No fueron unos d¨ªas m¨¢s
El periodista vasco Gorka Angulo rememora c¨®mo vivi¨® el secuestro y asesinato de Blanco
El d¨ªa que ETA secuestr¨® al concejal del PP en Ermua Miguel ?ngel Blanco para asesinarlo a c¨¢mara lenta, me enter¨¦ de la noticia en Santurtzi (donde viv¨ªa entonces), en la calle, cuando estaba recopilando informaci¨®n para un peque?o reportaje. En julio de 1997 trabajaba en un peri¨®dico local y colaboraba con varios medios m¨¢s. Nac¨ª en 1968, 26 d¨ªas antes que Miguel ?ngel Blanco, y desde los diez a?os estoy enganchado a la lectura diaria de los peri¨®dicos. Esto me ha servido, como suelo decir, para tener, m¨¢s que una memoria hist¨®rica, una historia memorizada en mi disco duro con hechos, fechas, nombres e im¨¢genes ligadas al terrorismo o la pol¨ªtica vasca.
Con toda esa informaci¨®n presente en mi cabeza, siempre he tenido claro que, por muy periodista que fuera, ante el terrorismo no se pod¨ªa ser nunca como el juez de silla de un partido de tenis. Por eso, el secuestro con fat¨ªdica cuenta atr¨¢s del concejal ermuarra me trajo a la memoria dos nombres y dos im¨¢genes del pasado que me impresionaron vivamente cuando ten¨ªa 12 y 15 a?os: el del ingeniero jefe de la inacabada central nuclear de Lem¨®niz, Jos¨¦ Mar¨ªa Ryan, y el del capit¨¢n de Farmacia, Alberto Mart¨ªn Barrios, ambos secuestrados y asesinados por ETA con un chantaje imposible de cumplir en un plazo estrecho de tiempo. Con ellos, dos fotos imposibles de olvidar: la de Josefa Mur¨²a, la viuda de Ryan, y la de Mart¨ªn Barrios, asesinado en Galdakao. Hay fotos que no se olvidan nunca, como la del cad¨¢ver del militar asesinado y la de aquella mujer con dos de sus cinco hijos esperando un feliz desenlace del secuestro de su marido que nunca lleg¨®.
Desde el minuto uno me enganch¨¦ a la televisi¨®n y la radio con la esperanza de que aquellas im¨¢genes no se volvieran a repetir y, como un ciudadano m¨¢s, particip¨¦ en todas las manifestaciones para pedir la libertad del joven concejal popular. Aquel d¨ªa hab¨ªa fiestas en Santurtzi. En el balc¨®n de mi casa, incapaz de conciliar el sue?o, me preguntaba de madrugada c¨®mo pod¨ªa estar la gente divirti¨¦ndose con lo que estaba pasando.
El entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, dijo la v¨ªspera de la manifestaci¨®n celebrada en Bilbao horas antes de que venciera el plazo de los terroristas que no pod¨ªa ser ¡°un d¨ªa m¨¢s¡±. Y no lo fue. Aquel s¨¢bado, d¨ªa de playa despu¨¦s de muchos d¨ªas de junio y julio nublados, pens¨¦ que nos juntar¨ªamos los de siempre, pero, al ver que los trenes de cercan¨ªas desde Santurtzi llegaban llenos a Barakaldo y que cientos de personas iban en direcci¨®n al lugar de salida de la manifestaci¨®n, reconoc¨ª mi equivocaci¨®n y recuper¨¦ la esperanza en una sociedad siempre desconcertante en su respuesta al terrorismo. Fue una manifestaci¨®n multitudinaria e hist¨®rica que termin¨® con una desgarradora petici¨®n de vuelta a casa a Miguel Angel Blanco de su hermana Mari Mar. Una hora antes del ultim¨¢tum de ETA paseaba con un amigo por las desiertas calles de Bilbao. Fuimos a la sede del PP y all¨ª compartimos el desenlace fatal. Prefiero no contarlo con detalle porque fueron demasiadas im¨¢genes para no olvidar.
Al d¨ªa siguiente me pidieron que leyera en la plaza Moyua de Bilbao el comunicado que hab¨ªa redactado Gesto por la Paz. La emoci¨®n y la impresi¨®n por tantos miles de personas delante y lo vivido aquellos d¨ªas me imped¨ªan leer con calma el texto en euskera y castellano. Al final a?ad¨ª un sentido ?Viva la Libertad! Se lo hab¨ªa escuchado a Ram¨®n Rubial en el funeral de Fernando M¨²gica y consideraba necesario que los de la generaci¨®n de la democracia hici¨¦ramos nuestro ese grito de quienes eran un referente en la lucha por la libertad. Al d¨ªa siguiente algunos medios me apuntaban como miembro de Nuevas Generaciones, las juventudes del PP. No ten¨ªa edad para ello, pero ni me molest¨¦ en que lo rectificasen porque aquellos d¨ªas todos fuimos Miguel ?ngel Blanco.?
Gorka Angulo es periodista.
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