A pesar de todo, balance positivo
Marcado por la crisis, el principal legado de Zapatero ser¨¢ las reformas democr¨¢ticas
Ley de matrimonio homosexual, enmienda constitucional de limitaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, retirada de las tropas de Irak, aumento sustancial del salario m¨ªnimo y de las pensiones m¨ªnimas, ampliaci¨®n del permiso de paternidad, ley de la memoria hist¨®rica, reforma del sistema de pensiones, independencia de RTVE, leyes antitabaco, ley del divorcio, ley de dependencia, Conferencia de Presidentes auton¨®micos, eliminaci¨®n y recuperaci¨®n del impuesto de patrimonio, ley de plazos del aborto, aumento sustancial de la inversi¨®n en I+D, proceso de paz y desaparici¨®n de la actividad terrorista, ley sobre violencia de g¨¦nero, 0,7% de ayuda exterior, carn¨¦ por puntos y disminuci¨®n dr¨¢stica de los muertos en carretera, abaratamiento del despido, cheque beb¨¦ y retirada posterior del mismo, regularizaci¨®n de inmigrantes, recortes a los funcionarios, ley sobre violencia de g¨¦nero, reforma del sistema de financiaci¨®n de las autonom¨ªas, limitaci¨®n de la publicidad institucional, ley de igualdad entre hombres y mujeres, etc¨¦tera.
Cabe preguntarse si es posible encontrar un hilo conductor que d¨¦ sentido a esta mara?a de intervenciones. Para poder responder, hay que recordar primero cu¨¢l era el punto de partida. En marzo de 2004, el PP perdi¨® las elecciones por mentir sobre la autor¨ªa del peor atentado terrorista de la historia de Espa?a. Aquello fue un intento grave de subvertir las reglas democr¨¢ticas enga?ando a la ciudadan¨ªa. La situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs era buena en lo econ¨®mico pero mala en todo lo dem¨¢s: el estilo autoritario de Aznar hab¨ªa tensado al m¨¢ximo las relaciones con las naciones vasca y catalana y el apoyo a la guerra de Irak, en contra de la opini¨®n p¨²blica espa?ola, fue un error capital. No es entonces de extra?ar que tanto el programa electoral de 2004 como el primer discurso de investidura de Zapatero dieran gran importancia a la pol¨ªtica exterior, a la recuperaci¨®n de las formas democr¨¢ticas y a la cuesti¨®n territorial.
La pol¨ªtica exterior de Aznar fue rectificada antes incluso de la primera reuni¨®n del Consejo de Ministros, con el anuncio de la retirada de las tropas de Irak. En cuestiones de democracia y ciudadan¨ªa, el Gobierno tom¨® medidas muy importantes sobre nuevos derechos civiles y sociales. Inspirado por la filosof¨ªa del republicanismo, que introduc¨ªa una perspectiva original en los planteamientos tradicionales de la socialdemocracia, el Gobierno impuls¨® un proyecto radical destinado a aumentar la autonom¨ªa de colectivos ciudadanos especialmente vulnerables (homosexuales, dependientes, inmigrantes sin papeles, mujeres maltratadas). En este sentido, la pol¨ªtica social m¨¢s importante fue la ley de dependencia, si bien su desarrollo se centr¨® en transferencias a las familias y no en la creaci¨®n de una red de personal especializado en atenci¨®n a los dependientes que hubiera generado actividad econ¨®mica y mayor tasa de actividad en el mercado de trabajo. En pol¨ªtica social, adem¨¢s, falt¨® un impulso decidido a la creaci¨®n de guarder¨ªas p¨²blicas, una medida m¨¢s ¨²til socialmente y m¨¢s eficiente econ¨®micamente que, por ejemplo, el cheque beb¨¦.
En la misma l¨ªnea republicanista, Zapatero se propuso reforzar las instituciones y el Estado de derecho. Su mayor contribuci¨®n en este campo, que dej¨® en evidencia a todos los Gobiernos anteriores de la democracia, fue garantizar la independencia de la televisi¨®n y la radio p¨²blicas. Hubo, sin embargo, dos leyes, la de transparencia y la de laicidad, que podr¨ªan haber culminado estos cambios durante la segunda legislatura y que, debido a c¨¢lculos pol¨ªticos miopes, se quedaron en un caj¨®n.
En materia territorial, Zapatero normaliz¨® las relaciones con las autonom¨ªas, desactiv¨® el Plan Ibarretxe, convoc¨® la Conferencia de Presidentes y propuso una reforma constitucional del Senado bastante razonable que el PP se neg¨® a considerar. La litigiosidad territorial en el Tribunal Constitucional decay¨® significativamente con respecto a la ¨¦poca de Aznar. Tambi¨¦n alent¨® Zapatero una reforma de los estatutos de autonom¨ªa como desarrollo de la ¡°Espa?a plural¡±. Aqu¨ª, sin embargo, todo qued¨® ensombrecido por el confuso episodio del Estatuto catal¨¢n, en que se acumularon los desprop¨®sitos por parte del tripartito y del Tribunal Constitucional y que termin¨® dejando insatisfechos a casi todos.
