Los del 15-M meditan su voto: ?en blanco, nulo o por un minoritario?
Los acampados en Sol rechazan de plano al PP y al PSOE. IU tiene un poco m¨¢s de apoyo
¡°?Apol¨ªticos? ?Superpol¨ªticos!¡±, dice un cartel pegado en una marquesina a pocos metros del kil¨®metro cero. Al lado, una chica reparte unos folios donde se explica la diferencia entre abstenerse, votar en blanco y hacer caso al? movimiento No les Votes, que naci¨® contra la ley Sinde.?Mientras, otro chico reparte otro folio con un listado: los nombres de 55 pol¨ªticos imputados por corrupci¨®n que van en las listas para las elecciones del domingo ("v¨¦ase que no se salva ning¨²n partido generalista"), advierte el texto an¨®nimo. El voto de los miembros del Movimiento 15-M se ha convertido en un bot¨ªn codiciado. Una consulta informal a una quincena de veintea?eros y treinta?eros del campamento elegidos al azar deja claro que la mayor¨ªa votar¨¢. Tienen muy claro a qui¨¦n no ¡ªPP, PSOE y en menor medida, IU¡ª pero a¨²n no saben a qu¨¦ votar o por qui¨¦n. Blanco, nulo o dar una alegr¨ªa a los minoritarios parecen sus opciones.
En este grupo tan heterog¨¦neo, la postura de I?igo, 33 a?os, ilustra una sensaci¨®n bastante generalizada. ¡°Tengo claro que no votar¨¦ ni al PSOE, ni al PP, ni a IU¡±. A veces ha votado, a veces no, a veces en blanco. Este m¨²sico y terapeuta, aut¨®nomo ¡ª¡°pago como un cabr¨®n¡±, dice¡ª tiene grandes dudas. No sabe a qui¨¦n elegir. No ha acampado pero viene a Sol cada d¨ªa; hoy con dos amigas burgalesas. Cristina, una enfermera de 27 a?os que el viernes termin¨® su segunda carrera, Medicina ¨C¡°como es la segunda no tengo derecho a becas¡±, se queja¡ª, que s¨ª ir¨¢ a las urnas, como siempre ha hecho. Arantxa, tambi¨¦n enfermera, de 35 a?os, a¨²n est¨¢ indecisa: ¡°Desde luego no votar¨¦ por ning¨²n partido mayoritario¡±. Ambas enlazan contratos si hay suerte, y si no, al paro.
Entre los much¨ªsimos esl¨®ganes que inundan Sol, algunos instan: ¡°Evitemos alusiones a partidos, no les demos razones. El s¨¢bado: jornada de reflexi¨®n¡±. Sea una jornada de protesta o de reflexi¨®n, los consultados piensan seguir en el kil¨®metro cero al menos hasta el domingo.
¡°Yo no voto ni por el PSOE, ni por el PP, no creo en el bipartidismo, e IU mantiene imputados en sus listas¡±, explica Antonio, que asegura que s¨ª votar¨¢ el 22-M. ¡°Con lo que nos ha costado la democracia como para no votar¡±, exclama sin revelar por qui¨¦n se decantar¨¢. Trabaja ¡°como freelance¡±, se entiende que de periodista, pero no lo aclara, ¡°por un sueldo de mierda¡±. Vive en pareja.
Carla y E. tienen la misma edad, 22 a?os, pero representan dos mundos pol¨ªticos. La primera, una estudiante de educaci¨®n social y camarera que vive con su madre, no cree en el sistema, ni en la democracia; ella est¨¢ por el asamblearismo, ¡°la organizaci¨®n horizontal sin jerarqu¨ªas¡±, algo aplicable, admite, solo a comunidades peque?as, por eso tampoco cree en las ciudades. E. (que no quiere dar su nombre), que vive con sus padres y es monitora a cambio de una paga ¡°que es menos que el sueldo m¨ªnimo interprofesional¡±, proclama que ¡°el derecho al voto es un privilegio y un deber¡± que ella siempre ha ejercido. En blanco, que conste. Su amiga Sonia, administrativa de 26 a?os y con un sueldo de 580 euros y la Seguridad Social pagada, siempre ha votado al PSOE. Pero asegura que ¡°esta vez no¡±.
