Vuelve el panfleto
Hessel y Sampedro, se?alan el camino a los que se niegan a aceptar tanta injusticia
Un nonagenario, St¨¦phane Hessel, desborda las fronteras francesas llamando a enfrentarse a la crisis hol¨ªstica de nuestra sociedad. En Espa?a, su libro, ?Indignaos!, publicado por Destino, se refuerza con un vibrante pr¨®logo de Jos¨¦ Luis Sampedro, de la misma edad que Hessel. Sin apearse ni de la vida ni de su constante lucha, ambos hombres, pese a los achaques de su edad, dan una lecci¨®n de empuje y coherencia. Con 94 a?os, a ambos, de trayectoria plena e insobornable compromiso, la preocupaci¨®n por la deriva de la sociedad actual les ha unido.
?Indignaos!, 19 p¨¢ginas, publicado en Francia por una peque?a editorial, parece alumbrar el renacer del panfleto, ese veterano g¨¦nero que trata de satisfacer la necesidad de comunicar ideas a contracorriente en tiempos dif¨ªciles; un g¨¦nero que, en todos los pa¨ªses y en todos los momentos hist¨®ricos, siempre ha sido perseguido por las autoridades.
Est¨¢ en la naturaleza del ser humano el querer expresar la cr¨ªtica y la denuncia aunque el poder no se lo permita. Con los antecedentes de las fil¨ªpicas griegas y los libelos romanos, el panfleto atraviesa el medioevo como sin¨®nimo de escrito de car¨¢cter sat¨ªrico y/o difamatorio. Para algunos autores, el vocablo toma el nombre de una obra teatral del siglo XII que lleg¨® a constituir un g¨¦nero, Pamphilius seu de amore. M¨¢s tarde, en el ¨²ltimo tercio del siglo XVIII, los panfletos pasaron a transformarse en escritos pol¨ªticos e ideol¨®gicos con las revoluciones democr¨¢ticas norteamericana y francesa. Surgieron como reprobaci¨®n al orden establecido y con el objetivo de difundirse r¨¢pidamente al margen de los canales tradicionales que les estaban vedados. Su ¨¦poca dorada, sin embargo, es el siglo XIX. Los movimientos obreros utilizaron el panfleto para la difusi¨®n ideol¨®gica y para incitar a la acci¨®n libertadora; la obra cumbre del g¨¦nero es el Manifiesto Comunista (1848).
Dos nonagenarios, Hessel y Sampedro, se?alan el camino a los que se niegan a aceptar tanta injusticia
En cuanto a Espa?a, varias instituciones ilustradas canarias conservan panfletos del siglo XIX, de pulcra caligraf¨ªa, convocando a la insurrecci¨®n contra la invasi¨®n francesa. Y bajo el franquismo, las octavillas a multicopista fueron arriesgados ejercicios de oposici¨®n y llamamientos a rebelarse contra una dictadura asfixiante.
La similitud de circunstancias est¨¢ en la clave de la vuelta hoy del panfleto pol¨ªtico y social. Si en el siglo XIX se produjo una gran convulsi¨®n con la industrializaci¨®n y el nacimiento de la clase obrera, asistimos ahora a una transformaci¨®n profunda que est¨¢ acabando con los derechos laborales y sociales logrados desde entonces. La ¨²nica diferencia es que el asalariado del siglo XXI se considera a s¨ª mismo, al menos en Espa?a, "clase media" y no se mueve. Casi nadie lo hace.
Y sin embargo, el nuevo panfleto se abre paso con inusitado vigor, publicitado, como siempre, de boca a o¨ªdo, horadando el "pensamiento ¨²nico" oficial, combatiendo la resignaci¨®n y la cobard¨ªa. Si ?Indignaos!, de Hessel, es ya el libro de no ficci¨®n m¨¢s vendido en Espa?a, Reacciona, publicado por Aguilar, que ahonda en nuestros motivos particulares, ha escalado en solo tres semanas al quinto puesto. En este caso es Hessel quien prologa un libro que inicia el relato coral con Jos¨¦ Luis Sampedro levantando una alfombra donde se ocultan las miserias al gran p¨²blico: "Se confunde a la gente ofreci¨¦ndole libertad de expresi¨®n al tiempo que se le escamotea la libertad de pensamiento". Como ¨¦l, Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la Unesco, habla de los cambios radicales a acometer: "?Ha llegado el momento de 'rescatar' a los ciudadanos!". Pero la econom¨ªa no es el ¨²nico sector del que se habla en este librito, por la sencilla raz¨®n de que no es el ¨²nico afectado por esta profunda crisis.Toda una generaci¨®n estafada de j¨®venes -como dice el periodista Ignacio Escolar-, la sociedad desinformada o la debacle de la ciencia, la educaci¨®n y la cultura, que son la base del aut¨¦ntico progreso, sufren hoy las consecuencias de un sistema injusto.
Y hay m¨¢s: el Manifiesto de economistas aterrorizados, de autores franceses, tambi¨¦n comienza a propagarse en Espa?a.
El descontento de una parte de la ciudadan¨ªa -la que con criterio propio se siente seriamente agraviada- se est¨¢ canalizando tambi¨¦n en iniciativas como juventud sin futuro/sinmiedo o democraciarealya, entre otras, con creciente seguimiento en Internet. La actuaci¨®n de los pol¨ªticos sufre un claro desprestigio (representa el tercer problema para los espa?oles tras los econ¨®micos), lo que menoscaba peligrosamente el valor de una actividad destinada a dignificar el papel del ciudadano y a regular la acci¨®n del Estado en beneficio de la sociedad.
Las asambleas y m¨ªtines de los siglos XIX y XX parecen haberse trasladado a las redes sociales e Internet con su enorme poder amplificador. En un oc¨¦ano de masificaci¨®n informativa, en el que los grandes medios difunden de manera casi uniforme la cultura dominante, se necesitan br¨²julas, periscopios y radares para orientarse. Y as¨ª, impresa o digital, una literatura panfletaria -cuya calidad desmiente el car¨¢cter peyorativo que sol¨ªa acompa?ar al g¨¦nero- se abre paso con el mismo esp¨ªritu cr¨ªtico de anta?o. Son textos breves y directos que hablan con vehemencia cargada de razones. Dos nonagenarios -con d¨¦cadas de historia vividas y reflexionadas- marcan el camino por el que ya muchos avanzan para indignarse y reaccionar. Ignorarlo ser¨ªa insensato.
Rosa Mar¨ªa Artal, periodista, es coordinadora y coautora de Reacciona.
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