S¨¢nchez Camacho consolida el PP y le abre las puertas a la gobernabilidad
El Partido Popular se afianza como tercera fuerza. - Alicia S¨¢nchez Camacho ha dulcificado la imagen del partido en Catalu?a
El PP obtuvo el 28 de noviembre, en las elecciones auton¨®micas que gan¨® el convergente Artur Mas, los mejores resultados de su historia en Catalu?a y militantes populares comentaban aquella misma noche que Alicia S¨¢nchez Camacho, su presidenta, estaba en ¡°una nube¡± ante unos registros tan inesperados. ¡°Est¨¢ volando encima de una gaviota¡±, bromeaban. Pues bien, seis meses despu¨¦s, sigue en ella. El PP ha logrado en Catalu?a lo nunca visto en unas municipales: ha ganado 80.000 votos respecto al 28-N; se ha consolidado como ?la tercera fuerza pol¨ªtica por delante de Esquerra Republicana (ERC); y ha dado un paso de gigante al conseguir unos resultados que le permitir¨¢n dejar de ser un partido residual a una formaci¨®n de gobierno.
?¡°El PP es un partido central y ya no solo existe CiU y el PSC en Catalu?a¡±, ha proclamado la tambi¨¦n senadora tras la reuni¨®n de la ejecutiva del partido. Los datos avalan esa tesis: en 2007 dirig¨ªa el partido Josep Piqu¨¦ y perdi¨® 77.000 votos. Ahora han dado la vuelta al calcet¨ªn: ha ganado respecto a esa cita dos puntos porcentuales (del 9,9% al 12,6%); mejorado su bot¨ªn en 190.000 sufragios y ampliado notablemente el n¨²mero de ediles: de 284 a 473. Pero las cifras tienen un valor cualitativo: ha obtenido solo cuatro mayor¨ªas absolutas en cuatro peque?as poblaciones pero, por el contrario, ha puesto una pica en el cintur¨®n de Barcelona: es la lista m¨¢s votada en Castelldefels y en Badalona, la tercera ciudad de Catalu?a, con Xavier Garc¨ªa Albiol a la cabeza, acusado por sus rivales de alimentar un discurso xen¨®fobo.
Pero, adem¨¢s de eso, tiene la llave de la gobernabilidad en Barcelona (ten¨ªa concejales 7 y se ha quedado a 100 votos del noveno); en Tarragona, ha pasado de 4 a 7 siete y ha atrapado a CiU, que le ha superado por solo tres votos. En Lleida, tambi¨¦n ha empatado con CiU a seis regidores y en Girona, territorio siempre m¨¢s hostil para el PP, la mejora ha sido menos sensible pero ha pasado de? ser la quinta a la tercera fuerza pol¨ªtica. Todo eso sin contar con las Diputaciones donde podr¨ªa formar gobierno con CiU.
Tras protagonizar una campa?a incansable por toda Catalu?a, S¨¢nchez Camachoy ha explotado al l¨ªmite y sin rubor el fil¨®n de la inmigraci¨®n y se ha beneficiado del desplome sin precedentes de los socialistas. Pero hay otras razones que explican tambi¨¦n el estir¨®n incuestionable del PP. De la mano de los hermanos Fern¨¢ndez D¨ªaz y de Mariano Rajoy, la senadora ha apaciguado el partido desde que en 2008 asumi¨® el tim¨®n en un congreso traum¨¢tico. La l¨ªder popular ha renovado la estructura de la organizaci¨®n de arriba abajo; cambiado su grupo parlamentario y no permite la menor aventura ni el menor desliz. Ni tampoco a sus compa?eros de Genova. En las elecciones auton¨®micas de 2007 y en plena campa?a contra el Estatuto, S¨¢nchez Camacho no logr¨® el acta de diputada auton¨®mica por Girona, su provincia, y desde que dirige el PP ha persuadido a Mariano Rajoy de que si quiere acceder a La Moncloa tiene que mejorar sus resultados en Catalu?a donde los socialistas, en 2008, les sacaron un mill¨®n de votos. No son extrapolables a unas municipales pero el domingo la ventaja fue de? 246.000.
El? PP ha maquillado su mensaje en Catalu?a y apenas queda rastro del discurso anticatalanista de Zaplana y Acebes. Desde hace dos a?os, Rajoy viaja a Catalu?a con frecuencia y cumple el gui¨®n al pie de la letra. La frontera infranqueable en Catalu?a es la ley tanto para lo bueno como para lo malo. El tema tab¨² por excelencia es el Estatuto y Rajoy estuvo largos meses sin hablar del recurso de su partido ante el Tribunal Constitucional ampar¨¢ndose en que acatar¨ªan el fallo. A principios de a?o, S¨¢nchez Camacho no se arredr¨® y defendi¨® la legalidad de que Catalu?a pudiera endeudarse en contraste con la opini¨®n de algunos compa?eros de partido; ha sido la abanderada de la reivindicaci¨®n de que el Gobierno pague a Catalu?a y al resto de comunidades el Fondo de Competitividad al que se opone el Gobierno. El PP vot¨® en ese sentido tanto en el Congreso como en el Senado cosa que no hizo el PSC. La estrategia ha ofrecido im¨¢genes ins¨®litas:? en la precampa?a y ante la Fuente de Canaletas, en Barcelona, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, portavoz del PP en el Congreso, denunci¨® la escasa inversi¨®n del Estado en los trenes de Cercan¨ªas de Catalu?a.
Afable y de trato directo, S¨¢nchez Camacho ha dulcificado el PP y le ha quitado la etiqueta de partido anticatal¨¢n. Eso si: ha tenido la habilidad de no exprimir en voz alta el asunto de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica, que ha recurrido ante el TC, porque sabe que es algo intocable para la mayor¨ªa de los ciudadanos. Ahora est¨¢ a un paso de gobernar y todo apunta que en las conversaciones con otros partidos pondr¨¢ sobre la mesa cuestiones innegociables: las alcald¨ªas de Badalona y Castelldefels. Queda un interrogante mayor: si la f¨®rmula se aplicar¨¢ o no en Tarragona donde circula la hip¨®tesis de que y PP y CiU se repartir¨¢n la butaca de alcalde dos a?os cada uno desplazando al socialista Josep F¨¦lix Ballesteros, que se ha quedado a dos regidores de la mayor¨ªa absoluta.
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