El asesinato que acab¨® en disputa internacional por los derechos de las empleadas de hogar
Los casos de abusos a trabajadoras dom¨¦sticas provocan fuertes tensiones entre Filipinas y Kuwait, la rica naci¨®n del Golfo en la que viven m¨¢s de 700.000 de estas mujeres. Organizaciones de derechos humanos alertan de que la explotaci¨®n contin¨²a, a pesar de la supuesta protecci¨®n legal
En enero del a?o pasado, el cuerpo de Jullebee Ranara, una mujer embarazada, fue hallado carbonizado y abandonado en el desierto de Kuwait. El asesino de esta trabajadora dom¨¦stica filipina result¨® ser el hijo de 17 a?os de su empleador. Este suceso desat¨® una disputa entre Kuwait y Filipinas por los derechos de las empleadas del hogar, que result¨® en la prohibici¨®n de entrada de todos los trabajadores del pa¨ªs asi¨¢tico y solo se ha resuelto este 24 de junio, cuando ambos gobiernos decidieron reanudar la expedici¨®n de visados para los trabajadores que buscan empleo en la peque?a naci¨®n rica en petr¨®leo.
El min¨²sculo pa¨ªs, que ha sido hist¨®ricamente objeto de cr¨ªticas por las condiciones laborales de las empleadas dom¨¦sticas, ha hecho progresos en la lucha contra las injusticias cometidas contra ellas: en 2015, el Parlamento aprob¨® una ley que les conced¨ªa un d¨ªa libre semanal, 30 d¨ªas de vacaciones anuales retribuidas, una jornada laboral de 12 horas con descanso y una prestaci¨®n por fin de servicio de un mes al a?o al t¨¦rmino del contrato, entre otros derechos; y, desde entonces, las enmiendas tambi¨¦n han garantizado el derecho a conservar su pasaporte, que antes algunos empleadores reten¨ªan.
Las familias de Kuwait, uno de los pa¨ªses con mayor renta per capita del mundo, dependen en gran medida de las empleadas dom¨¦sticas. De los casi 4,3 millones de personas que viven en Kuwait, 786.000 personas son trabajadoras del hogar, seg¨²n la agencia de noticias Kuna de Kuwait.
Sin embargo, siguen produci¨¦ndose casos de abusos contra las trabajadoras del hogar, en su mayor¨ªa asi¨¢ticas y africanas, seg¨²n denuncian organizaciones de derechos humanos. ¡°El Gobierno kuwait¨ª, al igual que el resto de los gobiernos del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo, ha sido negligente a la hora de proteger a los trabajadores dom¨¦sticos migrantes, especialmente a las mujeres¡±, declara Vani Saraswathi, directora adjunta de la organizaci¨®n de derechos humanos Migrant Rights. Las respuestas de Kuwait a estas cuestiones, incluida la prohibici¨®n, son ¡°miopes¡±, afirma, ¡°y se centran en las necesidades de los empleadores, sin ning¨²n intento de detener el abuso generalizado y la explotaci¨®n a la que se enfrentan los trabajadores dom¨¦sticos¡±.
El Gobierno kuwait¨ª, al igual que el resto de los gobiernos del Consejo de Cooperaci¨®n del Golfo, ha sido negligente a la hora de proteger a los trabajadores dom¨¦sticos migrantesVani Saraswathi, directora adjunta de la organizaci¨®n de derechos humanos Migrant Rights
Al anunciar el fin de la disputa pol¨ªtica, el Ministerio del Interior de Kuwait afirm¨® en su comunicado que un comit¨¦ conjunto se reunir¨ªa peri¨®dicamente para estudiar los problemas que pudieran surgir con los trabajadores dom¨¦sticos.
Refugio en la embajada para empleadas maltratadas
Uno de los principales motivos de discordia entre Filipinas y Kuwait ha sido el refugio que la embajada filipina insiste en mantener en sus instalaciones para acoger a las ciudadanas de su pa¨ªs que sufren explotaci¨®n o abusos por parte de sus empleadores. Manila afirma que el refugio, que alberga a las trabajadoras a la espera de la resoluci¨®n de sus demandas contra los empleadores antes de regresar a su pa¨ªs, permanece abierto, pero desde hace meses transfiere los casos que recibe a otro refugio gestionado por la Autoridad P¨²blica Kuwait¨ª para la Mano de Obra, seg¨²n una fuente familiarizada con el asunto.
Seg¨²n Kuwait, ambas medidas atentan contra su soberan¨ªa y socavan su autoridad. Este albergue, que Kuwait puso en marcha en 2014, contiene alrededor de 500 camas. Seg¨²n la misma fuente, aproximadamente un centenar de sus ocupantes son filipinas, la mayor¨ªa a la espera de la resoluci¨®n de sus demandas laborales, principalmente disputas relativas a finiquitos, salarios y horas extraordinarias no pagadas.
