El compromiso de Johanna Montero Matamoros: ¡°Est¨¢n pasando cosas terribles y el arte debe hablar de ellas¡±
La artista hondure?a presenta una exposici¨®n en Madrid en la que inmortaliza las turbulencias sociales y pol¨ªticas de su pa¨ªs y a quienes luchan para lograr un cambio
Una mu?eca de trapo llorosa, con un feto en su vientre y encerrada en una caja de pl¨¢stico, como si esperara en una jugueter¨ªa, recibe a los visitantes de la exposici¨®n de Johanna Montero Matamoros, en el Instituto de las Mujeres de Madrid. ¡°Es mi Luc¨ªa, la mu?eca rota. Y tiene una historia inmensa que contar¡±, explica la artista hondure?a. La obra se llama as¨ª en homenaje a una ni?a argentina de 11 a?os, que qued¨® embarazada en 2019 tras ser violada por su abuelastro y a la que hubo que practicarle una ces¨¢rea porque la autorizaci¨®n para abortar lleg¨® demasiado tarde y ya no le amparaba la ley.
¡°Cuando escuch¨¦ la noticia ten¨ªa en la mano una mu?eca de mi hija. De ah¨ª viene esta obra. Tambi¨¦n me puse a reflexionar e investigar la situaci¨®n en mi pa¨ªs, Honduras, aunque hubiera sido mejor no hacerlo¡±, detalla la artista, en una entrevista con este diario.
Montero, de 43 a?os, recalca que concibe y disfruta ¡°el arte por el arte¡±, pero basta detenerse unos minutos en la veintena de obras que ha tra¨ªdo a Espa?a para darse cuenta de que su trabajo destila denuncia, compromiso y dolor, e inmortaliza las luchas sociales de los ¨²ltimos a?os en Honduras y a quienes las han protagonizado.
¡°En 2019, hubo entre 800 y 900 ni?as de entre 10 y 16 a?os embarazadas en mi pa¨ªs, seg¨²n los registros m¨¦dicos. El n¨²mero real seguro fue mucho mayor y, desde entonces hasta ahora, ha crecido de manera atroz. Est¨¢n pasando cosas terribles y el arte tambi¨¦n tiene que hablar de ellas¡±, contin¨²a Montero, haciendo referencia al mensaje de su mu?eca rota, mientras gu¨ªa por su exposici¨®n, que est¨¢ abierta al p¨²blico hasta el 3 de julio y forma parte de la agenda cultural del Instituto de las Mujeres, que depende del Ministerio de Igualdad. Seg¨²n cifras del Fondo de Poblaci¨®n de la ONU (UNFPA), en Honduras 89 de cada 1.000 chicas son madres adolescentes, un n¨²mero superior al promedio de la regi¨®n de 61 por 1.000 ni?as, y m¨¢s del doble de los valores mundial. Pero en el pa¨ªs centroamericano no se puede abortar por ley bajo ninguna circunstancia.
En mi pa¨ªs han pasado muchas cosas en estos a?os y yo quiero representar aqu¨ª a la gente que ha estado en la lucha todo este tiempoJohanna Montero Matamoros
¡°Esto es una marcha de los indignados en San Pedro Sula, la ciudad en la que vivo¡±, prosigue Montero, se?alando una gran obra en la que han quedado inmortalizadas en negro las huellas de los zapatos, carritos de beb¨¦ o bicicletas de decenas de personas. ¡°Es una pieza participativa que intenta dejar constancia de las protestas hist¨®ricas de 2015 a favor de una comisi¨®n anticorrupci¨®n. Puse un lienzo en el suelo, pintura al lado y la gente pas¨®. Esto son sus pisadas¡±, agrega esta mujer de gesto dulce y voz pausada, que contrastan con la crudeza de muchas de sus obras.
En 20 a?os de grabados y de estampas, la artista hondure?a ha defendido el feminismo y la libertad de expresi¨®n, ha puesto sobre la mesa los derechos de los ind¨ªgenas y de los migrantes, ha elogiado a defensores de la tierra y la biodiversidad. Su exposici¨®n es un retrato personal de Honduras en el que se mezclan caminantes, mujeres enfermas amamantando, j¨®venes manifest¨¢ndose, pueblos ancestrales defendiendo su tierra y manos alzadas que dicen basta. ¡°En mi pa¨ªs han pasado muchas cosas en estos a?os y yo quiero representar aqu¨ª a la gente que ha estado en la lucha todo este tiempo¡±, afirma.
