Inclusi¨®n y cuidados, la clave para combatir la desigualdad en las ciudades
En sociedades en donde las brechas de inequidad son cada vez m¨¢s profundas, el reconocimiento de los ciudadanos como agentes de cambio es clave para crear urbes m¨¢s inclusivas, justas y equitativas
En el contexto de m¨²ltiples crisis interconectadas en el que nos encontramos actualmente, las desigualdades en el mundo se han disparado. El ritmo de reducci¨®n de la pobreza se ha estancado como una de las principales consecuencias de la pandemia. Seg¨²n el Banco Mundial, 90 millones de personas m¨¢s de lo previsto cayeron en situaci¨®n de pobreza extrema (es decir, vivieron con menos de 1,7 euros al d¨ªa) en 2020. Los pron¨®sticos de 2022 no son m¨¢s optimistas, debido a las repercusiones de la guerra en Ucrania y a la crisis del coste de la vida a nivel global.
El m¨¢s reciente informe de Oxfam sobre desigualdad, lanzado en el Foro Econ¨®mico Mundial de Davos, indica que en los ¨²ltimos dos a?os el 1% m¨¢s rico de la poblaci¨®n mundial ha acumulado casi el doble de riqueza que el 99% restante. Vivimos en una sociedad en la que la desigualdad alcanza niveles r¨¦cord. Por primera vez en 25 a?os, la riqueza y la pobreza extremas se han incrementado simult¨¢neamente.
La urbanizaci¨®n como oportunidad
Las ciudades, que ya albergan m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n del mundo, acoger¨¢n al 70% de aqu¨ª al 2050. La urbanizaci¨®n constituye no solo un desaf¨ªo, sino tambi¨¦n una oportunidad para impulsar un nuevo contrato social alrededor de los sistemas de cuidados, en el que las comunidades y los gobiernos locales juegan un papel fundamental.
Por primera vez en 25 a?os, la riqueza y la pobreza extremas se han incrementado simult¨¢neamente
¡°El cuidado es una actividad humana, y en su m¨¢xima expresi¨®n es un medio a trav¨¦s del cual las personas se cuidan entre s¨ª y al planeta¡±, plantea el documento pol¨ªtico sobre el tema elaborado entre otros por Cities Alliance, para el congreso mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU).
En los sistemas de cuidados, las comunidades, sobre todo las m¨¢s marginadas, son a la vez el objetivo y el motor de la acci¨®n social. Empoderar a las personas para que participen en la toma de decisiones que afectan sus propias vidas, es el primer paso para crear sociedades m¨¢s inclusivas, justas y equitativas. El segundo es reconocer el cuidado como un derecho humano y un bien p¨²blico, a la vez para los que reciben los cuidados, pero tambi¨¦n para los que los proporcionan.
Cuidar a las que nos cuidan
Aqu¨ª es central cuestionar y reconocer que son las mujeres quienes generalmente, por razones sociales y culturales, desempe?an las labores de cuidado remunerado y en buena parte no remunerado. Este fen¨®meno se hizo mucho m¨¢s visible durante la pandemia, cuando la carga del trabajo dom¨¦stico y los cuidados que desde antes reca¨ªa desproporcionadamente en las mujeres, se intensific¨® dr¨¢sticamente a causa del cierre de escuelas, guarder¨ªas y otros dispositivos de apoyo a las familias.
En Bogot¨¢, por ejemplo, esta situaci¨®n llev¨® a la alcald¨ªa a generar un sistema distrital de cuidado que promueve mejores servicios de proximidad para las mujeres de bajos ingresos y aquellos que ellas cuidan. La iniciativa, pionera en Am¨¦rica latina, brinda a las mujeres la posibilidad de disfrutar de actividades de autocuidado y bienestar, y promover la igualdad de g¨¦nero, a trav¨¦s de una oferta de formaci¨®n para fomentar el acceso al mercado laboral y as¨ª romper el ciclo de pobreza y desigualdad.
En Durban, Sud¨¢frica, la ONG Asiye eTafuleni (AeT), en colaboraci¨®n con Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO) han puesto en marcha un proyecto piloto para prestar servicios de guarder¨ªa a las trabajadoras del sector informal, en una de las ¨¢reas comerciales m¨¢s concurridas de la ciudad. Las zonas inutilizadas del mercado se han transformado en espacios seguros para los ni?os, y la mayor¨ªa de las madres han recibido formaci¨®n como cuidadoras. Dos de ellas cuidan a los ni?os por una tarifa diaria asequible que pagan las otras madres. El proyecto tambi¨¦n ha elaborado directrices y ha iniciado di¨¢logo con el gobierno local para apoyar este tipo de iniciativas.
Un proyecto piloto en Durban, Sud¨¢frica, presta servicios de guarder¨ªa a las trabajadoras del sector informal. Las zonas inutilizadas del mercado se han transformado en espacios seguros para los ni?os, y la mayor¨ªa de las madres han recibido formaci¨®n como cuidadoras
Si la desigualdad es un fen¨®meno que afecta a la sociedad en general, las personas que viven en la pobreza y otros grupos desfavorecidos son los m¨¢s perjudicados. En las ciudades, estas personas son generalmente habitantes de asentamientos informales y trabajadores de la econom¨ªa informal. Esta franja de la poblaci¨®n es justamente el enfoque de Cities Alliance, organizaci¨®n afiliada al sistema de Naciones Unidas, gestionada por UNOPS (la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos), que trabaja en torno a los desaf¨ªos de la pobreza urbana.
En pa¨ªses como Uganda, Liberia o T¨²nez, la coalici¨®n, que reagrupa organismos multilaterales, Estados miembros, sociedad civil y asociaciones de gobiernos locales, trabaja de la mano con las comunidades m¨¢s pobres para definir prioridades de desarrollo urbano. Cities Alliance ha creado un sistema de fondos comunitarios de mejora (Community Upgrading Fund, CUF en sus siglas en ingl¨¦s). A trav¨¦s de este mecanismo, las organizaciones comunitarias pueden financiar peque?os proyectos de infraestructura como guarder¨ªas o instalaciones de suministro de agua y saneamiento, que generan un impacto directo conmensurable en la calidad de vida de los habitantes de las zonas urbanas m¨¢s pobres.
Los CUF son plataformas participativas que fomentan el di¨¢logo entre los ciudadanos y los gobiernos locales, y a su vez fortalecen los sistemas de gobernanza local y la prestaci¨®n de servicios municipales. Esta estructura permite adem¨¢s de planificar el desarrollo urbano de manera incremental, en funci¨®n de las prioridades de la comunidad, haciendo los procesos m¨¢s manejables, en contraste con los grandes esfuerzos que requieren los planes integrales de infraestructura en las ciudades.
Estos ejemplos nos demuestran que, al situar a las comunidades en el centro y promover la toma de decisiones colectiva, se empodera a las personas para que cuiden unas de otras. Dejan de ser receptores pasivos de ayuda para convertirse en actores integrales de cambio y progreso. Los sistemas de cuidados contribuyen al bienestar social y econ¨®mico de los m¨¢s pobres, de las mujeres, de las comunidades marginadas, pero su impacto beneficia a la sociedad en su conjunto. Y esta es la base para crear ciudades inclusivas y ganar la batalla contra la desigualdad.
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