Un periodismo sin mujeres en Afganist¨¢n: ¡°Detener el trabajo de las reporteras es una forma m¨¢s de violencia contra nosotras¡±
Tras el retorno de los talibanes al poder en 2021, la presencia femenina en los medios de comunicaci¨®n ha desaparecido pr¨¢cticamente. Trabajar desde el exilio, en casa o en secreto son las opciones de quienes no quieren abandonar el oficio
Las amenazas han perseguido a Baran (nombre ficticio) en los seis a?os que lleva trabajando en los medios de comunicaci¨®n. Pero desde que los talibanes se hicieron de nuevo con el poder, en 2021, su trabajo se ha tornado pr¨¢cticamente imposible. Esta joven de 24 a?os es un ejemplo del destino que sufren la mayor¨ªa de las periodistas de Afganist¨¢n, que han tenido que dejar de trabajar, escribir de forma clandestina o directamente abandonar el pa¨ªs, muchas de ellas debido a las graves amenazas sufridas.
¡°Es insoportable¡±, resume Baran desde el oeste del pa¨ªs, denunciando que hay una ¡°discriminaci¨®n de g¨¦nero¡± y una ¡°misoginia¡± generalizadas por parte de las autoridades de facto, que solo quieren tratar con hombres. ¡°Como somos mujeres y no tenemos una carta de acreditaci¨®n de la oficina del gobernador, los funcionarios no quieren reunirse con nosotras, darnos entrevistas o responder a nuestras llamadas¡±, detalla.
Tras volver al poder, los fundamentalistas comenzaron a tomar medidas en¨¦rgicas contra la presencia de las mujeres en los medios de comunicaci¨®n, as¨ª como en la mayor¨ªa de los sectores profesionales, exceptuando la salud y la educaci¨®n, donde, por necesidad, hay una mayor aceptaci¨®n de las profesionales del sexo femenino. En general, las restricciones severas han hecho que las mujeres afganas desaparezcan de la mayor¨ªa de puestos de trabajo. Oficialmente, los talibanes aluden a la necesidad de un ¡°ambiente adecuado¡± para que puedan seguir ejerciendo.
Baran, licenciada de la Universidad de Kabul ha trabajado para medios locales y extranjeros y se ha desplazado dentro del pa¨ªs para realizar coberturas, pero las restricciones impuestas por los talibanes a los movimientos de las mujeres tambi¨¦n le impiden seguir viajando. Los fundamentalistas obligan a las afganas a estar acompa?adas por un hombre de su familia para este tipo de desplazamientos. ¡°Necesito hacer entrevistas y reportajes de v¨ªdeo. Para ello, debo ir al lugar, hablar con la gente, pero no puedo ir libremente a los distritos de la ciudad y menos a zonas remotas¡±, lamenta.
Baran cuenta que su marido fue incluso detenido e interrogado sobre su trabajo por los talibanes, que le obligaron a firmar una especie de carta de compromiso. ¡°Le dijeron que las cr¨ªticas que yo hab¨ªa hecho no eran aceptables y le hicieron prometer que no har¨ªa m¨¢s denuncias contra el gobierno talib¨¢n¡±, detalla.
Varias mujeres periodistas del oeste de Afganist¨¢n explican que funcionarios del Ministerio para la Propagaci¨®n de la Virtud y la Prevenci¨®n del Vicio visitan las oficinas de los medios de comunicaci¨®n al menos una vez al mes para comprobar que las mujeres visten de acuerdo con sus normas y que hombres y mujeres est¨¢n separados.
Miedo a ser detenidas
En noviembre de 2021, los fundamentalistas publicaron un edicto de ocho art¨ªculos en el que se prohib¨ªa a las mujeres actuar en obras de teatro y series de televisi¨®n. Tambi¨¦n se orden¨® a los jefes de los medios de comunicaci¨®n afganos que no emitieran ning¨²n contenido que pudiera oponerse a la sharia o ley isl¨¢mica, incluyendo programas de televisi¨®n y de m¨²sica extranjeros, y se estableci¨® que las presentadoras de informativos deb¨ªan cubrirse integralmente.
¡°En los dos ¨²ltimos a?os, las reporteras que han asumido las dificultades y han continuado con su trabajo temen ser detenidas por publicar noticias contrarias a la ideolog¨ªa de los talibanes¡±, afirma Samira (nombre ficticio), que lleva cuatro a?os trabajando como reportera. La joven acude a su oficina con un largo hiyab que cubre su cabeza y su cuerpo hasta los tobillos, porque sabe que los funcionarios talibanes pueden aparecer en cualquier momento para ver c¨®mo van vestidas las mujeres. Muchas de sus colegas han optado por trabajar desde sus casas.
Las reporteras que han asumido las dificultades y han continuado con su trabajo temen ser detenidas por publicar noticias contrarias a la ideolog¨ªa de los talibanes.Samira, periodista
Por ejemplo, Nasima (nombre ficticio), de 22 a?os, que es directora de un programa de radio en el oeste del pa¨ªs que graba desde su hogar y lo env¨ªa a la emisora. No se le permite tener invitados o entrevistados del sexo masculino y tampoco puede participar en conferencias, actos oficiales o ruedas de prensa de organismos p¨²blicos.