Relacionado con el problema territorial, Zapatero se arriesg¨® enormemente con el proceso de paz. Se ha repetido una y mil veces que el proceso fracas¨®, como si la soluci¨®n policial, que dura ya m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, hubiera sido un ¨¦xito indiscutible. Sin embargo, hay que reconocer que, gracias al proceso, el PSE fue recompensado en las urnas y hubo, por primera vez, un lehendakari no nacionalista: la ciudadan¨ªa vasca valor¨® positivamente la iniciativa del Gobierno y entendi¨® que fue ETA quien frustr¨® las expectativas. En este sentido, el elemento crucial que decant¨® la decisi¨®n de los de Otegui de poner distancia con ETA fue el veto de los terroristas al acuerdo de Loyola alcanzado entre el PSE, el PNV y Batasuna. El proceso, por lo dem¨¢s, no sirvi¨® a los terroristas para reorganizarse.
Curiosamente, los resultados menos brillantes se produjeron en el ¨¢mbito econ¨®mico, que era la mejor herencia del Gobierno de Aznar. Solbes puso el piloto autom¨¢tico y se dej¨® arrastrar por la inercia del boom. No solo se desatendi¨® la reforma fiscal, sino que el Gobierno ni siquiera se atrevi¨® a retirar las deducciones por compra de vivienda. Aqu¨ª no hubo propuestas audaces. El PSOE, completamente ciego, bas¨® buena parte de su programa electoral de 2008 en la expectativa del pleno empleo, cuando era entonces evidente no que vendr¨ªa una gran recesi¨®n, pero s¨ª que se complicar¨ªa el panorama econ¨®mico mundial. En estas lleg¨® la crisis y pill¨® a Zapatero con el paso cambiado. Su reticencia a reconocer la crisis y la refutaci¨®n sistem¨¢tica de sus vaticinios optimistas fueron el comienzo de una p¨¦rdida irreversible de sinton¨ªa con la opini¨®n p¨²blica.
Espa?a, con todo, fue uno de los pa¨ªses europeos que mayor esfuerzo realiz¨® en pol¨ªticas antic¨ªclicas en 2009. Pero en 2010 lleg¨® la crisis de la deuda en el ¨¢rea euro y Europa forz¨® un cambio radical de rumbo. Resulta ilusorio pensar que cualquier otro Gobierno pudiera haber evitado el ajuste que se le impuso a Espa?a en mayo de 2010. No obstante, la respuesta s¨ª pod¨ªa haber sido m¨¢s equilibrada, pues el Gobierno se neg¨® en rotundo a tomar medidas para que las grandes fortunas y las grandes empresas contribuyeran al sacrificio colectivo. Zapatero se meti¨® a continuaci¨®n en una reforma urgente de las pensiones, a pesar de que no ten¨ªa ninguna relaci¨®n con la crisis, y abarat¨® el despido en contra de lo que ¨¦l mismo hab¨ªa estado manteniendo hasta unas pocas semanas antes. Pero sin duda la medida m¨¢s extra?a y de m¨¢s dif¨ªcil justificaci¨®n para un Gobierno socialdem¨®crata ha sido la limitaci¨®n constitucional del d¨¦ficit, una medida destinada a paliar una situaci¨®n coyuntural que ata arbitrariamente las manos del Ejecutivo en el futuro. Dicho esto, debe reconocerse que, a pesar de todas las cr¨ªticas que puedan hacerse, Espa?a ha logrado, por el momento, evitar la intervenci¨®n que Grecia, Irlanda y Portugal han sufrido, lo que no es poco.
?C¨®mo se valorar¨¢n estas dos legislaturas en el futuro? El balance quedar¨¢ marcado por la crisis, que trunc¨® el proyecto pol¨ªtico del Gobierno. En la parte no econ¨®mica se acabar¨¢ valorando la importancia que tuvo el proceso de paz en el fin de ETA y se reconocer¨¢ el ¨¦xito del Gobierno en este campo tanto durante como despu¨¦s del proceso. Quedar¨¢ para la historia de la infamia la acusaci¨®n de Rajoy a Zapatero de ¡°traicionar a los muertos¡±. Pero a mi juicio, el principal legado, y tambi¨¦n el m¨¢s duradero, de los Gobiernos de Zapatero consistir¨¢ en las reformas democr¨¢ticas y en la implantaci¨®n de los nuevos derechos civiles y sociales, que han hecho de Espa?a un pa¨ªs menos ¨¢spero y m¨¢s decente.
Ignacio S¨¢nchez-Cuenca es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense y autor de M¨¢s democracia, menos liberalismo (Katz).
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