¡°aunque vayamos en diferentes barcos. Aunque algunos barcos son m¨¢s d¨¦biles y por eso se hundir¨¢n antes, llegar¨¢ un punto en el que los m¨¢s fuertes tampoco puedan con la tempestad. El cambio clim¨¢tico nos afectar¨¢ a todos, independientemente de d¨®nde vivamos o qui¨¦nes seamos¡±.
Los ugandeses, claramente, van en el barco que se hunde. Mientras que el continente africano es responsable de menos del 4% de las emisiones mundiales, el cambio clim¨¢tico le afecta de manera desproporcionada. Por eso, Nakate se ha propuesto contar historias ¡°desde la primera l¨ªnea de la crisis clim¨¢tica¡±, preferentemente en escenarios internacionales. ¡°En ?frica sufrimos ciclones, vemos c¨®mo se secan los r¨ªos y los lagos, hay inundaciones, en distintas zonas la sequ¨ªa provoca hambrunas, y se producen conflictos por la tierra porque es escasa. La lista es interminable. Tambi¨¦n aqu¨ª, en la regi¨®n ugandesa de Karamoja, 500.000 personas pasan hambre debido a la sequ¨ªa persistente¡±. Los medios de comunicaci¨®n internacionales no informan lo suficiente al respecto, opina. ¡°Cuando hubo una ola de calor en Reino Unido se habl¨® de ella en todas partes, tambi¨¦n en las noticias internacionales. En cambio, casi no se prest¨® atenci¨®n a las inundaciones en mi pa¨ªs. Por suerte, como activista tambi¨¦n puedo contar historias¡±.
¡°Estamos todos en la misma tormenta aunque vayamos en diferentes barcos. El cambio clim¨¢tico nos afectar¨¢ a todos, independientemente de d¨®nde vivamos o qui¨¦nes seamos¡±
Con todos estos desastres clim¨¢ticos, ?no le cansa a veces su lucha por la justicia? ¡°S¨ª, a veces es frustrante cuando no te escuchan lo suficiente, pero mi activismo me da mucha energ¨ªa. Es muy importante mostrar que no estamos hablando solo de que el planeta est¨¢ atravesando un momento dif¨ªcil; se trata tambi¨¦n de ense?ar el lado humano¡±.
Nakate hace una distinci¨®n entre la ¡°justicia clim¨¢tica¡± que reclama y el activismo a favor del clima. Lo que quiere, subraya, es que cambie algo para aquellas personas que sufren las peores consecuencias. Los l¨ªderes mundiales tienen que hacer todo lo que puedan para pasar a las energ¨ªas renovables, considera. ¡°Solo entonces podremos ayudar a las comunidades pobres que padecen los efectos de los cambios en el clima. En mi entorno veo cu¨¢nta pobreza clim¨¢tica hay en ?frica. Las consecuencias del cambio clim¨¢tico no afectan en la misma medida a la gente en todo el mundo. Los africanos que ya viven en la pobreza son los que m¨¢s padecen el calentamiento global. Quienes tengan menos margen de adaptaci¨®n ser¨¢n los que m¨¢s sufran. Las comunidades de mi continente son las que viven en primera l¨ªnea de la crisis clim¨¢tica. No pueden adaptarse a la p¨¦rdida de su cultura o de sus tradiciones, no pueden adaptarse a la p¨¦rdida de vidas por el hambre¡±.
Los pa¨ªses que llevan d¨¦cadas emitiendo CO2 deben tomar responsabilidad, insiste. ¡°Creo que habr¨ªa que poner fondos a disposici¨®n de las comunidades m¨¢s afectadas. Con esos fondos se podr¨ªa, por ejemplo, innovar la agricultura, algo que muchas zonas de ?frica necesitan desesperadamente. Las comunidades tambi¨¦n deber¨ªan ser compensadas si sus animales o sus cultivos mueren a causa de la crisis del clima¡±.
Sin embargo, muchos l¨ªderes mundiales parecen preocupados por otros asuntos. La guerra en Ucrania est¨¢ provocando una aguda inflaci¨®n en muchos pa¨ªses. Ahora que, debido a las sanciones, se ha reducido el flujo de gas ruso a los pa¨ªses europeos, da la impresi¨®n de que muchos l¨ªderes han olvidado sus objetivos medioambientales. El llamamiento a los pa¨ªses africanos a que se vuelvan ecol¨®gicos ha bajado de volumen de repente, ahora que se acerca el invierno europeo y hay que hacer acopio de grandes reservas de gas. ¡°Los l¨ªderes europeos vuelan a ?frica para ver c¨®mo pueden llevar gas africano a sus pa¨ªses¡±, dice Nakate, ¡°cuando no solo deber¨ªan desprenderse del gas ruso, sino dejar totalmente de quemar gas. No es ni mucho menos una soluci¨®n duradera al problema¡±.
¡°Los l¨ªderes europeos vuelan a ?frica para ver c¨®mo pueden llevar gas africano a sus pa¨ªses. Pero no solo deber¨ªan desprenderse del gas ruso, sino dejar totalmente de quemar gas¡±
?frica, mientras tanto, est¨¢ encantada de recibir con los brazos abiertos a los inversores occidentales. Los oleoductos y gasoductos llevan petr¨®leo de Uganda a Tanzania o gas de Nigeria a Argelia, se construyen a toda prisa terminales de gas natural licuado en todo el continente, y los campos petroleros congole?os se venden al mejor postor.
Sin embargo, Nakate sigue siendo optimista. ¡°Ahora tienen una buena baza¡±, asegura. Al fin y al cabo, los l¨ªderes africanos deciden qui¨¦n puede invertir en sus pa¨ªses. Si Alemania busca gas africano, los l¨ªderes del continente pueden alzarse en defensa de su pueblo y del clima. ¡°Tienen que preguntarse qu¨¦ supone para los habitantes de sus pa¨ªses permitir que los alemanes perforen sus territorios en busca de gas, qu¨¦ supone para los ni?os, a los que pertenece el futuro¡±.
?Cree que los l¨ªderes africanos est¨¢n lo bastante unidos para hacerlo? ¡°Son conscientes del enorme potencial de sus pa¨ªses. La COP27 es una oportunidad magn¨ªfica para que hablen con una sola voz sobre lo que est¨¢ pasando en su continente y por qu¨¦ tienen que llegar fondos para luchar contra el cambio clim¨¢tico a las comunidades afectadas. Solo con fondos suficientes los africanos podr¨¢n crear estrategias que se centren en la mitigaci¨®n del cambio clim¨¢tico y en la adaptaci¨®n a ¨¦l en la medida de lo posible¡±.
Las inversiones extranjeras en petr¨®leo y gas suponen enormes sumas de dinero. ?No tiene miedo de que la econom¨ªa gane la partida a la ideolog¨ªa? ¡°Estoy convencida de que los l¨ªderes africanos pueden ser lo bastante fuertes para respaldar a sus pueblos y al planeta. Conf¨ªo en que se atrevan a hacerlo¡±.
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