Costa de Marfil, granero mundial del cacao, aspira a transformar ¡®in situ¡¯ toda su producci¨®n
El pa¨ªs cultiva el 44% de la oferta global y exporta la mitad como grano en bruto. Un ambicioso plan estatal tiene por fin reapropiarse de todo el proceso, controlado mayoritariamente por manos extranjeras
Yves Kon¨¦ es una de las personas m¨¢s poderosas en la industria mundial del cacao. Ocupa la direcci¨®n general del Consejo del Caf¨¦-Cacao (CCC) de Costa de Marfil, l¨ªder aplastante ¡ªcon el 44% de la producci¨®n global¡ª en el cultivo del fruto esencial para la elaboraci¨®n de chocolate. Kon¨¦ elige minuciosamente sus palabras. Habla con pausa y evita declaraciones superfluas. Sus decisiones afectan a millones de personas, desde el peque?o campesino hasta el consumidor que saborea una chocolatina en cualquier lugar del planeta.
Cerca de la mitad del cacao marfile?o ya se transforma (en pasta, polvo, manteca o licor) dentro de las fronteras, seg¨²n el presidente del CCC. Son alrededor de un mill¨®n de toneladas, de un total de 2,2 millones, lo que sit¨²a a Costa de Marfil como segundo procesador mundial tras Pa¨ªses Bajos. Pero este Estado de ?frica Occidental de 29 millones de habitantes, advierte Kon¨¦, no se conforma. ¡°Nuestra voluntad es transformar in situ toda la producci¨®n¡±, proclama solemne desde su despacho en Abiy¨¢n, la capital econ¨®mica del pa¨ªs.
El paso de naci¨®n exportadora de materia prima a otra que modifica masivamente sus bienes agr¨ªcolas obedece a una firme voluntad de Estado. En palabras de Ousmane Attai, consultor especializado en cacao, el cambio de rumbo empez¨® a perfilarse hace m¨¢s de una d¨¦cada, con la llegada al poder en 2011 del actual presidente, Alassane Outtara. ¡°Entonces se apost¨® por modernizar la agricultura, en especial a?adiendo valor al cacao y a otros productos como el caucho y el caf¨¦¡±, explica Attai.
Este viraje estrat¨¦gico ha hecho que la atracci¨®n de capital extranjero sea una de las prioridades. ¡°Llevamos tiempo ofreciendo a los inversores una serie de condiciones particulares¡±, afirma Kon¨¦. Por ejemplo, ventajas fiscales ¡°acompa?adas de un marco normativo que procure seguridad jur¨ªdica¡±, a?ade Attai, quien pone nombre a los actores que m¨¢s est¨¢n brillando en la nueva era del cacao marfile?o: ¡°Las multinacionales occidentales del chocolate como Magill o Barry Callebaut, pero tambi¨¦n otros protagonistas m¨¢s recientes¡±. Se prev¨¦ que este 2024 empiecen a funcionar, en Abiy¨¢n y San Pedro (segundo puerto comercial del pa¨ªs), sendas f¨¢bricas financiadas respectivamente por China y Emiratos ?rabes Unidos.
¡°Somos un pa¨ªs liberal¡±, afirma Kon¨¦, argumentando que esta colaboraci¨®n p¨²blico-privada es un acuerdo win-win (ganancia para todos): Un buen negocio para los inversores y una senda factible hacia el objetivo de lograr que Costa de Marfil sea due?o de porciones cada vez m¨¢s generosas del inmenso pastel cocinado globalmente con su cacao.
Kon¨¦ desglosa la cadena de valor de este producto y sus derivados: ¡°El 5% corresponde a la materia prima; el 25%, a la primera transformaci¨®n; y el 70% restante, a la elaboraci¨®n y distribuci¨®n de chocolate¡±. El presidente del CCC afirma, a tenor de estas cifras, que Costa de Marfil ¡°est¨¢ a¨²n muy lejos de extraer el m¨¢ximo beneficio¡± a su riqueza agr¨ªcola. En el horizonte, prosigue, se atisba un pa¨ªs alzado tambi¨¦n como potencia chocolatera. ¡°Estamos creando un paradigma distinto, la primera transformaci¨®n (del grano) es solo el comienzo¡±, resume Kon¨¦, quien destaca que ya se est¨¢n plantando las semillas para que germinen estas ambiciones. ¡°Perseguimos la excelencia, incluido un gran centro formativo en Abiy¨¢n; en los pr¨®ximos a?os veremos nacer una pujante generaci¨®n de maestros chocolateros en Costa de Marfil¡±.
No solo los operadores extranjeros est¨¢n animando esta fiebre transformadora. Tambi¨¦n algunas empresas locales han reorientado sus negocios ¡ªaunque, por el momento, a escala mucho m¨¢s modesta¡ª hacia un mayor peso de los bienes procesados. Situada en Abobo, una enorme barriada al norte de Abiy¨¢n, la f¨¢brica de Diakit¨¦ Cocoa Products (compa?¨ªa 100% marfile?a) manufactura pasta, mantequilla y licor de cacao. En sus naves se acumulan, junto a monta?as de sacos con grano en bruto, altas torres de paquetes con productos modificados.
Durante un paseo por sus instalaciones, donde se respira el inconfundible aroma ¨¢cido y sutilmente dulz¨®n del cacao, el director general de esta empresa familiar, Alahasanne Diakit¨¦, asegura que tienen clientes en todo el mundo, como la firma Lacasa en Espa?a. Y menciona orgulloso su pr¨®ximo lanzamiento: un chocolate 72% que utilizar¨¢ como reclamo las propiedades curativas del cacao. ¡°Se habla mucho de sus beneficios para la salud, pero se sabe a¨²n muy poco. Nosotros queremos investigar y contribuir a demostrarlos emp¨ªricamente¡±.