¡°Las reporteras que trabajan con medios extranjeros temen ser detenidas y encarceladas. Algunas ni siquiera obtienen el carn¨¦ de periodista del Gobierno, lo que las obliga a trabajar en secreto y, por tanto, a no realizar trabajo en el terreno¡±, apunta Muzhda (nombre ficticio). Esta reportera ha intentado cubrir reuniones oficiales a las que s¨ª est¨¢n invitados sus colegas masculinos, pero dice que la paran en la puerta de entrada y no la dejan entrar. Tambi¨¦n considera que todas estas restricciones se traducen tambi¨¦n en una mayor discriminaci¨®n por parte de los empleadores. ¡°Los responsables de los medios de comunicaci¨®n se aprovechan de la situaci¨®n actual y contratan a reporteros varones. Y si contratan a mujeres, lo hacen con un salario mucho m¨¢s bajo que el de los hombres¡±, explica.
La ONU cree que las afganas podr¨ªan ser v¨ªctimas de un ¡°apartheid de g¨¦nero¡±, un duro t¨¦rmino que define el acoso sin tregua y la progresiva reducci¨®n de los derechos m¨¢s elementales por el simple hecho de ser mujer. En este momento, ninguna ni?a de m¨¢s de 12 a?os puede ir a la escuela o la universidad en Afganist¨¢n. La ONU subraya que es ¡°el ¨²nico pa¨ªs en el mundo¡± donde esto ocurre. Primero, los talibanes cerraron a las mujeres las puertas de los institutos de secundaria y, en diciembre de 2022, les prohibieron el acceso a la universidad.
Afganist¨¢n ocupa el ¨²ltimo lugar (177?) en el ¨²ltimo ?ndice Global de Paz y Seguridad de las Mujeres, elaborado por el Instituto de Georgetown para las Mujeres, Paz y Seguridad y el Instituto de Investigaci¨®n de la Paz de Oslo (PRIO, por sus siglas en ingl¨¦s) y publicado en octubre de 2023.
Silenciar las voces femeninas
Sohaila Erfani, profesora de Periodismo y Comunicaci¨®n en la Universidad de Herat (oeste), recuerda que esta regi¨®n fue pionera en la formaci¨®n de reporteros y recibi¨® a estudiantes de todo el pa¨ªs. La Facultad de Periodismo de Herat abri¨® sus puertas en 2011 con dos departamentos (Periodismo y Comunicaci¨®n P¨²blica) y, seg¨²n esta docente, el inter¨¦s de las afganas por trabajar en los medios de comunicaci¨®n fue en aumento hasta representar la mitad de los estudiantes justo antes del retorno de los talibanes al poder. Los derechos de la mujer afgana ya retrocedieron de forma alarmante entre 1996 y 2001 durante el primer r¨¦gimen talib¨¢n.
No se nos permite hacer nuestro trabajo, lo cual ha provocado problemas mentales en muchas mujeres.Parwana, periodista
Pero desde 2001, las mujeres hab¨ªan reconquistado su lugar en la sociedad en pr¨¢cticamente todo el pa¨ªs, salvo en ¨¢reas rurales m¨¢s tradicionales. La situaci¨®n actual consterna a Erfani. ¡°Una periodista puede comunicarse mejor con otras mujeres, transmitir mejor sus sentimientos, su dolor, escribir desde su punto de vista. Pero al imponer todas estas restricciones, se han silenciado las voces de todas las mujeres¡±.
Seg¨²n Rukhshana Media, antes de la toma del poder por los talibanes hab¨ªa al menos 100 mujeres que trabajaban en los medios de comunicaci¨®n en la provincia de Herat. Actualmente, es imposible saber a ciencia cierta cu¨¢ntas siguen trabajando.
Atifa Ghafoori, antigua responsable del departamento de la mujer del Comit¨¦ para la Protecci¨®n de los Periodistas en esta regi¨®n oeste de Afganist¨¢n, afirma que el importante descenso de la actividad de las mujeres en la informaci¨®n y en los medios de comunicaci¨®n indica una crisis fundamental en este campo. ¡°Una periodista ha sentido los problemas de las mujeres en carne y hueso. En los ¨²ltimos 20 a?os, las periodistas afganas han luchado contra la violencia y la discriminaci¨®n y detener el trabajo de las reporteras es una forma m¨¢s de violencia contra nosotras¡±, estima.
Parwana (nombre ficticio), de 25 a?os, que fue presentadora y reportera en una de las emisoras de radio locales de la provincia de Farah, tambi¨¦n en el oeste del pa¨ªs, dej¨® de trabajar cuando los talibanes llegaron al poder. ¡°Farah es una regi¨®n con valores muy tradicionales. Antes de la ca¨ªda de Afganist¨¢n en manos de los talibanes, ya hab¨ªa amenazas contra las mujeres periodistas, pero ahora, simplemente, no se nos permite hacer nuestro trabajo, lo cual ha provocado problemas mentales en muchas mujeres¡±, explica la joven, que, al ver las puertas del mercado laboral cerradas, ha comenzado a estudiar obstetricia. ¡°Me esforc¨¦ mucho para ser periodista, pero mis objetivos y mis sue?os se han esfumado¡±, concluye Parwana.
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