El clima extremo desaf¨ªa al mundo
La coincidencia de devastadores fen¨®menos meteorol¨®gicos en distintos puntos del planeta ha situado el cambio clim¨¢tico en el foco del debate pol¨ªtico y de la preocupaci¨®n social. EL PA?S inicia una serie sobre los puntos cr¨ªticos de la crisis clim¨¢tica
El term¨®metro de un peque?o pueblo canadiense llega un domingo de junio hasta los 46,6 grados, la temperatura m¨¢s alta de la que hay registros hasta ahora en ese pa¨ªs norteamericano. Al d¨ªa siguiente, sube hasta los 47,9. El martes, solo 24 horas m¨¢s tarde, se alcanzan los 49,6 grados, un r¨¦cord m¨¢s propio de Bagdad que de una aldea del suroeste de Canad¨¢. Un d¨ªa despu¨¦s, cuando el calor amaina un poco, llegan los incendios forestales. Y al domingo siguiente apenas quedan casas sin chamuscar en el pueblo. No es el argumento de una pel¨ªcula de cat¨¢strofes ni uno de los crueles castigos divinos del Antiguo Testamento. Es lo que ocurri¨® a finales de este junio en Lytton, el municipio de 200 habitantes de la Columbia Brit¨¢nica que qued¨® arrasado por el fuego tras convertirse en el punto cero de la tremenda e inusual ola de calor que azot¨® la costa noroeste de Norteam¨¦rica.
Es probable que ya casi se hayan olvidado las im¨¢genes de Lytton achicharrado o de los centros de enfriamiento, esos polideportivos y pabellones habilitados por las autoridades para que la poblaci¨®n se protegiera del mort¨ªfero calor con aires acondicionados en Estados Unidos y Canad¨¢. Porque esta semana est¨¢n mucho m¨¢s frescas en la memoria de todos las fotograf¨ªas y v¨ªdeos de las riadas tremendas en Alemania y B¨¦lgica, o las de los pasajeros del metro Zhengzhou, en China, con el agua literalmente al cuello.
Son escenas de la pel¨ªcula de cat¨¢strofes en la que la humanidad parece estar atrapada. Una parte importante del guion, parad¨®jicamente, ha sido escrito por la propia humanidad con sus emisiones de gases de efecto invernadero que sobrecalientan el planeta y que no dejan de crecer desde la Revoluci¨®n Industrial, seg¨²n mantiene la mayor¨ªa de cient¨ªficos del clima. Patricia Espinosa, la m¨¢xima responsable del ¨¢rea de cambio clim¨¢tico de la ONU, lo resume as¨ª: ¡°Lo que estamos viendo es totalmente congruente con lo que la ciencia nos ha venido diciendo desde hace muchos a?os, que estos fen¨®menos extremos se est¨¢n haciendo m¨¢s frecuentes y m¨¢s fuertes, destructivos y virulentos¡±.
Espinosa cree que los ¨²ltimos eventos extremos pueden servir para ¡°elevar la conciencia de los tomadores de decisiones, los pol¨ªticos a todos los niveles, sobre la urgencia y la seriedad¡± de la situaci¨®n de ¡°emergencia¡± en la que est¨¢ el planeta y, sobre todo, el ser humano. ¡°En la medida en que los efectos del cambio clim¨¢tico se hacen m¨¢s presentes, m¨¢s evidentes, y afectan a cada vez m¨¢s personas eso va a influir en las decisiones que tomen los ciudadanos especialmente cuando tengan que votar¡±, advierte esta representante de la ONU. Jos¨¦ Manuel Guti¨¦rrez, vicedirector del Instituto de F¨ªsica de Cantabria, cree que ya se ha llegado a un ¡°nivel de concienciaci¨®n muy alto de la sociedad¡±. Considera que a la implicaci¨®n que ya ten¨ªa la juventud, se le unen ahora las generaciones m¨¢s mayores, que le han visto ¡°las orejas al lobo¡±. ¡°La sociedad est¨¢ empezando a asustarse¡±, resume este cient¨ªfico.