¡°Esta es Berta C¨¢ceres¡±, contin¨²a, refiri¨¦ndose a la defensora ambientalista hondure?a asesinada en 2016. En el grabado aparece un esqueleto, escoltado por mujeres, r¨ªo y bosque. ¡°No la quise representar como lo hace todo el mundo. A Berta nos la mataron. El legado que ha dejado es inmenso, pero a¨²n estamos esperando que se detenga a los autores intelectuales de su asesinato¡±, explica.
El dolor y el arrullo
En su exposici¨®n, Montero tambi¨¦n denuncia la usurpaci¨®n de las tierras ancestrales de pueblos ind¨ªgenas, como los gar¨ªfunas, que viven en el litoral atl¨¢ntico de Honduras y se ven acechados ¡°desde hace una d¨¦cada¡± por el crimen y por poderosos grupos econ¨®micos interesados en explotar sus riquezas.
La artista se detiene ante dos televisiones que muestran dos de sus iniciativas de los ¨²ltimos a?os. La primera consisti¨® en empapelar sedes de instituciones oficiales u organismos p¨²blicos con un grabado que citaba un derecho humano, como salud o educaci¨®n. ¡°Porque tenemos derecho a tener derechos¡±, insiste Montero. La segunda se produjo en 2009, en v¨ªsperas del golpe de Estado contra el entonces presidente Manuel Zelaya, cuando la artista decidi¨® convertir a gente que viv¨ªa y trabajaba en las calles en candidatos pol¨ªticos ficticios, inmortaliz¨¢ndolos en im¨¢genes en las que luc¨ªan objetos con la consigna ¡°Vota por m¨ª¡±. ¡°La idea era preguntarnos si nosotros, los ciudadanos, elegimos o nos imponen a los presidentes. Porque tenemos la sensaci¨®n de que no escogemos a quien nos gobierna. Hasta hoy¡±, explica.
En un pa¨ªs como el m¨ªo se privilegia que los espacios, las becas, las oportunidades y los fondos sean para los hombresJohanna Montero Matamoros
Tras el golpe de Estado, Honduras fue gobernado brevemente por Roberto Micheletti, que fue reemplazado por Porfirio Lobo (2010-2014) y posteriormente por Juan Orlando Hern¨¢ndez, que dej¨® el poder en enero del 2022 tras ocho a?os de turbulenta gesti¨®n marcados por pol¨¦micas, fraudes y corrupci¨®n, y fue extraditado a Estados Unidos, donde estaba acusado de narcotr¨¢fico. Lo sustituy¨® en el poder Xiomara Castro y hondure?os como Montero celebraron el retorno de la izquierda ¡°y de la legalidad¡±.
¡°Ten¨ªamos esperanzas con este Gobierno, pero lo tiene dif¨ªcil, porque hay mucha gente dentro del poder que est¨¢ en su contra. Entonces no est¨¢ pasando gran cosa y la presidenta tiene poco margen de maniobra, sobre todo en el poder judicial¡±, explica la artista.
Montero se gana la vida dando talleres y formaciones, y tiene proyectos siempre con campesinas y mujeres que viven en zonas peligrosas de su ciudad. ¡°Son mujeres, muchas veces analfabetas, a las que ense?o a hacer grabados o a fabricar tintes de ropa, con productos como remolacha, para que puedan encontrar alguna forma de ganarse la vida¡±, explica.
Hija de un impresor y de una vendedora de telas, Montero afirma que la tinta ¡°corre por sus venas desde siempre¡±, aunque ser artista y mujer en Honduras haya sido remar contra la corriente. Por eso en la exposici¨®n tambi¨¦n se ha inmortalizado ella misma. Su silueta, sentada en el suelo, casi acurrucada, aparece estampada en un lienzo color crudo, con un cord¨®n umbilical rojo que le sale del vientre, casi en espiral, como un fogonazo.
¡°Esta soy yo, artista, madre de mis dos hijos, esposa... Me ha costado ser lo que soy y decir: ¡®Soy artista¡¯. En un pa¨ªs como el m¨ªo se privilegia que los espacios, las becas, las oportunidades y los fondos sean para los hombres. Por eso, ver mis obras en este lugar en Madrid es un sue?o maravilloso¡±, celebra.
La exposici¨®n de Montero se titula Cr¨®nicas del tiempo, del dolor al arrullo. ¡°Porque despu¨¦s de ver estas realidades o de escuchar las noticias, una necesita llegar a casa y que alguien la abrace. Eso es el arrullo, tambi¨¦n he querido inmortalizar ese amor que nos reconforta y ojal¨¢ todas las personas plasmadas en mis obras pudieran recibirlo al final del d¨ªa¡±, se despide.
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