?Y ahora?
El Gobierno debe agotar la legislatura y seguir promoviendo en profundidad las reformas ya iniciadas
La derrota electoral ha sido muy dura y hay que reconocerlo sin paliativos. Hay que felicitar al PP, aunque no haya tenido un comportamiento responsable ante ninguno de los problemas de Espa?a. Incluso en el d¨ªa de hoy, cuando hago esta reflexi¨®n, llevan al Parlamento la grave situaci¨®n del empleo juvenil sin hacer ninguna propuesta constructiva, algo que sea cre¨ªble y d¨¦ una cierta tranquilidad en que cambiar¨ªan de posici¨®n, para ser responsables ante la crisis, despu¨¦s de su victoria electoral.
Tengo la impresi¨®n de que el castigo severo al Gobierno y a los responsables de ayuntamientos y autonom¨ªas ha ido m¨¢s all¨¢ de lo que propios y ajenos pod¨ªan imaginar. As¨ª se abre un nuevo escenario en el que ser¨¢n decisivas las reacciones de unos y de otros.
No se puede esperar que cambie de posici¨®n el PP. Sus dirigentes, euf¨®ricos, seguir¨¢n pensando que la estrategia basada en el ¡°mientras peor mejor¡± les ha dado resultado y ha da?ado gravemente al Partido Socialista. Siempre lo han hecho as¨ª en los ¨²ltimos 20 a?os, sea en la lucha antiterrorista o sea frente a la crisis mundial m¨¢s grave conocida.
?Por qu¨¦ habr¨ªan de cambiar? Ser¨ªa tanto como pedirles que antepusieran los intereses de Espa?a a su deseo incontenible de ocupar el poder: incluso ¡°todo el poder¡±, como lo esperan. En lo que reste de legislatura van a ocultar lo que quieren hacer con ese poder. Por dos razones: porque piensan que as¨ª les va mejor y porque, realmente, dudo que lo sepan. La insistente apelaci¨®n a la ¡°confianza¡± es poco compatible con la que inspira su l¨ªder, seg¨²n muestran todas las encuestas.
Pero lo que me importa hoy es la reacci¨®n de los socialistas, para ver si somos capaces de remontar sobre estos resultados convenciendo a los ciudadanos de las necesidades que tiene nuestro pa¨ªs frente a la crisis y en el contexto europeo y global en el que estamos.
Zapatero ha tomado decisiones muy duras y mantiene su voluntad de proseguirlas?
Zapatero no se presenta. Ha reconocido errores en el tiempo para afrontar la crisis, pero ha tomado decisiones muy duras de reformas estructurales y mantiene su voluntad de proseguirlas. Tambi¨¦n ha asumido la derrota, ¨¦l mismo, directamente, en un gesto que le honra, aunque las elecciones no eran generales.
Por tanto, la primera cuesti¨®n es decidir qui¨¦n y con qu¨¦ prop¨®sito se hace cargo del liderazgo frente a las elecciones generales. Mejorar la valoraci¨®n personal de Rajoy como l¨ªder no es un problema. Entre los dirigentes conocidos del Partido Socialista hay varios que cumplen de sobra ese requisito. Y plantear un programa frente a ¡°la vaciedad del mundo en la oquedad de sus cabezas¡± tampoco.
Importa decidir pronto y mirando hacia los ciudadanos, sin tentaciones endog¨¢micas de partido tan propias de las circunstancias que vivimos. Y hablo de los ciudadanos, de lo que seamos capaces de percibir de la opini¨®n p¨²blica, m¨¢s que a la ¡°opini¨®n publicada¡± tan propensa en estos tiempos a la intriga y la confusi¨®n de intereses.
El PP ni colabora ni propone. Su estrategia de ¡°mientras peor mejor¡± le est¨¢ funcionando?
El procedimiento para designar a esa persona est¨¢ previsto. Yo me inclino por una reflexi¨®n interna en el Comit¨¦ Federal que nos conduzca a una sola candidatura de consenso. Eso evitar¨¢ peleas internas incomprensibles para los ciudadanos ante los problemas a los que nos enfrentamos y con los escasos tiempos de nuestro calendario pol¨ªtico. Ante un desacuerdo, que no deseo, en el Comit¨¦ Federal, Rodr¨ªguez Zapatero tiene la llave. Puede convocar congreso extraordinario para elegir candidato y secretario general. Camino algo m¨¢s largo pero posible, como he o¨ªdo decir a algunos dirigentes del partido.