Guti¨¦rrez es uno de los cuatro espa?oles que han formado parte del ¨²ltimo gran informe del IPCC, el grupo internacional de expertos vinculado a la ONU que desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas radiograf¨ªa el cambio clim¨¢tico y sienta las bases del conocimiento sobre el calentamiento tras revisar toda la literatura cient¨ªfica. Parte de ese informe de situaci¨®n, el sexto desde que se cre¨® el IPCC, se har¨¢ p¨²blico a primeros de agosto.
Estos estudios est¨¢n especialmente ideados para que los responsables pol¨ªticos tengan la suficiente informaci¨®n para tomar las decisiones necesarias para paliar y adaptar sus pa¨ªses al cambio clim¨¢tico. Y este primer bloque de textos del sexto informe de situaci¨®n se publicar¨¢ a solo 90 d¨ªas del inicio de la cumbre del clima de Glasgow (Escocia), que tuvo que ser aplazada el pasado a?o por la pandemia. Esa cita se supone que ser¨¢ el momento determinante para que los pa¨ªses den un giro radical para desengancharse de los combustibles f¨®siles si quieren que el calentamiento se quede dentro de l¨ªmites lo menos catastr¨®ficos posible. El problema es que cada vez queda menos tiempo para dar ese volantazo... Y a medida que avanza la crisis clim¨¢tica lo que se esperan son m¨¢s fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos (y m¨¢s intensos) como las olas de calor, las lluvias torrenciales, los incendios, las sequ¨ªas...
Olas de calor y calentamiento global
Sergio Vicente-Serrano es un investigador del Instituto Pirenaico de Ecolog¨ªa, del CSIC, y otro de los expertos espa?oles que han participado en la elaboraci¨®n del estudio del IPCC. Recuerda que los eventos extremos siempre se han dado en la naturaleza, como se puede deducir cuando se sabe leer en los sedimentos, los anillos de los ¨¢rboles o las fuentes documentales. Pero explica que sobre esa ¡°variabilidad clim¨¢tica natural¡± se superpone ahora otro fen¨®meno: el calentamiento global de origen antropog¨¦nico ¡ªes decir, inducido por los gases de efecto invernadero que el ser humano emite al quemar el petr¨®leo, el gas y el carb¨®n fundamentalmente¡ª. El cambio clim¨¢tico hace que la atm¨®sfera sea cada vez ¡°m¨¢s c¨¢lida¡± y contenga ¡°m¨¢s energ¨ªa¡±, lo que se traduce en fen¨®menos extremos m¨¢s frecuentes e intensos, como advierte desde hace a?os la ciencia y como se est¨¢ viendo ya.
Sonia Seneviratne, una climat¨®loga suiza miembro del Instituto de Ciencias de la Atm¨®sfera y el Clima de Zurich y tambi¨¦n del IPCC, forma parte adem¨¢s del World Weather Attribution. Se trata de un grupo de cient¨ªficos que intenta responder de la forma m¨¢s ¨¢gil posible a la pregunta que pol¨ªticos, periodistas y ciudadanos en general suelen hacerse ahora ante una gran ola de calor o unas lluvias torrenciales: ?est¨¢ el cambio clim¨¢tico detr¨¢s? Estos especialistas, b¨¢sicamente, lo que hacen es calcular la probabilidad de que un fen¨®meno extremo concreto se hubiera producido si no existiera el cambio clim¨¢tico. En el caso de la tremenda ola de calor de finales de junio en el oeste de Canad¨¢ y EE UU, el informe de atribuci¨®n de este grupo no dejaba casi lugar a las dudas: algo de esa magnitud y en esas latitudes del globo hubiera sido pr¨¢cticamente imposible sin el calentamiento global.
Seneviratne se?ala que ¡°los efectos del cambio clim¨¢tico son particularmente claros para los extremos c¨¢lidos, incluidas las olas de calor¡±. Recuerda que esas olas ya se han vuelto ¡°m¨¢s intensas y m¨¢s frecuentes en todo el mundo¡±. Se puede apreciar en Canad¨¢ o en Espa?a, donde la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa (Aemet) ha detectado tambi¨¦n que las olas son m¨¢s habituales, duraderas y fuertes en el pa¨ªs, como apuntaba en un informe del pasado septiembre.
