J¨®venes.. y no tan j¨®venes indignados
Padres con sus hijos y abuelos con sus nietos acuden a Sol para mostrar su cabreo con la clase pol¨ªtica
Entre los miles de j¨®venes indignados que ayer volvieron a tomar la Puerta del Sol, hab¨ªa cientos de personas que pasaban de largo los 50 a?os e incluso los 70. Muchos de ellos hab¨ªan acudido acompa?ado a sus hijos y nietos y gritaban con todas sus fuerzas las mismas consignas: ¡°?No nos mover¨¢n!¡±, ¡°Mucho chorizo y poco pan¡± o ¡°Menos polic¨ªa, m¨¢s filosof¨ªa¡±.
Encaramado a una de las ventanas del edificio de la Comunidad de Madrid, Enrique Fern¨¢ndez, un hombre maduro con traje, corbata y malet¨ªn explicaba: ¡°Estoy aqu¨ª por much¨ªsimas cosas. Por la crisis, por los embargos, por los bancos que se quedan con las casas y con las personas y por la falta de posibilidades de futuro para los hijos¡±¡ Enrique se emociona. ¡°Yo tengo dos hijas y la cosa est¨¢ muy mal¡±. Y a?ade: ¡°Y porque me parece muy mal que nos presenten en las listas a delincuentes, despu¨¦s de todas las cintas y grabaciones que hemos o¨ªdo¡±.
Unos metros m¨¢s adelante, ?ngel, de 73 a?os, escuchaba atento frente a una vi?eta de El Roto, los mensajes de los j¨®venes indignados. ¡°Yo quiero que mis hijos y mis nietos tengan las posibilidades que se merezcan y no que sean los poderosos quienes lleven y traigan esto como ellos quieran. Estoy aqu¨ª para que la juventud sienta nuestro apoyo, y vendr¨¦ todos los d¨ªas que haga falta. Ya luchamos con el franquismo y me parece que ahora estamos en una dictadura de los mercados y de la banca¡±. ?ngel animaba a los j¨®venes a votar el domingo, al partido que quisieran, pero que fueran a votar.
Nicomedes, de 69 a?os, confesaba que incluso hab¨ªa llorado esa tarde. ¡°Pero no de tristeza, sino de alegr¨ªa y orgullo por ver a esta juventud que por fin han dado el paso necesario para que no nos atropellen m¨¢s. Este pa¨ªs se ha vendido a los bancos y a las multinacionales y yo no quiero eso ni para mis hijos, ni para mis nietos ni para nadie¡±.
Jos¨¦ Mar¨ªa y Juan hab¨ªan acudido a la plaza con sus hijos. ¡°Los m¨ªos tienen trabajo, pero los dem¨¢s no¡±, justificaba el primero, de 68 a?os, su presencia en Sol. ¡°Votas a unos y a otros y son todos iguales. No les importa la gente normal y corriente¡±.? Juan, de 55 a?os, que serpenteaba entre la multitud de la mano de su hija Irene para estar lo m¨¢s cerca posible de los portavoces, aseguraba: ¡°Estamos aqu¨ª porque estamos hasta las narices, indignados con los pol¨ªticos que solo buscan su propio beneficio y ya es hora de que la gente se manifieste¡±.
Carmen, de 55 a?os,? tuvo un peque?o encontronazo con la polic¨ªa. ¡°Me he puesto la mochila por delante para ver si a m¨ª tambi¨¦n me registraban y no lo han hecho. Me ha molestado que pararan y le pidieran la documentaci¨®n a los chicos que iban delante de m¨ª solo porque llevaban unas pancartas. Me parece un movimiento que la gente de nuestra edad y m¨¢s mayor deber¨ªamos apoyar porque es hist¨®rico. Significa que la gente a¨²n tiene ilusi¨®n por cambiar. Y ojal¨¢ no se d¨¦ solo aqu¨ª en Espa?a¡±.
Jos¨¦ Antonio, de 61 a?os,? observaba encantado a la masa indignada: ¡°Este es el espect¨¢culo m¨¢s hermoso que visto desde que ten¨ªa veintitantos, el espect¨¢culo de la libertad y la democracia¡±.
- ?En qu¨¦ le gustar¨ªa que terminara este movimiento?
- ¡°No lo s¨¦. No s¨¦ si me gustar¨ªa que terminara¡±.
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