Una empresa europea se instal¨® en Costa de Marfil para montar una planta de transformaci¨®n. A las pocas semanas, ya contaba con cr¨¦dito. Mientras, a nosotros nos ponen condiciones imposibles de cumplirAlahasanne Diakit¨¦, director de la empresa marfile?a Diakit¨¦ Cocoa Products
Diakit¨¦ lamenta los escollos que, en comparaci¨®n con las compa?¨ªas for¨¢neas, enfrentan los emprendedores marfile?os: ¡°No faltan ideas innovadoras, pero s¨ª m¨¢s confianza en la financiaci¨®n¡±. Afirma que incluso los bancos del pa¨ªs suelen discriminar al empresario local. ¡°Recuerdo el caso de una empresa europea, cuyo nombre prefiero omitir, que se instal¨® en Costa de Marfil hace unos a?os para montar una planta de transformaci¨®n. A las pocas semanas, ya contaba con cr¨¦dito. Mientras, a nosotros nos ponen condiciones imposibles de cumplir¡±, reclama.
Seg¨²n Diakit¨¦, por culpa de malas experiencias pasadas, los inversores del pa¨ªs adolecen de un exceso de cautela al apoyar a sus propios compatriotas. ¡°Pagamos justos por pecadores. Aunque seamos gente seria, aunque podamos mostrar excelentes cifras de negocio¡±, se queja.
Este empresario participa en un foro de cultivadores y transformadores marfile?os que, cada dos o tres a?os, se re¨²nen en Abiy¨¢n con el fin de intercambiar buenas pr¨¢cticas. ¡°Las nuevas exigencias de sostenibilidad que se nos imponen [en especial, desde la Uni¨®n Europea] son, al mismo tiempo, una excelente oportunidad para innovar¡±, subraya. Lejos de mostrarse receloso ante la hegemon¨ªa de las multinacionales, Diakit¨¦ agradece su labor pedag¨®gica. ¡°Nos han ense?ado a transformar y nos han permitido adquirir experiencia¡±, se?ala.
El CCC ha creado un fondo de algo m¨¢s de 15 millones de euros para subvencionar el procesamiento de cacao por empresas nacionales. ¡°Es poco, apenas migajas para un sector como este, que precisa de maquinaria muy cara¡±, considera el consultor Ousmane Attai. ¡°Si queremos que nuestro tejido empresarial participe de lleno en la transformaci¨®n del cacao, el capital privado tiene que acompa?ar¡±, contin¨²a. Solo ser¨¢ posible, en su opini¨®n, si cambia la cultura crediticia que, para ¨¦l, sigue presa de inercias conservadoras. ¡°Aqu¨ª hay bancos con mucha liquidez, precisamente porque no toman riesgos. Prefieren seguir siendo bancos de dep¨®sito en vez de convertirse en bancos de negocio¡±, considera.
La condena del precio fijo
Mientras el procesamiento del cacao avanza imparable en Costa de Marfil, muchos reclaman abordar simult¨¢neamente una asignatura pendiente del sector: mejorar las condiciones de quienes cultivan la materia prima, sobre todo en lo referente al importe que reciben por sus cosechas. Con el modelo actual, el CCC fija un precio por kilo en la compraventa entre campesinos e intermediarios (cooperativas, tratantes, exportadores). El investigador Fran?ois Ruf, que ha publicado extensamente sobre el tema, explica que este sistema proviene de ¡°la administraci¨®n colonial y se cre¨® con la idea de proteger a los agricultores de los vaivenes del mercado internacional¡±. Algo similar, en teor¨ªa, al precio m¨ªnimo por el que abogan las organizaciones de comercio justo.
El Estado deber¨ªa dejar de infantilizar al agricultor y permitirle negociar directamente con el comprador finalOusmane Attai, consultor experto en cacao
Para Ruf, esta supuesta noble intenci¨®n ¡°pronto se convirti¨® y sigue siendo un instrumento mediante el que otros extraen un valor que corresponde a los agricultores¡±. Attai es a¨²n m¨¢s expl¨ªcito: ¡°Sirve para quitar dinero al campesino, para explotarlo y condenarle a la miseria¡±. En la actualidad, el precio oficial por kilo de grano de cacao en Costa de Marfil es de 1.000 francos del ?frica Occidental (algo menos de 1,5 euros). A principios de enero, el precio en los mercados de materias primas de Nueva York y Londres rondaba los 3,7 euros.
El director general del CCC, Yves Kon¨¦, justifica mantener este sistema por el bien del peque?o agricultor: ¡°A veces la gente habla sin conocer la realidad de nuestro pa¨ªs. Tenemos m¨¢s de un mill¨®n de productores con plantaciones de una, dos o tres hect¨¢reas. La mayor¨ªa no tienen estudios, carecen de capacidad para vender sus productos en los mercados internacionales¡±. Attai piensa, por el contrario, que ¡°el Estado deber¨ªa dejar de infantilizar al agricultor y permitirle negociar directamente con el comprador final¡±. O, al menos, elevar sustancialmente el precio oficial que se le paga. En Camer¨²n, recuerda Attai, el cultivador de cacao recibe 2.000 francos (casi tres euros) por kilo, el doble que en Costa de Marfil.
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