Los extremos de calor son una de las huellas m¨¢s visibles de la crisis clim¨¢tica. Pero tambi¨¦n el incremento de las temperaturas medias, que ya est¨¢n 1,2 grados por encima de los niveles preindustriales ¡ªes decir, la media del periodo comprendido entre 1850 y 1900¡ª. Pero, adem¨¢s, en la ¨²ltima d¨¦cada se concentran la mayor¨ªa de los a?os m¨¢s c¨¢lidos jam¨¢s registrados en el planeta.
Francisco J. Doblas-Reyes, investigador del Centro Nacional de Supercomputaci¨®n de Barcelona y tambi¨¦n miembro del IPCC, advierte de los riesgos de que ese 1,2 grados que se suele emplear cuando se habla del calentamiento enmascare la verdadera dimensi¨®n del problema. Los 1,2 grados se refieren a la temperatura media del aire en todo el planeta, es decir, tanto la continental como la referida a la superficie de los oc¨¦anos, que se caldean a un ritmo m¨¢s lento. Si se toman solo las temperaturas continentales como referencia, el calentamiento planetario ya estar¨ªa en 1,96 grados, seg¨²n el ¨²ltimo informe anual de Berkeley Earth. Pero esa media de casi 2 grados tambi¨¦n oculta las situaciones extremas: como el elevad¨ªsimo calentamiento que est¨¢ sufriendo el ?rtico. Esa subida de la temperatura y el deshielo acelerado era ¡°uno de los escenarios m¨¢s extremos que el IPCC hab¨ªa mencionado¡±, recuerda Patricia Espinosa. En esa misma categor¨ªa Doblas-Reyes incluye a la regi¨®n del Mediterr¨¢neo: ¡°se est¨¢ calentando a un ritmo brutal y es algo muy serio, casi tan serio como lo que ocurre en el ?rtico¡±.
Inundaciones y lluvias extremas
El calor y las olas no son el ¨²nico rastro que deja el cambio clim¨¢tico tras de s¨ª. Otros fen¨®menos, como las lluvias torrenciales, tambi¨¦n aumentar¨¢n en intensidad y virulencia en el planeta. Tras las enormes y mort¨ªferas inundaciones de los ¨²ltimos d¨ªas en Centroeuropa y China, surge la misma pregunta: ?est¨¢ el calentamiento global detr¨¢s? ¡°Es dif¨ªcil cuantificar con precisi¨®n la contribuci¨®n del cambio clim¨¢tico a las inundaciones en Alemania y China en este momento, pero ambos eventos se asociaron con precipitaciones muy fuertes¡±, responde Seneviratne. ¡°Est¨¢ bien establecido que los eventos de fuertes precipitaciones son cada vez m¨¢s frecuentes e intensos en todo el mundo. Por lo tanto, es probable que el cambio clim¨¢tico inducido por el hombre haya contribuido a que estos eventos sean m¨¢s intensos o m¨¢s probables¡±, a?ade la climat¨®loga suiza.
Su grupo de investigaci¨®n est¨¢ preparando un informe de atribuci¨®n sobre las inundaciones en Centroeuropa. El estudio lo dirige Frank Kreienkamp, del servicio meteorol¨®gico alem¨¢n. Kreienkamp afirma que esperan tener sus conclusiones a mediados de agosto y se resiste a avanzar ninguna clave sobre el resultado porque ¡°justo acaba de comenzar el an¨¢lisis¡±.
Sin embargo, la canciller alemana, Angela Merkel, y su Gobierno han vinculado directamente las inundaciones al calentamiento global y han apostado por incrementar la velocidad de reducci¨®n de las emisiones de efecto invernadero. Las lluvias, adem¨¢s, han vuelto a poner la crisis clim¨¢tica en el foco de la campa?a electoral alemana.
La catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la Universidad Carlos III, Mercedes Pardo-Buend¨ªa, cree que este tipo de fen¨®menos extremos est¨¢n aumentando la ¡°conciencia social en estos ¨²ltimos a?os¡±. Sostiene que en ¡°el imaginario colectivo¡± se ha insertado una m¨¢xima: ¡°el cambio clim¨¢tico ya est¨¢ aqu¨ª¡±. ¡°El negacionismo ¡ªcada vez m¨¢s disminuido¡ª no est¨¢ incidiendo en la poblaci¨®n ante las evidencias¡±, a?ade esta soci¨®loga especializada en cambio clim¨¢tico y sostenibilidad.
