Una d¨¦cada perdida en la prevenci¨®n de la malaria infantil en ?frica subsahariana
El tratamiento evaluado y recomendada por la OMS desde 2010 para proteger a los ni?os frente al paludismo solo se ha convertido en pol¨ªtica sanitaria en un ¨²nico pa¨ªs donde es end¨¦mico: Sierra Leona. Debemos seguir insistiendo en su potencial y repensar las estrategias para su implantaci¨®n
En la sala de actos del ayuntamiento de Makeni (Bombali, Provincia Norte de Sierra Leona) se desarrolla en una ma?ana tranquila de viernes, el pasado 19 de noviembre, un evento para marcar el inicio de las actividades de MULTIPLY. Este es un proyecto de implementaci¨®n cuyo objetivo es expandir la protecci¨®n del tratamiento preventivo intermitente de la malaria infantil (TPI o IPTi por sus siglas en ingl¨¦s) hasta el segundo a?o de vida, en Sierra Leona, e introducir esta intervenci¨®n en otros dos pa¨ªses: Mozambique y Togo.
El IPTi con sulfadoxina-pyrimethamina (SP) es una intervenci¨®n evaluada y recomendada por la OMS desde 2010 para proteger a los ni?os frente a la malaria. Sin embargo, hasta la fecha, solo se ha convertido en pol¨ªtica sanitaria en un ¨²nico pa¨ªs end¨¦mico de malaria: Sierra Leona.
Es una paradoja que la epidemia de ¨¦bola y la posterior suspensi¨®n de los servicios de salud en el pa¨ªs, con el consiguiente repunte de casos y muertes por malaria infantil, fuera el detonante para la implementaci¨®n de esta estrategia, liderada por el doctor Sam Smith, entonces responsable del programa de paludismo en el pa¨ªs africano.
Pero este hecho constituye una excepci¨®n. Hasta la fecha, a pesar de ser una intervenci¨®n que ha demostrado ser segura y eficaz en la reducci¨®n de la malaria cl¨ªnica, la anemia y los ingresos hospitalarios; adem¨¢s de ser muy coste-efectiva (por el bajo coste del f¨¢rmaco SP), aceptada por la poblaci¨®n afectada y factible su implementaci¨®n (al ser administrada en las visitas rutinarias de vacunaci¨®n), no se aplica en el resto de pa¨ªses. Si se hiciera, podr¨ªa contribuir a reducir la mortalidad y enfermedad causada por el paludismo, especialmente en el primer a?o de vida, cuando m¨¢s muertes se producen.
El IPTi es un claro ejemplo de los sinuosos caminos que muchas veces recorre el conocimiento cient¨ªfico desde que se genera una evidencia hasta su aplicaci¨®n. En el caso que nos ocupa, diversos factores pueden haber contribuido a ello.
?C¨®mo se pueden alcanzar los ambiciosos objetivos de la Agenda 2030 si no se priorizan las intervenciones que m¨¢s impacto pueden tener como el TPI? Varios elementos conspiran contra su consecuci¨®n. Desde la desconexi¨®n existente entre los ambiciosos objetivos en salud infantil, malaria o cobertura universal de salud y las prioridades de los donantes de desarrollo e investigaci¨®n, pasando por percepciones no basadas en evidencia concluyente que contin¨²an influyendo en la toma de decisiones. Todo esto unido a la falta de voluntad pol¨ªtica o de liderazgo en los pa¨ªses end¨¦micos, as¨ª como la escasa voz de un grupo de poblaci¨®n como los ni?os menores de cinco a?os.
La reciente recomendaci¨®n de la OMS de la vacuna infantil de malaria es una excelente noticia: dispondremos de otra herramienta preventiva segura, equitativa ¨Cadministrada a trav¨¦s del programa de vacunaci¨®n¨C y que puede reducir en un 40% los episodios de malaria. Como se se?ala a menudo, para lograr avances en el control del paludismo, hay que combinar distintas herramientas. Por ello, la nueva vacuna no hace menos necesaria la implementaci¨®n del IPTi, que tiene una eficacia del 30%. Al contrario, pone de relieve la necesidad de desplegar y combinar ambas estrategias para proteger mejor, durante m¨¢s tiempo, y de forma m¨¢s equitativa frente a la malaria al mayor n¨²mero de ni?os.
M¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s de la recomendaci¨®n del IPTi por parte de la OMS, el contexto actual de estancamiento en la lucha contra la malaria y la pandemia obliga a repensar las estrategias. El renovado inter¨¦s de algunos donantes y decisores pol¨ªticos supone una nueva oportunidad de que esta intervenci¨®n llegue a sus destinatarios ¨²ltimos, que no son los editores de publicaciones cient¨ªficas de alg¨²n pa¨ªs de altos ingresos, sino los ni?os de las zonas end¨¦micas de malaria en ?frica subsahariana.
La nueva vacuna no hace menos necesaria la implementaci¨®n del IPTi. Al contrario, pone de relieve la necesidad de desplegar y combinar ambas estrategias para proteger mejor y de forma m¨¢s equitativa al mayor n¨²mero de ni?os
Los menores de cinco a?os son el grupo de poblaci¨®n que concentra la mayor¨ªa de casos y muertes por malaria (274.000 muertes cada a?o). As¨ª, el coste de la inacci¨®n de esta d¨¦cada perdida se estima en torno a un mill¨®n de muertes infantiles evitables.
Junto con el resto de la comunidad que se ocupa de la malaria infantil, trabajamos para contribuir a cambiar esta situaci¨®n. ?C¨®mo? Promoviendo el IPTi entre las autoridades de salud y los donantes con datos actualizados, evidencia e informaci¨®n estrat¨¦gica, incidiendo para que la mortalidad por esta enfermedad tenga la visibilidad que merece y sea una prioridad en sus agendas. Tambi¨¦n a trav¨¦s de colaboraci¨®n t¨¦cnica con los pa¨ªses y otros actores, capacitando y dando apoyo para su implementaci¨®n en los pa¨ªses, involucrando a las comunidades afectadas en el proceso. Todo ello para conseguir que la aplicaci¨®n de esta potente herramienta preventiva del paludismo entre la infancia alcance todo su potencial y est¨¦ m¨¢s cerca de ser una realidad en los programas nacionales de control de malaria en ?frica subsahariana.
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