Millones de afganos enfrentan el invierno con una ¨²nica comida al d¨ªa
Los recortes de la ayuda exterior exigen a los ciudadanos a tomar duras decisiones en las zonas olvidadas de Afganist¨¢n debido a la escasez de alimentos y las condiciones clim¨¢ticas
En los ¨²ltimos meses, Sabar Gol, de 22 a?os, ha pasado m¨¢s tiempo decepcionando a sus vecinos que repartiendo bolsas de arroz y trigo. Tiene la responsabilidad de determinar qui¨¦nes de las 250.000 personas del distrito de Behsud, en el centro de Afganist¨¢n, quedan fuera de las listas de distribuci¨®n de alimentos. Las restricciones de los talibanes impiden a Gol, graduada de secundaria en este lejano distrito de la provincia afgana de Maidan Wardak, estudiar en la universidad y trabajar en muchos empleos, pero se siente obligada a encontrar la forma de ayudar cueste lo que cueste. ¡°Tengo que servir a mi pueblo¡±, declara.
A medida que avanzaba 2023, a las organizaciones internacionales de ayuda les preocupaba cada vez m¨¢s a qui¨¦n podr¨ªan asistir durante los brutales meses de invierno en Afganist¨¢n, despu¨¦s de que sus presupuestos se vieran recortados debido a la recesi¨®n econ¨®mica mundial. El momento ¨¢lgido lleg¨® a partir de octubre, cuando varios acontecimientos consecutivos obligaron a equilibrar las necesidades existentes de los 15,8 millones de afganos que ya se enfrentaban a la inseguridad alimentaria con las nuevas necesidades de otros millones de desplazados por cat¨¢strofes y desalojos forzosos de pa¨ªses vecinos.
Cuando la provincia occidental de Herat se vio sacudida por el primero de una serie de terremotos en la ma?ana del 7 de octubre, solo hab¨ªan transcurrido unos d¨ªas desde que el Gobierno provisional de Pakist¨¢n anunciara su plan para deportar hasta un mill¨®n de afganos que, seg¨²n afirmaba, viv¨ªan en el pa¨ªs sin la documentaci¨®n debida. Tambi¨¦n fue justo despu¨¦s de que 25 hospitales gestionados por el Gobierno perdieran su financiaci¨®n internacional y de que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunciara que tendr¨ªa que eliminar a m¨¢s de 10 millones de afganos de sus operaciones de ayuda. Para muchos afganos, especialmente los que viven en zonas alejadas, estos recortes est¨¢n teniendo un impacto muy real en sus vidas, sobre todo durante los meses de invierno, cuando los desplazamientos ¡ªy, por tanto, las oportunidades de trabajo¡ª se ven enormemente limitados durante semanas, a veces meses.
En medio de una contracci¨®n del presupuesto mundial de ayuda impulsada por la inflaci¨®n y la guerra en Ucrania, el plan de respuesta humanitaria de la ONU para Afganist¨¢n solo contaba con una financiaci¨®n del 45,4% en 2023, muy por debajo del 75,7% que los donantes consiguieron en 2022 y de los niveles t¨ªpicos de financiaci¨®n de la ¨²ltima d¨¦cada.
Sabar Gol, que procede de una familia agraria de siete miembros en la que ha sido durante mucho tiempo una de las zonas menos desarrolladas de Maidan Wardak, sabe hasta qu¨¦ punto las comunidades han llegado a depender de ayudas como las raciones de alimentos del PMA. Ella ve a algunas de las personas m¨¢s desesperadas de Maidan Wardak, una de las provincias m¨¢s propensas a los conflictos durante los 20 a?os en el poder del antiguo Gobierno respaldado por Occidente. Y afirma que, en el 70% de los hogares que visita, al igual que en el suyo, no hay ning¨²n hombre que mantenga a la familia. ¡°El 100% de las personas con las que hablo necesitan esta ayuda en su totalidad¡±, asegura frente a un punto de distribuci¨®n del PMA. ¡°La mayor¨ªa de la gente ya no tiene ingresos¡±. Y subraya que en casi todas las familias con las que se encuentra hay mujeres lactantes y ni?os que cuidar.