Ra¨²l Gonz¨¢lez, 25 a?os, solo fue infiel a las urnas en unas europeas. Tiene ¡°clar¨ªsimo¡± que el domingo ir¨¢ a su colegio electoral. ¡°En principio votar¨¦ IU para el Ayuntamiento y en blanco a la comunidad¡±, cuenta este licenciado en Ciencias Pol¨ªticas, que se queda aqu¨ª cada noche hasta las tantas con un colega de la facultad. Repite tanto lo de ¡°en principio¡± que queda claro que en cualquier momento puede cambiar de opini¨®n. Este curso vive en un piso compartido porque hace un m¨¢ster fuera, pero pronto volver¨¢ al hogar familiar. El sistema le estaf¨®: cuenta que firm¨® un contrato para hacer encuestas, trabaj¨® m¨¢s de tres meses y luego descubri¨® que le hab¨ªan cotizado cinco d¨ªas a la Seguridad Social. A su amigo Manuel, de 25 reci¨¦n cumplidos, le gustar¨ªa que el movimiento propusiera un voto no masivo. No parece que vaya a ocurrir. ?ngel, que tiene 24 a?os, hace un doctorado en Ciencias de la Informaci¨®n y no se ha emancipado, duda entre ¡°IU, el Partido Pirata, que no s¨¦ si se presenta, y UPyD¡±
Orestes, de 28, y Ana, de 26, son pareja y eran fieles a IU. ?l, trabajador social, dijo basta en la ¨²ltima huelga general al ver a los sindicatos junto a los pol¨ªticos. Ella, que considera ¡°superimportante votar siempre¡±, no sabe si superara su enfado con IU; ¨¦l sabe que no. Ana trabaja de ¡°periodista en una ONG con un contrato de mierda que acaba en julio¡±, y Orestes, empleado en un punto de encuentro para familias separadas, teme que el endeudado Ayuntamiento de Madrid lo cierre y tenga que quedarse en la calle. Viven en piso compartido, cada uno en el suyo.
Para Javier, mec¨¢nico de bicis de 24 a?os, "votar es delegar. Y eso no me gusta". Prefiere organizarse participando en su asociaci¨®n de vecinos, organiz¨¢ndose en su barrio, con sus cinco compa?eros de piso o con su casero, al que han convencido de que les rebaje el alquiler a cambio de ocuparse del mantenimiento?del edificio. Lleva una vida sostenible, austera, asegura. Y est¨¢ encantado con este fen¨®meno?porque por fin ve que m¨¢s gente participa en la vida de la ciudad. A ¨¦l, que ha solido votar nulo, eso le parece lo realmente importante.
En Sol uno tambi¨¦n se puede topar con una militante de la abstenci¨®n como Patricia, de 40 a?os, que estudi¨® Derecho y dej¨® de votar en 1995 hastiada de la falta de democracia en los partidos (trabajaba en uno), y con un votante del PP como Daniel. ¡°He votado por correo porque el domingo tengo guardia¡±, explica este m¨¦dico de 25 a?os que hace el MIR en inmunolog¨ªa. Se ha acercado por curiosidad, a ver de qu¨¦ va el campamento. Comparte con los acampados la exigencia de que ¡°los pol¨ªticos escuchen¡±. Le pagan unos 1.100 euros, una cantidad que ¡°no est¨¢ mal para lo que hay por ah¨ª¡±, y a cambio trabaja unas 60 horas a la semana, ni m¨¢s ni menos. ¡°Me paso de la directiva europea¡±, apostilla.
Ana, de 32 a?os y que vive con otra madre soltera, durmi¨® el mi¨¦rcoles en el campamento. ¡°La primera vez que no dorm¨ªa con mi chiquilla, que tiene dos a?os. Es que estaban mis padres¡±. Acaba de montar un rinc¨®n para cr¨ªos en Sol y trae ropa. Votar¨¢ por IU porque tiene amigos en el partido. ¡°S¨ª, me dejo llevar por mis amigos¡±, reconoce. Otros, en cambio, se empe?an en informarse, como ese camarero veintea?ero de un restaurante del centro de Madrid que se pas¨® toda la ma?ana del mi¨¦rcoles en Internet enter¨¢ndose de a qui¨¦n beneficia no votar o votar en blanco.
Otro cartel malamente pegado en la plaza m¨¢s famosa de Espa?a dice: ¡°Nos acusan de ut¨®picos por tomar Sol para cambiar el sistema, preferimos que se refieran a nosotros como realistas militantes¡±. Los realistas militantes tambi¨¦n parecen votantes exigentes.
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