Recuperar la ciudad para caminantes
Los municipios van, poco a poco, reduciendo la cantidad de coches de sus calles, pese a la ausencia de normativa estatal que los obligue y por motivos que van desde la salud p¨²blica hasta ofrecer espacios m¨¢s seguros a la infancia
Desautoxicar es la palabra clave en el actual proceso de transformaci¨®n de las ciudades. Algunas lo hacen lentamente, otras m¨¢s r¨¢pido, por razones de salud p¨²blica o porque los coches y los turistas se molestan demasiado. Unas llevan la avanzadilla, otras empezaron t¨ªmidamente. Muchos tratan de mejorar sus ¨ªndices de siniestralidad, de mejorar el aire que respiran, o de ofrecer a la infancia un espacio com¨²n m¨¢s integrador, educador y l¨²dico. Tomen el camino que tomen, las ciudades, al menos la mayor¨ªa, quieren desautoxicarse. Eso se nota en los congresos anuales de la Red de Ciudades que Caminan, donde se refleja el caleidoscopio de la evoluci¨®n urbana espa?ola, cuyas ciudades tienden a potenciar los valores ambientales t¨ªpicos de las localidades europeas del sur. Suelen ser compactas, con claros n¨²cleos centrales rodeados de barrios con alta personalidad social, y con una elevada presencia de los desplazamientos a pie en relaci¨®n con el coche particular ¡ªconsumidor de recursos energ¨¦ticos, contaminador del aire, amenaza de la tranquilidad urbana y ocupante del escaso espacio p¨²blico de las ciudades.
El medio ambiente urbano ¡ªese que debi¨¦ramos cuidar mucho m¨¢s, porque los humanos pasamos buena parte de nuestras vidas en ¨¦l¡ª est¨¢ deseando limpiar parte de sus impurezas. Y, aunque le cuesta, se mueve lentamente.
Pero las ciudades gritan su voluntad de cambio no siempre apoyadas desde las instancias m¨¢s centrales, que podr¨ªan ayudar mucho m¨¢s en esa transformaci¨®n, elaborando leyes eficaces para apoyar la transici¨®n. Parece como si los ministerios centrales emitiesen sus dictados desde las nubes de Urano, en vez de palpar la realidad sobre la que reflexionan en el BOE.
Es el caso de las Zonas de Bajas Emisiones, cuya legislaci¨®n espec¨ªfica est¨¢ a¨²n pendiente de aprobaci¨®n. Lo que hasta ahora se conoce no convence plenamente ni a ciudades ni a organizaciones. La gran oportunidad que supondr¨ªa la obligatoriedad de restringir el tr¨¢fico en metr¨®polis mayores de 50.000 habitantes queda desdibujada, como su aplicaci¨®n en funci¨®n de las etiquetas ambientales de los veh¨ªculos. Se cambian las fichas, pero no el tablero ni las normas del juego.
El marco regulatorio estatal no es un freno para muchas ciudades que est¨¢n tomando medidas valientes frente a la opini¨®n p¨²blica, muchas veces poco concienciada con la necesidad real que existe de hacer ciudades m¨¢s humanas, m¨¢s pensadas para las personas y menos para el coche
Conocida la necesidad de ¡°purificar¡± el ambiente urbano, identificaron el problema exclusivamente con el humo de los coches, y se plantearon ¨²nicamente acabar con ¨¦l. Prefirieron silenciar cualquier referencia a otro tipo de cuestiones de elevado inter¨¦s p¨²blico, como el excesivo espacio que destinamos a la movilidad motorizada, la creciente dosis de siniestralidad vial urbana, el estr¨¦s inducido por la conducci¨®n en las ciudades, la p¨¦rdida de autonom¨ªa infantil, o el incumplimiento generalizado de la normativa de accesibilidad universal.
Para resolverlo, tomaron como hilo conductor las experiencias de Madrid Central y el ?rea Metropolitana de Barcelona. Ambos hab¨ªan ensayado, previamente, t¨ªmidos acercamientos a la discriminaci¨®n entre coches, y privilegiaron a los nuevos sobre los viejos y a los caros sobre los baratos, pero no supon¨ªan ni casos de ¨¦xito ni f¨®rmulas transformadoras, ya que ambas son, a brocha gorda, ejemplos de una movilidad altamente cochificada.
Ante esta situaci¨®n, muchos municipios se sienten desamparados. Luchan por reducir el n¨²mero de coches y el Gobierno les dice que permitan a los ciudadanos m¨¢s pudientes seguir yendo a por el pan en sus veh¨ªculos, o llevando a sus hijos a la puerta del cole, a 300 metros de casa, mientras los dem¨¢s lo tendr¨¢n prohibido. El ir a pie seguir¨¢ siendo de pobres.
Sin embargo, el marco regulatorio estatal no es un freno para muchas ciudades que est¨¢n tomando medidas valientes frente a la opini¨®n p¨²blica, en muchas ocasiones poco concienciada con la necesidad real que existe de hacer ciudades m¨¢s pensadas para las personas. Eso se palp¨® en el pasado Congreso de la Red de Ciudades que Caminan, en Palma de Mallorca. Aqu¨ª se mostraron numerosas conquistas conseguidas en espacios urbanos como los de Ma¨®, Valencia, Pontevedra, A Coru?a, Valladolid, Palma, Vilagarc¨ªa de Arousa (Pontevedra), Tomi?o (Pontevedra) o Estepona (M¨¢laga). Cada una fue a su ritmo, con sus circunstancias, sus maneras de hacer, sus prioridades y sus aportaciones, hacia un debate que busca salidas a un mayor protagonismo de la gente y un menor abuso del coche en la ciudad.
Los premios entregados a Tomi?o, Vilagarc¨ªa de Arousa, A Coru?a y Estepona son un reconocimiento a esta apuesta pol¨ªtica. Los tres primeros, casualmente gallegos, fueron destacados por un jurado independiente gracias a su fehaciente recuperaci¨®n del espacio p¨²blico para las personas y por hacer de esta la bandera de su modelo urbano. La ciudad de Estepona, en la provincia de M¨¢laga y premio extraordinario, obtuvo una menci¨®n especial por la Red, ya que convirti¨® su avenida principal, con cuatro carriles para veh¨ªculos, en un generoso paseo a orillas del Mediterr¨¢neo.
Pero el congreso no sirvi¨® solo para eso. Tambi¨¦n analizamos lo que podemos hacer en conjunto las ciudades espa?olas y portuguesas para mejorar nuestro espacio p¨²blico. Nos esforzamos en ver la dimensi¨®n humana de la tecnolog¨ªa m¨¢s puntera aplicada a la movilidad y compartimos la visi¨®n de las organizaciones de defensa del peat¨®n, que unieron su voz a la nuestra para conseguir espacios m¨¢s agradables para la vida.
Adem¨¢s, fue el marco elegido para la presentaci¨®n de los tres primeros p¨®steres explicativos de la serie La ciudad deseada, con los que se pretende transmitir ideas claras y precisas para ayudar a la evoluci¨®n urbana que perseguimos. El pr¨®ximo congreso ser¨¢ en 2023, en Valladolid. Esperamos con entusiasmo este nuevo encuentro para reforzar e impulsar la labor de las ciudades que quieren ser m¨¢s humanas, m¨¢s sostenibles y m¨¢s inclusivas.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.