Las emisiones globales siguen al alza
Algo parecido opina Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE): ¡°los eventos meteorol¨®gicos extremos que estamos viendo desde Nepal a Brasil, desde Alemania a B¨¦lgica, desde el Medio Oriente a Rusia, son serios recordatorios para todos nosotros de que el cambio clim¨¢tico est¨¢ aqu¨ª y de que quiz¨¢s se est¨¢ dando m¨¢s r¨¢pido de lo que la ciencia planteaba¡±. Y a?ade: ¡°nos recuerdan que se necesita tomar medidas, especialmente en el sector energ¨¦tico, para reducir las emisiones¡±. La energ¨ªa es responsable de alrededor del 80% de todos los gases de efecto invernadero que expulsa la econom¨ªa global.
Cuando en 2015 se firm¨® el Acuerdo de Par¨ªs contra el cambio clim¨¢tico, los 200 pa¨ªses que lo cerraron se comprometieron a intentar que el incremento de la temperatura media del planeta no sobrepasase a final de siglo los 2 grados respecto a los niveles preindustriales y, en la medida de lo posible, quedarse por debajo de los 1,5 grados. Para eso ser¨ªa necesario que a mediados de este siglo las emisiones globales fueran pr¨¢cticamente cero. Un buen n¨²mero de pa¨ªses ¡ªque representan alrededor del 70% de las emisiones del mundo¡ª ya se ha comprometido a eso. As¨ª lo han hecho, Europa o la nueva Administraci¨®n de EE UU y, con algo menos de ambici¨®n, tambi¨¦n China ¡ªque ha puesto sobre la mesa llegar a las emisiones de di¨®xido de carbono netas cero en 2060¡ª.
Pero para alcanzar esas metas se necesita ya un cambio radical con, por ejemplo, una implantaci¨®n masiva y r¨¢pida de renovables y de la movilidad el¨¦ctrica, como indicaba uno de los ¨²ltimos informes de la AIE. Las pol¨ªticas que tienen en marcha la mayor¨ªa de pa¨ªses no est¨¢n encaminadas hacia esa direcci¨®n. Birol pone como ejemplo los planes para salir de la crisis de la pandemia: ¡°Los gobiernos han puesto sobre la mesa hasta ahora para la recuperaci¨®n de la covid 16 billones de d¨®lares, pero solo el 2% ha sido para incentivar la energ¨ªa limpia¡±. Esto se traduce en parte en que las emisiones mundiales volver¨¢n a crecer con fuerza este a?o. ¡°Y en 2023 ser¨¢n las m¨¢s altas de la historia¡±, vaticina Birol, que advierte de que esto se producir¨¢ en un contexto de fen¨®menos extremos cada vez m¨¢s frecuentes y virulentos por el cambio clim¨¢tico.
Pese a su tono pesimista general, Birol, que junto a Patricia Espinosa particip¨® el viernes en la cumbre de ministros de clima y energ¨ªa del G-20 en N¨¢poles, aplaude el reciente plan clim¨¢tico presentado por la Comisi¨®n Europea, que se alinea en muchos apartados con las recomendaciones de la AIE. Pero advierte de que durante el pr¨®ximo a?o este ambicioso programa tendr¨¢ que ser negociado con los Veintisiete en un contexto de elecciones, de incremento de los precios energ¨¦ticos y de movimientos populistas que pueden rebajar las metas que plantea la Comisi¨®n. Pero tambi¨¦n en un contexto de fen¨®menos extremos que recuerdan a la sociedad y a los dirigentes pol¨ªticos qu¨¦ ocurrir¨¢ si no se reducen dr¨¢sticamente los gases de efecto invernadero para atajar el calentamiento global.
Radiograf¨ªa del cambio clim¨¢tico
EL PA?S arranca este domingo una serie de reportajes sobre los impactos del calentamiento global en diferentes puntos del planeta. La serie comienza con un reportaje desde Siberia, donde el permafrost, la capa de tierra congelada de forma permanente, se est¨¢ derritiendo ahora por el calentamiento y liberando m¨¢s gases de efecto invernadero.