La segunda cuesti¨®n, que parece suscitar dudas y debates incipientes, es el discurso program¨¢tico ante la ciudadan¨ªa. Hay f¨®rmulas participativas f¨¢ciles de articular para que todos vayamos unidos a la campa?a de las generales.
Nadie espera de m¨ª que no me ¡°moje¡± en cuanto a contenidos, como saben que no entrar¨¦ en un debate de primarias que no veo oportuno, aunque estar¨¦, con mi criterio, siempre disponible para este partido al que he dirigido y contribuido a que sea la alternativa de poder desde criterios socialdem¨®cratas durante gran parte de mi vida.
Por eso me atrevo a reiterar que la realidad a la que nos enfrentamos como pa¨ªs es cr¨ªtica y exige reformas en profundidad. Estas han empezado y hay que seguirlas, reorientarlas y explicarlas clara y abiertamente a la ciudadan¨ªa. No estar¨¦ por oportunismos de cambios radicales de orientaci¨®n que nos lleven a un desastre que, como m¨ªnimo, estamos evitando si vemos con claridad las derivas de otros pa¨ªses que no han sabido o podido afrontar esas reformas.
S¨¦ por experiencia, dentro y fuera de nuestras fronteras, que la crisis global que padecemos marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s y que las cosas no volver¨¢n a ser como antes, aunque haya cantos de sirena que lo anuncien. Por eso huyo de los mensajes simplistas de los que dicen que hay que ¡°volver a la senda de la prosperidad perdida¡±, t¨ªpicos de las derechas en la oposici¨®n, porque es ¡°esa senda¡± la que nos ha llevado a esta crisis tan dram¨¢tica. Algunos no quieren ver que sin correcciones de fondo podemos estar incubando la siguiente crisis, antes incluso de salir de esta.
Temo las voces que proponen utop¨ªas regresivas, que han demostrado hasta la saciedad que llevan al fracaso. Las hay de izquierdas y de derechas. Radicalizaciones que pretenden que el Estado sustituya a la sociedad, a los actores econ¨®micos o, por el contrario, los que van a seguir defendiendo (lo est¨¢n haciendo con ¨¦xito) que funcionemos de acuerdo con ¡°la mano invisible del mercado¡± como elemento de autorregulaci¨®n, sin intervenci¨®n del Estado.
El Estado tiene que ser eficiente y austero; tiene que regular el funcionamiento del mercado, en particular del mercado financiero, al servicio de los intereses generales; tiene que preservar la distribuci¨®n del ingreso garantizando y haciendo sostenible la sanidad p¨²blica, educaci¨®n para todos y pensiones; tiene que estimular la iniciativa y facilitar el emprendimiento y la innovaci¨®n, etc¨¦tera.
Nos vamos a jugar mucho como sociedad, como pa¨ªs, en esta dif¨ªcil situaci¨®n nacional, europea y global. Por eso tenemos que tener proyectos claros y sostenidos de salida de la crisis que preserven valores, bienes sociales que hemos ido conquistando con esfuerzo y que pueden estar en peligro.
Adem¨¢s, los dirigentes de hoy tienen que saber que los grandes desaf¨ªos ante la crisis global se juegan en un campo que trasciende las fronteras del Estado naci¨®n al que pertenecemos. Por eso es tan importante, tan decisivo, el papel de Europa¡ ?y tan decepcionante que no lo est¨¦ cumpliendo o lo haga con tan poca visi¨®n de conjunto! Nadie puede creer que los agentes financieros globales que nos han llevado a esta crisis puedan ser regulados desde un solo pa¨ªs.
Tenemos que actuar dentro de nuestras fronteras en aquello que podemos y debemos corregir para ganar productividad, competitividad y empleo. Los agentes sociales y econ¨®micos tienen que empujar en la misma direcci¨®n.
Tenemos que hacer propuestas claras y sostenidas en la Uni¨®n Europea, para reforzar los elementos de gobernanza econ¨®mica en el espacio monetario que compartimos; para emplear la potencialidad del Banco y del Fondo Europeo de Inversiones; para completar una buena regulaci¨®n ¡ªigual para todos¡ª del funcionamiento del sistema financiero.
Ya pasaron las elecciones y no podemos parar la marcha del pa¨ªs para salir de la crisis. Para Espa?a, lo mejor es continuar las reformas, agotando ese tiempo democr¨¢tico que resta de legislatura. En menos de un a?o los ciudadanos decidir¨¢n en qu¨¦ manos ponen esa salida y con qu¨¦ prop¨®sitos. Es la hora de la verdad. Demostremos que somos la mejor respuesta para nuestra sociedad.??
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