Sin trabajo en la ciudad
Este a?o, la ONU prev¨¦ que cerca de 24 millones de afganos necesitar¨¢n ayuda humanitaria. Supone un descenso notable con respecto a los 29 millones del a?o pasado, pero Naciones Unidas considera que aun as¨ª conllevar¨¢ decisiones dif¨ªciles, ya que los presupuestos de ayuda siguen reduci¨¦ndose. ¡°La limitaci¨®n de los fondos ha obligado y seguir¨¢ obligando a los actores humanitarios a dar prioridad a los m¨¢s vulnerables y necesitados¡±, declar¨® la Oficina para la Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en ingl¨¦s), el organismo de la ONU encargado de coordinar la ayuda de emergencia, al esbozar los desaf¨ªos de la respuesta en Afganist¨¢n para el a?o que viene.
Las ciudades parecen haberse llevado la peor parte de la p¨¦rdida de m¨¢s de 700.000 empleos desde que los talibanes volvieron al poder en agosto de 2021, pero los afganos de zonas rurales han tenido que hacer frente adem¨¢s a las dr¨¢sticas consecuencias de las inundaciones, las sequ¨ªas y los terremotos. Esto ha diezmado la productividad de las tierras de cultivo, al tiempo que la ayuda exterior que reciben sigue disminuyendo.
Los afganos de zonas rurales han tenido que hacer frente adem¨¢s a las dr¨¢sticas consecuencias de las inundaciones, las sequ¨ªas y los terremotos
Mohammad Mehdi Ahmadi, que cultiva trigo, afirma que en una econom¨ªa eminentemente agr¨ªcola como la de Behsud, los efectos de las cat¨¢strofes pueden prolongarse durante meses, incluso a?os. Ahmadi, de 30 a?os, cuenta que las inundaciones de los dos ¨²ltimos a?os han da?ado m¨¢s de 1.000 viviendas y acabado con la totalidad de las cosechas de algunos agricultores. Debido a la combinaci¨®n de inundaciones y recortes de las ayudas, las familias se ven ahora ¡°obligadas a elegir entre comer [su ¨²nica comida] durante el d¨ªa o por la noche¡±, remacha.
Ahmadi recuerda que, en el pasado, cuando los chicos entraban en la adolescencia, eran enviados a Kabul o a otras ciudades para trabajar como jornaleros. Sin embargo, con la deportaci¨®n de aproximadamente un mill¨®n de afganos desde Pakist¨¢n, Ir¨¢n y Turqu¨ªa en el ¨²ltimo a?o, los centros urbanos del pa¨ªs est¨¢n sometidos a una presi¨®n cada vez mayor y ya no hay trabajo. Y se?ala que, a pesar de las pol¨ªticas de inmigraci¨®n m¨¢s restrictivas de Islamabad, Teher¨¢n y Ankara, los afganos siguen intentando abandonar el pa¨ªs con la esperanza de encontrar trabajo. ¡°Este a?o, dos o tres personas de cada aldea se han ido a Ir¨¢n¡±, prosigue, y a?ade que, con 720 aldeas en el distrito, el ¨¦xodo ha tenido un gran impacto en el potencial de ingresos de miles de familias. Lo mejor que pueden esperar los m¨¢s pobres, afirma, es intentar trasladarse a otro distrito m¨¢s cercano a la capital provincial, Maidan Shahr, o a Kabul.
