@Conrubalcaba es un modelo y un estilo
No era un d¨ªa f¨¢cil para el nuevo candidato. Ni siquiera para Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, seguramente uno de los pol¨ªticos m¨¢s contrastados de Espa?a. El propio orador lo admiti¨® nada m¨¢s comenzar, como para exorcizar sus nervios. R de relajado. Pero ¨¦l dijo que no lo estaba, parafraseando la R de reposado que dec¨ªa el v¨ªdeo de presentaci¨®n. No era f¨¢cil porque lo de ayer no era exactamente un mitin, tampoco un acto interno del partido, ni un debate en el Congreso de los Diputados, ni mucho menos un encuentro fren¨¦tico de campa?a electoral. Era su discurso de Estado, a la naci¨®n, de proyecto de pa¨ªs. Una tesis completa, de 70 minutos, sobre c¨®mo ve Rubalcaba el presente y la salida para Espa?a. No estamos acostumbrados, ni los periodistas ni los electores, a escuchar este tipo de intervenciones una calurosa ma?ana de julio. Al contrario. No es ese el nivel habitual. Lo normal es una visita para la foto, un canutazo, una rueda de prensa sin preguntas, dos totales de 20 segundos (declaraciones cortadas para televisi¨®n o radios), y en el mejor de los casos una buena ensalada de titulares. Rubalcaba, adem¨¢s, pasa por ser uno de los pol¨ªticos de Espa?a que mejor teje titulares. En sus ruedas de prensa es habitual que ¨¦l se autopregunte y se conceda la mejor y m¨¢s escueta respuesta. No se aplaude de milagro, aunque no le faltan colaboradores para corearle. Tendr¨¢ m¨¢s.
Uno de sus escasos puntos flacos tiene que ver precisamente con la alta consideraci¨®n que tiene de s¨ª mismo. No encuentra rivales de su nivel enfrente, ni entre los periodistas ni en la oposici¨®n. Y a veces se relaja demasiado. Lo ve f¨¢cil. Se conf¨ªa. Le ha pasado alguna vez en el Parlamento. Por eso no da entrevistas para los peri¨®dicos.
Pero ayer no se relaj¨® nada. Se present¨ªa en su cara su sentido de la responsabilidad. Lo ten¨ªa todo concienzudamente pensado, cuadriculado, planeado. Es un mani¨¢tico de las formas. Todo bajo control. Ha estado 10 d¨ªas encerrado en su despacho y se ha dejado asesorar poco. Gener¨® demasiada expectaci¨®n, incluso en el actual presidente del Gobierno, que ayer transmiti¨® a sus allegados que su sucesor hab¨ªa superado esas expectativas.
Y ese fue el mensaje general escuchado ayer en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid tras la clase magistral.
Hace 11 a?os, en julio de 2000, en el XXXV Congreso del PSOE, los delegados desenga?ados por la derrota de Joaqu¨ªn Almunia arriesgaron y optaron por la aventura del zapaterismo. Por nueve votos bien perge?ados aquella madrugada por Jos¨¦ Blanco en las tinieblas de un guerrismo en decadencia. Zapatero mir¨® con sus ojos limpios a las c¨¢maras y a sus rivales (ahora parece incre¨ªble: Jos¨¦ Bono, Rosa D¨ªez y Matilde Fern¨¢ndez), se dirigi¨® al auditorio y les exhort¨® a creerse que no estaban tan mal, aunque acababan de perder. Pero a¨²n conservaban muchos feudos locales. Ahora ni eso. Al PSOE apenas le queda nada que preservar. El futuro es muy incierto. Y Rubalcaba no quer¨ªa ayer soltar ninguna soflama. Quiso parecer cre¨ªble, su punto m¨¢s d¨¦bil, tras tantos a?os instalado en el poder.
Se visti¨® de profesor y desgran¨® sus ideas. Bien estructuradas y ordenadas. Largo y denso, pero bien explicado. Ese ser¨¢ el tono y estilo tambi¨¦n de la campa?a. Por no haber no habr¨¢ enfrentamientos dial¨¦cticos brutales con el PP y Mariano Rajoy, a los que ayer no quiso citar premeditadamente.??
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.