Hora de pactos
Los acuerdos deber¨ªan evitar contradicciones y no cerrar el paso a los partidos m¨¢s votados
La polarizaci¨®n en torno a las dos grandes fuerzas pol¨ªticas de ¨¢mbito nacional, Partido Popular y Partido Socialista, no ha decidido en todos los casos el color de algunos Ayuntamientos y Gobiernos regionales tras las elecciones del 22 de mayo. Aunque los pactos son inevitables, consideraciones como la proximidad de las generales y, en el Pa¨ªs Vasco, el acomodo de las fuerzas democr¨¢ticas con la irrupci¨®n de Bildu, hacen que las combinaciones se compliquen. Dependiendo de con qui¨¦n se pacta, se env¨ªa uno u otro mensaje a un electorado que ser¨¢ de nuevo convocado a las urnas en un plazo m¨¢ximo de 10 meses.
La direcci¨®n de Izquierda Unida en Extremadura ha recurrido a una consulta entre los militantes para resolver la dif¨ªcil disyuntiva en la que se encuentra. Su celebraci¨®n es m¨¢s una prueba de la extrema dificultad de adoptar una decisi¨®n que un encomiable ejercicio de democracia interna. Si IU se abstiene, bien para marcar diferencias con los socialistas de Fern¨¢ndez Vara, bien para atenerse al principio de que corresponde a la lista m¨¢s votada el primer intento de formar Gobierno, ser¨¢ el PP de Extremadura quien se haga con esa comunidad. Y este desenlace entrar¨ªa en contradicci¨®n con la pol¨ªtica de la coalici¨®n de cerrarle el paso a la derecha.
En Asturias, el problema es de otra naturaleza: la escisi¨®n del Partido Popular encabezada por un airado ?lvarez-Cascos es la lista m¨¢s votada, pero necesita del acuerdo con su antigua formaci¨®n para ser investido. En este caso, se trata, por as¨ª decir, de una querella de familia, en la que los ¨²nicos obst¨¢culos para alcanzar un pacto tienen que ver con la compatibilidad o la incompatibilidad entre dirigentes pol¨ªticos que han decidido en esta ocasi¨®n recorrer caminos distintos para satisfacer ambiciones personales.
Es en el Pa¨ªs Vasco, sin embargo, donde la pol¨ªtica de pactos conlleva decisiones que trascienden un mero acuerdo para formar mayor¨ªas. El Partido Popular, el Partido Socialista y el PNV tienen en sus manos la posibilidad de entenderse para mantener, respectivamente, las alcald¨ªas de ?lava y San Sebasti¨¢n, y la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa. De no hacerlo, Bildu obtendr¨ªa un importante poder institucional. Las reticencias hacia esta coalici¨®n se multiplican por el hecho de que la banda terrorista no ha desaparecido del todo, aunque, seg¨²n todos los indicios, atraviese una fase terminal.
Hay errores que deber¨ªan ser evitados en la pol¨ªtica de pactos. Acordar combinaciones contradictorias en unas instituciones y otras contribuir¨ªa a acentuar el desprestigio de la pol¨ªtica. Por otra parte, los procedimientos deber¨ªan ser respetados, con independencia de que el resultado se conozca de antemano. Si una fuerza es la m¨¢s votada, deber¨ªa tener derecho a intentarlo y fracasar. Y solo en ese momento ser¨ªa aconsejable acordar combinaciones alternativas. ?
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