Sorpresa, pero menos

El nombramiento de Antonio Camacho como ministro del Interior estaba cantado desde el momento en el que Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero dijo el jueves que el cambio de Gobierno ser¨ªa ¡°moderado y prudente¡± y en el que Alfredo P¨¦rez Rubalcaba apuntaba por la continuidad en un ministerio tan decisivo y complejo como es Interior. Zapatero lo ha confirmado en la explicaci¨®n que ha ofrecido al reconocer a Camacho como part¨ªcipe de los ¨¦xitos del ministerio en la lucha contra el terrorismo.

Las inc¨®gnitas estaban en la sucesi¨®n de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba en la portavoc¨ªa y en la vicepresidencia primera, sobre todo por la figura de Jos¨¦ Blanco. Zapatero pod¨ªa haber nombrado al ministro de la Presidencia, Ram¨®n J¨¢uregui, como portavoz del Ejecutivo, en la medida en que ten¨ªa cierta tradici¨®n en el PSOE combinar el Ministerio de la Presidencia, del que es titular el socialista vasco, con la portavoc¨ªa gubernamental.

Pero Zapatero ha manejado otro esquema. El presidente ha optado por dar mayor realce, en ya su ¨²ltimo Gobierno, al ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, Jos¨¦ Blanco. Blanco ha sido el n¨²mero tres de Zapatero en estos a?os, tras Rubalcaba. Adem¨¢s, su papel de factotum del PSOE, en estos 11 a?os, ha quedado mermado con la entronizaci¨®n de Rubalcaba como candidato socialista.

Pero el reconocimiento de Zapatero ha sido limitado. Le ha dado la portavoc¨ªa del Gobierno, pero no la vicepresidencia primera. Se ha limitado a correr el escalaf¨®n dando a entender que Rubalcaba era insustituible como vicepresidente primero. Una forma tambi¨¦n de poner de relieve su nuevo papel como candidato socialista. As¨ª es que el ¨²ltimo relevo del Gobierno de Zapatero ha tenido alguna sorpresa, ha tenido algo de sorprendente, pero menos que en otras ocasiones.