Ni?as y adolescentes, v¨ªctimas invisibles del hambre
Unos 345 millones de personas en 82 pa¨ªses sufren inseguridad alimentaria y 50 millones de ellas est¨¢n al borde de la inanici¨®n
Si pensamos en hambre, quiz¨¢ la imagen que se nos venga a la cabeza se parezca a lo que veo estos d¨ªas en Somalia. Sequ¨ªa, ganado muerto y cazuelas vac¨ªas. Un pa¨ªs al borde de la hambruna. Escribo desde una aldea de la regi¨®n de Burao, en Somalilandia, donde cada d¨ªa sus habitantes, como todo el pa¨ªs, mira al cielo esperando una lluvia que nunca llega. Cada persona con la que hablamos nos cuenta lo mismo: ¡°Llevamos as¨ª cinco temporadas consecutivas. Nada, ni una gota de agua¡±.
La situaci¨®n se repite en este pa¨ªs, que ya vivi¨® situaciones cr¨ªticas en 1992, 2011 y 2017. Sin embargo, los conflictos internos, la inseguridad, la mayor sequ¨ªa en los ¨²ltimos 40 a?os, las crisis macroecon¨®micas derivadas de la pandemia y los problemas para importar grano de Ucrania han llevado a la poblaci¨®n a una situaci¨®n insostenible.
En un largo trayecto por carreteras y caminos hasta llegar aqu¨ª, hemos podido ver muchos animales muertos, principalmente camellos a los que sus due?os no han podido alimentar. Tal como me explica Sadia Allin, directora de Plan International en Somalia, ¡°para un ganadero somal¨ª, perder un camello es m¨¢s que un drama, es perder el alma¡±, y m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n del pa¨ªs ha perdido las tres cuartas partes de su ganado.
Pero hay algo invisible en esta crisis. En pocas ocasiones pensamos en la sequ¨ªa y el hambre y entendemos que son las ni?as y adolescentes las primeras en sufrir su impacto. En 2021, 126,3 millones de mujeres sufr¨ªan inseguridad alimentaria en todo el mundo. Los datos no llegan a explicar esta realidad
El hambre tiene rostro de ni?a y de mujer
Las causas y consecuencias de la inseguridad alimentaria est¨¢n estrechamente vinculadas a una desigualdad de g¨¦nero estructural, como destaca el nuevo informe de Plan International, ¡°M¨¢s all¨¢ del hambre, impactos de g¨¦nero de la crisis alimentaria¡±. Para elaborarlo, hemos encuestado a 7.158 personas en Kenia, Somalia, Etiop¨ªa, Sud¨¢n del Sur, Mal¨ª, N¨ªger, Burkina Faso y Hait¨ª, los pa¨ªses con una situaci¨®n m¨¢s cr¨ªtica, y hemos podido recoger testimonios que nos cuentan que el hambre va mucho m¨¢s all¨¢ de la falta de alimentos, especialmente para las ni?as y adolescentes.
En este viaje he podido ver c¨®mo el g¨¦nero, la edad o la discapacidad determinan las estrategias de supervivencia adoptadas por las familias, que, ante una situaci¨®n desesperada, tienen que tomar decisiones que aumentan el riesgo de violencia de g¨¦nero, matrimonio infantil, mutilaci¨®n genital femenina, explotaci¨®n sexual y abandono escolar.
Las normas de g¨¦nero son condenas para ni?as y adolescentes en una situaci¨®n de crisis. La que te obliga a abandonar el colegio porque tu educaci¨®n siempre import¨® menos. La que sentencia tu matrimonio siendo todav¨ªa una ni?a. La que te exige encargarte de las tareas de recogida de agua, le?a o alimentos, entre 15 y 25 km diarios, de noche, caminando sola o junto a otras, por sentirte m¨¢s segura, y expuestas a todo tipo de agresiones.
Las normas de g¨¦nero son condenas para ni?as y adolescentes en una situaci¨®n de crisis
En los ocho pa¨ªses analizados queda patente que las normas sociales discriminatorias hacen tambi¨¦n que las ni?as y las mujeres suelan comer menos, despu¨¦s de los ni?os y los hombres del mismo hogar, y en muchas ocasiones alimentos menos nutritivos, lo que tiene profundas consecuencias para su salud y desarrollo, creando un c¨ªrculo vicioso de inseguridad alimentaria intergeneracional que provoca 2,4 millones de muertes neonatales cada a?o.
En Etiop¨ªa, los casos de matrimonio infantil han crecido un 51% en el ¨²ltimo a?o y cada vez m¨¢s mujeres j¨®venes son cabeza de familia, lo que aumenta sus responsabilidades en el hogar, aunque no a nivel comunitario. En estos pa¨ªses, la mayor¨ªa de las mujeres tiene vetado el acceso a los recursos econ¨®micos, la propiedad del suelo y la toma de decisiones financieras. De hecho, solo el 15% de las propietarias de las tierras son mujeres, pese a constituir el 43% de la fuerza de trabajo agr¨ªcola.
Por otro lado, hemos comprobado que la matriculaci¨®n y la asistencia a la escuela ¡ªespecialmente en ni?as y adolescentes¡ª disminuyen a medida que aumenta la inseguridad alimentaria. La p¨¦rdida de la escuela como espacio de protecci¨®n supone un mayor reto para la seguridad de ni?os y ni?as. Para incentivar que las familias sigan llev¨¢ndolos al colegio, en lugares como Etiop¨ªa, Kenia o Sud¨¢n del Sur, hemos puesto en marcha un programa de comedores escolares, de forma que aseguremos que estos ni?os y ni?as van a recibir, al menos, una comida diaria.
Solo el 15% de las propietarias de tierras son mujeres, pese a constituir el 43% de la fuerza de trabajo agr¨ªcola
El hambre tiene soluci¨®n, pero debe ser una soluci¨®n que tenga en cuenta las posibles v¨ªctimas invisibles de esta crisis. No podemos mirar a otro lado: nuestro informe evidencia y pone sobre la mesa las necesidades espec¨ªficas de ni?as, adolescentes y mujeres j¨®venes m¨¢s afectadas por la inseguridad alimentaria.
Hacemos un llamamiento para que gobiernos y donantes inviertan urgentemente 22.200 millones de d¨®lares (20.440 millones de euros) para evitar el riesgo de hambruna de 50 millones de personas. Es la financiaci¨®n necesaria tambi¨¦n para abordar esta crisis en toda su dimensi¨®n, que nos permita desarrollar programas para la protecci¨®n infantil, contra la violencia por raz¨®n de g¨¦nero, para el apoyo psicosocial, la salud y los derechos sexuales y reproductivos y para intervenciones en educaci¨®n, incluyendo comedores escolares.
Las organizaciones humanitarias, que llevamos meses alertando de las dimensiones de esta crisis sin precedentes, insistimos a la comunidad internacional la necesidad de acci¨®n inmediata. Es el momento de actuar, antes de que sea demasiado tarde, y de hacerlo teniendo en cuenta los impactos m¨¢s all¨¢ del hambre.
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