¡°?Este Papa mola, se merece la ola!¡±

La tormenta que interrumpi¨® la vigilia en el aer¨®dromo de Cuatro Vientos provoc¨® flujos de peregrinos en los dos sentidos. Los que se hab¨ªan quedado fuera despu¨¦s de que la organizaci¨®n decidiera cerrar las puertas ¡°desbordada por la afluencia de p¨²blico¡± pudieron entrar. Y muchos de los que estaban dentro para dormir, abandonaron el recinto con sus colchones mojados. Los j¨®venes que decidieron aguantar se despertaron ayer con Las ma?anitas, interpretadas por un mariachi a las siete y media. El fr¨ªo nocturno y el suelo embarrado eran los enemigos a batir para poder dormir un rato.

Los peregrinos tuvieron tiempo de rezar, de reencontrarse con amigos y conocidos, de conocer gente, explicaba una mallorquina de 17 a?os maravillada con sus correligionarios italianos. Y s¨ª, tambi¨¦n hubo ocasi¨®n de ligar, a?adi¨®. A instancias de otra voluntaria, precis¨® que se refer¨ªa al intercambio de alg¨²n beso. Durante la velada, pudieron repetir y perfeccionar los c¨¢nticos y consignas con los que peregrinos y voluntarios han agasajado al Pont¨ªfice, como ¡°Benedicto, equis, uve, palito¡±, en referencia a los n¨²meros romanos de su nombre eclesi¨¢stico.

Por la tarde, tras la misa, los voluntarios se encontraron con el Papa en el recinto ferial de Ifema. ¡°He dormido solo dos horas, pero quer¨ªa estar aqu¨ª¡±, explic¨® Antonio Briones, de 29 a?os. Muchos de los congregados pasaron la noche anterior casi en vela para reparar los estragos de la tormenta y despejar los viales del aer¨®dromo de Cuatro Vientos al paso del papam¨®vil, adem¨¢s de descargar un cami¨®n con las 120 cajas de sotanas para los 14.000 curas que oficiaron la misa junto a Benedicto XVI.

En el escenario de la feria de muestras, pen¨²ltima parada de la visita papal, el grupo de rock La voz del desierto, formado por tres sacerdotes y tres seglares de la di¨®cesis de Alcal¨¢ de Henares, caldeaba el ambiente: ¡°?Resucit¨®, resucit¨®, resucit¨® el Se?or!¡±. Les sigui¨® el padre To?o, del grupo To?o Casado y amigos, cuya misi¨®n fue ensayar con los j¨®venes varias coreograf¨ªas y el grito de guerra con el que quer¨ªan despedir al Pont¨ªfice: ¡°?Este Papa s¨ª que mola, se merece una ola!¡±. La sucesi¨®n de manos en alto fue una de las ¨²ltimas im¨¢genes de los j¨®venes de la jornada que Benedicto vio antes de partir.