¡°Filipinas tiene algunos de los mejores m¨¦todos para proteger a sus ciudadanos que trabajan en el extranjero¡±, se?ala Saraswathi. ¡°Pero incluso as¨ª, las prohibiciones pretenden ¨²nicamente restar poder a quienes est¨¢n desesperados por salir al extranjero para ganarse la vida. Esto es particularmente cierto en el caso de Filipinas, que ha mercantilizado a sus ciudadanos hasta tal punto que la migraci¨®n a menudo parece el ¨²nico modo de subsistencia¡±
El impacto de la prohibici¨®n de acceso de empleadas dom¨¦sticas filipinas se not¨® r¨¢pidamente en ambos pa¨ªses asi¨¢ticos. Por un lado, las agencias de contrataci¨®n que tra¨ªan a candidatas de Asia y de ?frica subieron sus tarifas, a pesar de los esfuerzos del Gobierno por controlar estos precios, estableciendo un l¨ªmite de 2.252 euros. Tres empleadores kuwait¨ªes dijeron a este diario que acabaron pagando a los reclutadores entre 4.200 y 5.500. ¡°La oficina de contrataci¨®n nos hizo pagar la tasa legal como una transacci¨®n con tarjeta de cr¨¦dito y el saldo restante en efectivo para evitar dejar un rastro de papel y que nos descubrieran¡±, relata un empleador kuwait¨ª.
En el caso de Amani (nombre ficticio), madre de dos hijos en el barrio de Khalidiya, en Kuwait, la familia busc¨® empleadas durante cuatro meses en vano. Al final, Amani asegura que pag¨® 5.500 euros de honorarios ilegales a una agencia de contrataci¨®n. ¡°S¨¦ que me cobran el doble, pero estoy desesperada¡±, explica por tel¨¦fono.
Amani asegura que pag¨® 5.500 euros honorarios ilegales a una agencia de contrataci¨®n. ¡°S¨¦ que me cobran el doble, pero estoy desesperada¡±
Durante el bloqueo, el Gobierno kuwait¨ª tambi¨¦n busc¨® pa¨ªses diferentes para tratar de cerrar esa brecha entre la demanda y la oferta de trabajadoras dom¨¦sticas. En mayo, el embajador en Etiop¨ªa firm¨® un acuerdo con el ministro de Trabajo de este pa¨ªs africano ¡°para reforzar la cooperaci¨®n entre ambos pa¨ªses y diversificar el mercado laboral dom¨¦stico de Kuwait¡±. Saraswathi, de Migrants Rights, afirma que el pa¨ªs del Golfo recurre a esta estrategia ¡°cada vez que hay una crisis, o que un determinado pa¨ªs de origen protesta por el trato dado a sus ciudadanos¡±, y a?ade que Kuwait busca despu¨¦s otras ¡°naciones m¨¢s vulnerables¡±. Pero, afirma, esta respuesta no pone fin a los abusos, ni resuelve el aumento de la demanda de empleadas dom¨¦sticas filipinas, a las que su propio Gobierno prepara para conseguir trabajo en el extranjero, con el fin de reforzar la econom¨ªa local.
En Manila, las remesas de los trabajadores expatriados representan casi el 9,4% del producto interior bruto del pa¨ªs, por lo que la congelaci¨®n de los visados concedidos a todos los trabajadores filipinos por parte de Kuwait provoc¨® un descenso de las remesas de este pa¨ªs del Golfo, donde reside alrededor del 7,7% de los trabajadores filipinos en el extranjero. En 2023, el total de remesas enviadas desde la comunidad filipina en Kuwait a sus familias ascendi¨® a 585 millones de d¨®lares (535 millones de euros), seg¨²n datos publicados por el Banco Central de Filipinas, un 2% menos que en 2022.
Seg¨²n Ann Abunda, presidenta fundadora de Sandigan Kuwait, una organizaci¨®n civil que presta apoyo a los empleados del hogar en Kuwait, la prohibici¨®n pretend¨ªa proteger a los trabajadores filipinos, pero a pesar de ello, afect¨® negativamente a algunos, a los que ¡°no se les permit¨ªa viajar porque a sus empleadores les preocupaba que no volvieran y que no encontraran a nadie que los sustituyera debido a la prohibici¨®n¡±.
En 2018, estall¨® entre los dos gobiernos una disputa pol¨ªtica y diplom¨¢tica similar, que desemboc¨® en la expulsi¨®n del embajador filipino en Kuwait y el arresto de un par de sus empleados tras las medidas que se tomaron despu¨¦s de otro asesinato de una empleada dom¨¦stica filipina. El cad¨¢ver de Joanna Demafelis fue hallado con signos de tortura en el congelador de la casa en la que resid¨ªa con sus empleadores libaneses y sirios.
¡°En el caso de la prohibici¨®n de Kuwait, creemos que el Estado se ha quedado lamentablemente corto en su respuesta al tipo de crueldad y abusos a los que se han enfrentado repetidamente las empleadas dom¨¦sticas migrantes. Hacen falta leyes m¨¢s estrictas y una aplicaci¨®n m¨¢s diligente¡±, remacha Saraswathi.
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