Los residentes del distrito afirman que la ubicaci¨®n de Behsud, en un lejano valle de las tierras altas centrales, afecta en gran medida a su capacidad para ganarse la vida. El pueblo de Ahmadi est¨¢ a tres horas en moto del centro del distrito. En las zonas m¨¢s lejanas de la provincia de Maidan Wardak, como el distrito de Behsud, los habitantes de las aldeas pueden tardar m¨¢s de tres horas en llegar a los servicios y la ayuda de los centros urbanos. Behsud es uno de los distritos m¨¢s fr¨ªos de Afganist¨¢n, con temperaturas invernales que descienden hasta los dos d¨ªgitos bajo cero y un clima fr¨ªo que suele durar desde mediados de septiembre hasta abril. Los residentes dicen que, incluso en octubre, el fr¨ªo dificulta su capacidad para cultivar. ¡°A partir de ahora, nadie podr¨¢ ganar ni un afgani¡±, vaticina Abdul Razaq, un agricultor.
La necesidad de replantearse la ayuda
Ahmadi se?ala que la asistencia del PMA en los ¨²ltimos dos a?os ¡ªcuando la ayuda alimentaria a¨²n se distribu¨ªa en casi todo el distrito¡ª tuvo un gran impacto en Behsud, m¨¢s all¨¢ de su valor nutricional. ¡°Su ayuda llev¨® a los hombres del campo a las aulas¡±, afirma, y explica que permiti¨® a los ni?os pasar m¨¢s tiempo en la escuela. Incluso cuando las carreteras se abren en los meses m¨¢s c¨¢lidos, muchos ni?os no van a la escuela porque ellos o sus padres est¨¢n demasiado ocupados tejiendo alfombras y trabajando en casas ajenas, seg¨²n Abdur Rahman, un profesor de 28 a?os. ¡°La mayor¨ªa tienen una educaci¨®n parcial. No son analfabetos, pero tampoco han recibido una educaci¨®n adecuada. La mayor¨ªa entra y sale de la escuela¡±, explica por tel¨¦fono.
Dado que el PMA solo puede llegar a uno de cada cinco afganos necesitados debido a los recortes presupuestarios, Dayne Curry, director nacional de la ONG Mercy Corps, insin¨²a que las ONG internacionales deber¨ªan replantearse su enfoque de la distribuci¨®n de la ayuda. ¡°No se trata de tener toneladas de dinero. Se trata de utilizar el dinero que se tiene de forma realmente estrat¨¦gica¡±, apunta. ¡°Tenemos que recordar a los donantes que la ayuda a corto plazo est¨¢ muy bien, pero que este debe ser el a?o en que nos centremos en la capacidad de recuperaci¨®n¡±, a?ade por tel¨¦fono. ¡°Es hora de centrarse en c¨®mo las personas pueden producir alimentos para s¨ª mismas, tener agua para s¨ª mismas¡±.
En medio de los recortes presupuestarios y el desplazamiento de la atenci¨®n hacia lugares como Gaza, Curry reconoce sentirse alentado al ver que algunos grupos locales recogen el testigo de las organizaciones de ayuda extranjeras, que a menudo se ven obstaculizadas por la burocracia y los cambios en las prioridades mundiales. ¡°Las comunidades, organizaciones y empresas locales afganas intentan hacer todo lo que pueden para ayudar a su gente¡±, explica, recordando c¨®mo voluntarios y empresas locales proporcionaron tiendas de campa?a y comidas calientes a personas cuyas casas hab¨ªan quedado destruidas por los terremotos de Herat.
Una empresa afgana que no ha dejado de ayudar a los necesitados es Aseel, una plataforma digital que permite a los donantes comprar paquetes de ayuda para familias necesitadas. A principios de este invierno, su fundadora, Nasrat Khalid, regres¨® a Afganist¨¢n por primera vez en varios a?os y decidi¨® ponerse manos a la obra. En su nueva campa?a, lanzada a finales de diciembre, Aseel hab¨ªa conseguido a finales de enero llegar a 206 familias. A su regreso a Kabul, una ciudad que conoce bien por haber crecido all¨ª, Khalid declara que ¡°la pobreza es sin duda extraordinaria¡±, y est¨¢ provocada por la falta de medios de subsistencia adecuados y de empleos de calidad. Rahman, el profesor de Behsud, lo expresa de forma m¨¢s sencilla: ¡°La ayuda es poca y la necesidad es grande¡±.
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